Esta tarde quedó en claro que Hugo Moyano es el único dirigente gremial capaz de llenar la plaza sin el auspicio del Gobierno. Pero más allá de los números concretos de la concurrencia a la movilización, la jornada dejó una serie de indicios que demuestran que la maniobra del líder de la CGT no tuvo la contundencia que él esperaba.

Basta con observar la foto que acompaña a esta nota para constatar que en el palco que utilizó Moyano para dirigirse a los manifestantes no estuvieron varios de los principales aliados con los que el camionero cuenta para renovar su mandato al frente de la central obrera.

En este tipo de actos masivos suele suceder lo contrario: los dirigentes hacen lo imposible por aparecer en la foto del palco. Hace poco más de un año, Moyano encabezó un acto sobre la avenida 9 de Julio en el que los ministros del gabinete de Cristina Kirchner se peleaban por un lugar.

En diciembre, en el acto en la cancha de Huracán por el Día del Camionero que Moyano eligió para romper con el Gobierno, el líder de la CGT estuvo al menos rodeado de colegas de peso en la CGT.

Pero al palco de esta tarde no se subieron ni el canillita Omar Plaini, ni el vocero de la CGT Juan Carlos Schmidt, dos de los dirigentes que Moyano cree como sus más cercanos aliados para renovar el mes que viene.

Quedó de manifiesto que no quisieron subirse al palco tampoco el titular de los textiles Jorge Lobais, ni el líder de los Químicos, Fabián Hermoso, ni el de los trabajadores de las estaciones de servicio, Carlos Acuña.

Los únicos que acompañaron a Moyano arriba del palco fueron Julio Piumato, de los judiciales, y Gerónimo Venegas, de la Uatre. El “Momo” es una de las mayores apuestas de Moyano para el Congreso del 12 de julio junto a otro dirigente que no se subió: Amadeo Genta, líder de los trabajadores municipales.

Doble juego

Todos estos dirigentes movilizaron y exhibieron sus banderas en menor y mayor medida pero no sólo esquivaron la foto sino que no se prendieron al paro nacional de la manera en que temía el Gobierno nacional.

Sólo los camioneros realizaron una medida de fuerza que se sintió y el paro de los canillitas impidió la distribución de los diarios.

Pero el resto de los gremios optó por sólo movilizarse y cubrir los puestos de trabajo con “guardias mínimas”. Ejemplo de ello fueron los municipales de Sutecba, que exhibieron sus pecheras cerca del Cabildo pero no se adhirieron al paro. De esta manera le quitaron impulso a la medida anunciada por Moyano que amenazaba con paralizar el país.

El caso paradigmático lo marcó Luis Barrionuevo, que había anunciado que adheriría al paro con su gremio de gastronómicos y con los sindicatos que le son afines.

Pero los restaurantes estuvieron abiertos incluso a sólo metros de la Plaza y los trabajadores de las estaciones de servicio, cuyo líder gremial, Carlos Acuña, responde a Barrionuevo, funcionaron con normalidad en todo el país.

Las únicas estaciones que pararon fueron las del centro porteño y sólo desde el mediodía hasta el fin del acto de Moyano que impidió el tránsito en toda esa zona.

El doble juego de Barrionuevo fue tal, que no sólo pegó el faltazo y evitó las fotos con la CGT oficial, sino que luego hizo difundir que vio el acto por TV.