El gobernador de Tucumán, José Alperovich, se había puesto al frente de un sector del kirchnerismo que apostaba a revivir la fallida estrategia electoral de las candidaturas testimoniales de 2009, ante un escenario que se avizora complicado para el oficialismo.

La maniobra de Alperovich escondía también el deseo personal de “plebiscitar” su gestión con la intención, como admitieron en su momento varios hombres de su entorno, de preparar el escenario para una reforma constitucional que habilite la reelección indefinida.

Sin embargo, el mandatario provincial sorprendió ayer y dio marcha atrás con su candidatura a diputado nacional. "Creo que sería una burla a la gente ir por una testimonial. A los tucumanos no se les puede mentir. Creo que el que piense eso está loco", afirmó echando por tierra una posibilidad que había nacido desde su círculo más cercano.

De hecho, fue su mujer Beatriz Rojkés quien en el más pasado había confirmado la postulación. "Cuando jugamos queremos ganar. Esta no es una elección más. Es una bisagra. Y para ganar vamos a llevar al mejor candidato que tenemos. No me asusta ni me avergüenza la palabra testimonial, porque sabemos que estamos poniendo lo mejor, que es José Alperovich", afirmó en ese momento la presidenta provisional del Senado.

Este cambio rotundo tendría dos razones fundamentales. La primera que se menciona es una supuesta decisión de Cristina Kirchner de frenar las testimoniales. “No empecemos de nuevo con eso de las testimoniales. El que va de candidato, asume”, dijo a la presidenta a uno de sus colaboradores directos, según contó días atrás Clarín.

La versión suena muy fuerte por estas horas en Tucumán y también echaría por tierra el “Plan B” de Alperovich. Es que la segunda opción del gobernador era postular al intendente de la capital tucumana, Domingo Amaya. Pero esto no sería posible porque el alcalde no estaría dispuesto a dejar su cargo por lo que su candidatura también sería testimonial. Ahora, la opción más firme parece ser el ministro de Salud de la Nación, Juan Manzur.

La otra razón para que el gobernador desista fueron las encuestas encargadas tanto por el peronismo como por el radicalismo. Según el diario La Gaceta, los números que tenía el oficialismo no eran tan alentadores para las expectativas de Alperovich y habría decidido no arriesgarse a una travesía arriesgada.

En la oposición, en tanto, manejaban una encuesta de la consultora de Julio Aurelio en la que el mandatario estaría rondando el 42%, unos siete puntos por encima del radical José Cano, que aglutinaría a casi toda la oposición. La cifra considerablemente menor a la que obtuvo en 2011, cuando rozó el 70% y le sacó más de 50 puntos al senador nacional.

La reacción opositora

La oposición tomó con sorpresa la decisión de Alperovich, que de alguna manera también podría alterar sus planes ya que todas las fuerzas habían acordado ir unidas detrás de la figura del radical Cano, quien había condicionado su postulación a la estrategia del gobernador.

El senador había desafiado el fin de semana al gobernador diciendo que "si José Alperovich decide ser candidato a diputado en las elecciones de octubre, yo voy a enfrentarlo".

Cano dijo hoy que esto "no cambia nuestros planes", aunque evitó hablar de su candidatura o confirmar cuales serán las cartas de la oposición. "Vamos a evaluar, con todos los que integramos este espacio alternativo, quiénes serán los candidatos. Será una decisión de un colectivo de gente que quiere poner fin a un proyecto familiar de manejo de la cosa pública", afirmó.

Es por eso que ahora el espacio opositor analiza los pasos a seguir y espera una decisión de Cano, calificado por un integrante del FAP como el "único capaz de unificar".

Por otro lado, los opositores analizaron la marcha atrás de Alperovich como resultado de las encuestas. Federico Masso, integrante de Libres del Sur y el FAP, dijo a La Gaceta que el gobernador "teme un fracaso electoral que le impida reformar la Constitución provincial". Por su parte, Rodolfo Burgos, también del FAP, indicó que "si no va, es porque los números no le dan bien". El demócrata cristiano José Manuel Páez aseguró que no le cree. "Está haciendo un juego; que no, que sí. Me parece más una operación que otra cosa".