Tras haber sido favorecidos por un fallo judicial, los acreedores que no aceptaron el canje de deuda pidieron esta semana al juez Thomas Griesa que fuerce al país a pagar lo que debe. Y el magistrado respondió con una convocatoria a una reunión de las partes para mañana en su oficina.
Allí concurrirán los abogados de la Argentina -del estudio Cleary, Gottlieb, Steen & Hamilton- y representantes de los acreedores, beneficiados por el fallo de la Cámara de Apelaciones de Nueva York, publicó un matutino porteño.
Los letrados que defienden al país manifestarán ante el juez que el dictamen de la Cámara está "en suspenso". Además, sostendrán que se falló en "abstracto" sin beneficiar a un grupo en particular, por lo que confían que Griesa mantendrá ese criterio, añadió el periódico.
Por el contrario, el abogado del fondo NML-Elliot, Roger Cohen, presentó un escrito a Griesa donde aseguran que la sentencia ya tiene efecto pleno y que el Gobierno sólo está tratando de dilatarla.
Mientras tanto, Paul Singer, el titular de NML Capital -que embargó a la Fragata Libertad en Ghana- publicó una carta en la que critica con dureza al Gobierno argentino.
“"A diferencia de lo que algunos en la prensa quieren hacerles creer, no compramos deuda argentina para quedarnos con un barco demasiado grande para navegar en Long Island”", escribió. "“La verdad es que comenzamos a comprar bonos argentinos que no estaban en default muchos años atrás porque pensábamos que eran baratos en relación al vasto potencial económico de la Argentina".
Y agregó: "“Pero desde entonces, los precios resultaron muy golpeados por el prolongado proceso de desmanejo económico, el repudio de las deudas, el castigo a los bonistas y el litigio con miles de acreedores perjudicados que van desde pequeños inversores y jubilados de todo el mundo hasta compañías internacionales de petróleo y energía. Esto ha puesto a prueba la resistencia de quienes objetamos una de las peores ofertas de reestructuración de deuda soberana en la historia"
"“No siempre fue así”. “Es notable que antes de la Segunda Guerra Mundial, la Argentina era la sexta economía del mundo. Y mírenla ahora: expropiando activos de empresas y ciudadanos para llenar las arcas oficiales, imponiendo severas medidas proteccionistas, impidiendo que sus ciudadanos accedan incluso a pequeñas cantidades de dólares para poder viajar al exterior, moviendo activos por el mundo para evitar fallos judiciales de acreedores y condenando todo el tiempo a quienes tienen reclamos legítimos y sólo quieren recuperar lo que se les debe", continúan sus críticas.
Singer concluye: "“Irónicamente, su economía y sus ciudadanos se beneficiarían inmensamente si Argentina respetara la ley y pagara la deuda que aún está en default”. “En adelante, el país, así como sus provincias y sus empresas pagarían mucho menos interés, lo que no sólo cubriría los pagos a acreedores sino que también proveería miles de millones en superávit de dólares para ahorrrar o gastar según a la administración más le guste. Pero eso choca con las pretensiones oficiales, así que seguimos presionando".