La calma con la que anoche cerraron los controvertidos comicios en Venezuela fue sólo un espejismo o aquella que precede a la tormenta.

En Caracas y las principales ciudades del país hay piquetes y cacerolazos que según comentan los venezolanos no se venían hace décadas. Las protrestas son en reclamo de un recuento de votos que al menos determine si Nicolás Maduro ganó la elección.

Los venezolanos amanecieron hoy con la noticia de que Maduro seria proclamado Presidente por la Comisión Nacional Electoral (CNE) hoy mismo y la actitud prudente de Henrique Capriles que ayer solicitaba la apertura de las urnas (los tickets del voto electrónico van después a "cajas", como las llaman aquí) dejó lugar a declaraciones mucho más duras acompañadas de movilizaciones, cortes de calles y cacerolazos por parte de los "caprilistas".

Debilitado por el ajustado resultado (finalmente oficializado hoy en 2 puntos de diferencia) obtenido, el chavismo que anoche, a través de Maduro, había mostrado algunas tibias señales de conciliación hacia la oposición, pasó hoy a la ofensiva y no sólo se apuró en proclamar a su candidato a través del CNE – que controla – sino que además la Presidenta del organismo Tibisay Lucena descartó que se vayan a abrir todas las urnas más allá de los controles ya preestablecidos por la ley vigente.

Tras su proclamación Maduro retomó el tono duro de la campaña buscando posiblemente reanimar a las bases chavistas, conmocionadas por la perdida de 700 mil votos de octubre hasta acá.

No se privó además de algunas autocríticas sobre falta de "militancia" en barrios y fábricas e hizo mención a que anoche muchos se le habían acercado a pedirle perdón por no haber ido a votar "porque creían que la elección estaba ganada". Los mayores índices de abstención, explico Maduro, se dieron en los barrios pobres.

Buscando consolidar su legitimidad, Maduro detalló todos y cada uno de los llamados que recibió de mandatarios extranjeros. La primera Cristina Fernández de Kirchner, "anoche a la madrugada", pero también la brasilera Dilma Rouseff, el ruso Vladimir Putin y su vecino el colombiano Juan Manuel Santos entre otros.

Sin embargo, su debilidad de origen quedo en evidencia con la consigna que cantaban los chavistas convocados en Plaza Caracas, sede de la CNE: "Que nadie se equivoque, tenemos Presidente" repetían una y otra vez tal vez para convencerse a si mismos.

La estrategia del chavismo se complementa con "pegar" a la oposición al golpe de estado de 2002 y el paro petrolero de 2003 cuando se buscó derrocar a Chávez con actitudes antidemocráticas.

Lo dijo Maduro y la TV pública se cansó de pasar imágenes de esos trágicos episodios. Suponen en el chavismo que la irritación de los caprilistas, volcados por estas horas a las calles, es funcional a esa estrategia.

Capriles parece haber entendido que la radicalización – que también le proponen los sectores mas conservadores de su alianza – es funcional al chavismo y pidió a los suyos dejar las calles y optar en cambio por golpear las cacerolas, una estrategia que se replica en Argentina aunque por supuesto con menos fuerza.

El escenario es ahora impredecible. Maduro pidió a las fuerzas armadas no caer en provocaciones y estar atentos a los infiltrados y Capriles pidió que las manifestaciones sean pacíficas pero en el clima de tensión que se vive hoy en Caracas, todo es posible.