El flamante subsecretario de Regulación Normativa del Transporte, Eduardo Sícaro, renunció hoy al cargo ante "el profundo malestar", que según dijo, le provocó su designación a los familiares de las víctimas de la tragedia de Once donde murieron 51 personas.
Sícaro, designado para ese cargo hace apenas tres días, era interventor en la Comisión Nacional de Regulación del Transporte (CNRT) cuando ocurrió la tragedia.
Este medio explicó en su momento que Sícaro era además un ariete de Randazzo para marcarle más el territorio al secretario del área, Alejandro Ramos, que sigue respondiendo a Julio de Vido y ha logrado tener línea directa con la propia Cristina Kirchner.
"Quiero que Alejandro sea el Gallucio del Transporte", suele repetir la Presidenta, en un elogio que también revela la alta consideración que tiene por el CEO de YPF.
La Política Online reveló hace dos días que un grupo de legisladores nacionales presentó un pedido de informes al Poder Ejecutivo para saber si es verdad que es uno de los dueños de la empresa Los Cardos Azules, que esta registrada como empresa de transporte de carga y cultivo de cereales pertenece a Sícaro.
Lazos similares a los que se le adjudican con Hugo Derudder, dueño de la empresa de omnibus Flechabus, que durante su gestión consolidó una posición hegemónica en el sector. De hecho, Sícaro enfrentó denuncias por no accionar contra incumplimientos de esta compañía, como hizo en el tren Sarmiento, lo que terminó derivando en la tragedia de Once.
Como sea, la titularidad de la firma Cardos Azules implica una grave incompatibilidad con el cargo que tuvo durante varios años como interventor de la CNRT y con su último ascenso. La revelación de esta situación por LPO sumada al rechazo de los familiares de la tragedia de Once, hizo insostenible su situación pese a que tenía todo el respaldo de Randazzo.
En el gobierno temían que su caso abriera otro escándalo al estilo de Ciccone, ya que Sícaro también goza de un importante nivel de vida que incluye un lujoso departamento en el centro porteño y en una de las mansiones más impresionantes de Luján, según reveló este medio.
Su salida vuelve a fragilizar la posición política de Randazzo, quien luego de estar prácticamente fuera del gobierno -en pleno pico del caso Ciccone donde fue sospechado de ser la fuente de Clarín, la Presidenta no le habló por meses-, había recuperado terreno al hacerse cargo de la conflictiva área de Transporte.
Pero sin embargo, la bocanada de aire acaso lo confundió y avanzó sobre áreas, organismos y dependencias como una tromba, poblandolas de ex funcionarios, legisladores y hasta concejales de la provincia de Buenos Aires. Llegando al extremo de anular licitaciones ya adjudicadas -retrasando más todavías obras vitales del sistema ferroviario- se sospecha para acercar a proveedores más cercanos.
En esa arremetida no dudó en pujar fuertemente para lograr la renuncia de Ramos -prometiéndole un venturoso futuro electoral en Santa Fe- y hasta se dio el lujo de ningunear a La Cámpora, la organización más cercana a la Presidenta.
"Randazzo está muy agrandado a los de La Cámpora ni les contesta los llamados, no les dio nada", reveló a LPO una fuente del kirchnerismo.
Las complicaciones de Sícaro
El ex titular de la CNRT está imputado en la causa de la tragedia de Once y en los tribunales de Comodoro Py se estima que el juez Claudio Bonadío podría procesarlo. Es que como reveló LPO, este funcionario advirtió al ex secretario de Transporte, Juan Pablo Schiavi, sobre las gravas fallas de seguridad que ponían en riesgo el tren Sarmiento, antes del accidente.
Pero pese a tener el poder legal de tomar medidas y hasta suspender el servicio, Sícaro no hizo nada, desconociendo su propio dictámen.
Pese a estos graves antecedentes, Randazzo no dúdo en ascenderlo. Lo conocía de las épocas que compartían el gabinete de Felipe Solá, cuando Sícaro ocupaba la cartera de Infraestructura.
De línea directa con funcionarios bonaerenses como el ministro de Transporte, Hugo Bilbao, el ascenso de Sícaro de la mano de Randazzo, reavivó en el kirchnerismo las siempre presentes sospechas de un acuerdo por debajo de la mesa entre el ministro del Interior y Daniel Scioli.
De hecho, cuando el ministro de Economía, Hernán Lorenzino, le pidido a su asesor y ex ministro bonaerense, Gerardo Otero, que le elaborara informes sobre la real situación económica de la provincia en medio de la pelea de la Rosada con Scioli, Otero renunció porque no quiso confrontar con el gobernador y Randazzo lo cobijó en Transporte donde hoy goza de un alto cargo.
Como sea, la salida de Sícaro, no termina de despejar sin embargo la influencia de este funcionario en el área. Su yerno, Fernando Cortes, sigue ocupando la estratégica gerencia de concesiones ferroviarias que tiene una gran responsabilidad en la tragedia de Once ya que debía controlar precisamente el funcionamiento del Sarmiento.