El inesperado triunfo en las primarias sobre el mítico caudillo radical de Vicente López, Enrique “Japonés” García, curiosamente parece haberle aplacado el ego, siempre amenazante en los políticos. Acaso sea la cercanía de la posibilidad del gobierno lo que le otorgue ese aplomo y sobre todo, la prudencia que se observa en sus palabras. Es que Jorge Macri está a pasos de ser el segundo dirigente del Pro en gobernar un distrito. Como su primo si vence en octubre será intendente de la vecina Vicente López. Curioso destino de los Macri a quienes las peleas grandes –Presidencia, Gobernación- por ahora les resultan esquivas, pero parecen imbatibles a la hora de disputar intendencias.

La entrevista se pauta en Selquet la remozada confitería de La Pampa, en una mañana que no puede ser más soleada, con la vista de los bosques de Palermo y a metros de la subida a la autopista que lleva a Vicente López, casi una metáfora de la transición política, del más peronista de los Macri, este hombre que cree estar a semanas de empezar a abandonar el rol del “primo” para construir su propia historia.

La verdad: ¿Ni usted se imaginaba ganarle al “Japonés” García, no?

Fue una sorpresa muy grande. Nos veíamos bien, evidentemente la elección de la Ciudad ayudó, fue una campaña muy buena. Y la decisión de cambio: yo creo que hay mucha gente en Vicente López que dice “bueno, basta”. Pero pensábamos que estábamos para empatar, no para sacarle 6 puntos. Nos sorprendió la buena elección nuestra y la mala elección del intendente. Nos imaginábamos un empate en torno a los 20 puntos.

¿Y ahora que expectativa tienen para octubre?

De mucho entusiasmo y de mucha responsabilidad. En realidad, todavía no ganamos nada pero fue un buen primer paso. La primaria es como la pole position en la Fórmula 1: no hay premio en largar primero pero te impone una condición importante. Por un dato fundamental: más allá de haberle ganado al intendente por 6 puntos, le saqué 15 mil votos y casi 10 puntos al otro opositor. En un distrito en el que la gente ha tomado la decisión de un cambio, ser quien le puede ganar de manera tan emblemática al intendente, genera la posibilidad de mucho voto útil, de mucha gente que te preste más atención que antes y esté dispuesta a votarte.

¿Qué le dijo Macri cuando se conocieron los resultados?

No lo podía creer, estaba más sorprendido y contento que yo. Y estaba tan sorprendido, porque nosotros habíamos sido muy cautos en administrar las expectativas internas, porque había mucha incertidumbre. Hicimos una campaña muy corta, fuimos los últimos en lanzarnos y eso generaba mucha incertidumbre. Y además la última encuesta que habíamos hecho tenía casi un mes. No teníamos información reciente.

Pero es evidente que contaba con buena información, porque cuando insitió tanto en rechazar la candidatura a gobernador para pelear Vicente López, muchos en el Pro no terminaban de entenderlo…

Hubo dos decisiones. Primero comprender que nosotros no podíamos seguir dividiendo a la oposición. Y creo que fue una lectura correcta, porque creo que la gente castigó a la oposición dispersa. En la victoria de Cristina hay virtudes propias y defectos de la oposición. Hay mucha gente que termina votándola a Cristina cansada del espectáculo de egos de la oposición. Y yo hubiera sido uno más de esos dividendo al electorado de la provincia.

El segundo dato es que históricamente el electorado de Vicente López ha sido un distrito que nos ha recibido muy bien. Ya desde el 2005 con López Murphy... Hay un electorado muy interesado en las propuestas que plantea el PRO. Entonces esas dos cosas más esa vocación de cambio en la gente daban la sensación de que había una posibilidad de dar un paso hacia la gestión. Mi sueño es salir de esa lógica legislativa en la que aprendí mucho pero que yo siento que a mí se me agota, tengo ganas de ponerme a hacer, a trabajar, a gestionar.


¿Vivió el triunfo como una reivindicación? Porque en el PRO de la provincia decían que se sintieron abandonados y hubo cuestionamientos para elegir…

Hubo una discusión interesante en el PRO respecto de qué hacer. La mayoría de la gente creía que no teníamos que ir en una lista provincial sin candidato a presidente, que era la única alternativa que teníamos porque no teníamos marco de acuerdos con ninguna otra fuerza política. Pero algunos creían que lo mejor era tenerme a mí como candidato a gobernador. Creo que si termino ganando en Octubre va a haber una reivindicación, pero la política siempre es así. Si te va bien sos un campeón, si le errás sos un queso. Pero creo que tomamos la decisión correcta porque insisto, sólo hubiéramos ayudado a agravar el problema de la oposición. Más allá de lo que termine ocurriendo en Vicente López no hubiéramos hecho una buena elección provincial.

¿Usted cree que en el Pro han dimensionado lo que implica su triunfo? Si se confirma el resultado de la primaria sería el primer distrito que pasarían a gobernar sacando la Capital…

Es así, no hay otro. Ojalá que Julio Garro haga una gran elección en La Plata, pero Bruera también es un candidato fuerte e instalado. Néstor Grindetti está haciendo un esfuerzo bárbaro en Lanús, pero ahí el peso del kirchnerismo es más importante. Por lo que parecería que el distrito que hoy tenemos chances de gobernar es Vicente López, que además es un distrito bastante importante, con un presupuesto y un electorado importante. La cercanía con la Ciudad genera posibilidad de hacer cosas en conjunto.

Claro por momentos casi parece un barrio más del norte de la Capital…

Sí, pero tiene su identidad. Aunque hay dos formas de ver la General Paz: como algo que te divide o algo que te une. En seguridad tenemos que trabajar juntos, en cultura tenemos que trabajar juntos. Hay cosas en las que naturalmente se da la posibilidad de un vínculo muy concreto.

Con el tema de la Costa es posible profundizar alguna vinculación…

No, de hecho el intendente intentó con el Vial Costero plantear una unión con la Lugones de alguna manera, pero la Ciudad de Buenos Aires le ha dicho que no lo quiere generar. Las acciones en conjunto yo me las imagino más por el lado de la cultura, como sería ampliar gallerie night, esa movida tan piola que hace la Ciudad, que se meta dentro de Vicente López y capte mucho de una movida cultural que no se conoce pero que está ahí palpable. Hay entidades maravillosas en Vicente López que hoy están opacas, con un gobierno municipal que no las reconoce, no les da brillo.

El municipio

¿Cuántos habitantes tiene Vicente López?

Trescientos mil.

¿Y presupuesto?

500 millones de pesos.

Lo que se ve también es como en algunas zonas de la Capital, una explosión inmobiliaria, de construcciones de lujo, ya sea en edificios corporativos, o torres de departamentos…

Es lo que se desarrolla solo y naturalmente por la vista al río que es única. Pero en el resto del distrito hay una gran postergación. Poca gente sabe que Vicente López llega a la avenida Constituyentes. Mucha gente cree que termina en Panamericana. Y la verdad que el 40 por ciento de la gente vive entre Panamericana y Constituyentes, en el límite con San Martín. Ahí hay mucha postergación, ahí ha habido poco desarrollo y ahí yo creo que están las posibilidades reales de mayor desarrollo de Vicente López pero con decisiones estratégicas, como las que el Gobierno de la Ciudad tomó en Barracas y el polo de diseño, con Parque Patricios y el polo tecnológico.

Nuestra idea es en la zona de Munro generar un polo tecnológico, una universidad pública y un desarrollo de vivienda para primera vivienda de clase media. Hoy el joven que se casa en Vicente López no tiene dónde ir a vivir. Se va de Vicente López de hecho, se va a Ballester, a San Martín, al Tigre o se viene a Saavedra a la Ciudad de Buenos Aires. No hay vivienda de 1300, 1400 ó 1500 dólares el metro cuadrado. No existe ese desarrollo. Y planteamos la oportunidad para ese desarrollo con créditos del Banco Ciudad, créditos hipotecarios para que los jóvenes se instalen está justamente en el oeste, en Munro, que está postergado.

La relación con Cristina y Scioli

Si finalmente gana, tendrá que gobernar con Scioli seguramente como gobernador y Cristina como presidenta. ¿Cómo se prepara para ese escenario?

Bien. Primero que nada, yo no soy una amenaza nacional, con lo cual no creo que para el kirchnerismo nacional yo sea un problema. Además, con Scioli tengo una buena relación y tenemos un bloque importante en las cámaras de Diputados y Senadores de la provincia, así que yo me siento tranquilo de que voy a poder gestionar bien. Además, tampoco veo del lado del oficialismo una desesperación por ayudar a un intendente que ya lleva 24 años y que claramente la gente le dijo que quiere un cambio. Me parece que hay ciclos que se cumplen. Yo ni siquiera soy agresivo con García. Yo quiero llevar la posta ahora por un tiempo, me parece que es lo natural en política.

Le pregunto esto de la relación con Cristina porque me pregunto si sacó alguna enseñanza de la pulseada que mantuvo su primo con la Presidenta estos cuatro años…

Obvio, todos aprendimos. Para empezar yo arranqué en política siempre siendo minoría. En la primera Cámara de Diputados en la que estuvimos éramos 2 de 92. Perdimos votaciones 90 a 2, así que aprendí a los cachetazos. Y algo debo haber hecho bien porque terminé siendo vicepresidente de la Cámara. Se ve que alguna capacidad de entenderme con el oficialismo y con otros sectores políticos tengo, fui votado por unanimidad, me votaron todos los espacios políticos como vicepresidente de la Cámara.

Soy un tipo de diálogo y me parece que para el gobierno provincial y nacional, los intendentes que gestionan son una herramienta necesaria. Vamos a seguir viendo a un gobierno nacional que va a concentrar muchos recursos. Entonces ¿qué necesita el Gobierno nacional? Intendentes que cada vez que reciben recursos los transformen rápidamente en obras y que el gobierno nacional y provincial se lleven parte del crédito político de haberlas hechos. En mí van a encontrar mejor gestión que la de García, así que no creo que vayamos a tener un problema en ese sentido.

¿Cómo es la relación con Leo Rial, el candidato del sciolismo en Vicente López, que el propio García lo ha presionado para que se baje y ha dicho que no va a resignar su postulación?

Primero de respeto, porque me parece que alguien que se está bancando la parada como él merece respeto. No es muy habitual hoy en día en la política gente que se banque la presión. Segundo que me parece que es una expresión política genuina: hay un peronismo, hay un kirchnerismo y un sciolismo en Vicente López que no quiere votar a García. El problema no es Rial: el problema para García es que hay un electorado que quiere votar a Cristina, quiere votar a Scioli y no lo quiere votar a él.

Uno como candidato lo que hace es reflejar un fenómeno anterior que es gente que quiere otra cosa. Es razonable que Rial no baje esa bandera porque representa a mucha gente y no importa si esa gente permite ganar o no ganar, porque al que vota no le importa como te va a vos. Quiere ser representado y si Rial se baja va a dejar un electorado vacante que además yo no creo que lo vaya a captar el intendente.

Duhalde y los barones del Conurbano

Usted sacó bastante más votos que Eduardo Amadeo, el candidato a gobernador de Duhalde y que el propio Duhalde con quien comparte boleta. ¿Imagina que va a volver a ser beneficiado por el corte de boleta, existe esa cultura en Vicente López?

Vicente López es un distrito con una cultura de corte histórica. Han ganado presidentes radicales y peronistas y García después ganaba acá. O sea, García ha trabajado mucho el concepto de corte y ha ganado con Menem, con De La Rúa, con el kirchnerismo. Él ha sabido consolidar algo que hoy perdió, que es un tono vecinal. Por eso a mí me sorprende escucharlo a él quejarse de las colectoras, porque él era el vecinalismo más un candidato a presidente. Él siempre trabajó con dos o tres listas. Entonces quiere echarle la culpa a la política de lo que le pasa en el vínculo con el vecino.

El vecino de Vicente López se siente inseguro, con un intendente que no comprende lo que le está pasando, lejano y que no está gestionando. Y ha decidido que quiere un cambio. Cuando la gente toma la decisión de un cambio es muy difícil frenarlo desde la política.

¿Si llegara a ganar se imagina trabajando en conjunto con sus pares del Conurbano norte, en su mayoría kirchneristas?

Sí, tenemos que reeditar la zona metropolitana norte, que es la reunión de varias intendencias para defender intereses conjuntos. Naturalmente hay una coincidencia de problemáticas entre Tigre, San Fernando, San Isidro y Vicente López que también se vincula con San Martín y Malvinas en muchos sentidos. Ese grupo de problemáticas te permite sentarte con el gobernador y plantear una visión estratégica de obra pública.

Como así también unificar posiciones a la hora de discutir el nombramiento de un jefe de policía para la departamental norte que incluye a todos estos municipios; además de plantear políticas de seguridad conjuntas. Particularmente con todos los que te nombré con quien más afinidad tengo por un tema probablemente generacional es con Sergio Massa. Tenemos una lectura similar de cómo trabajar la seguridad, nuestros equipos técnicos intercambian ideas, creo que hacia delante podemos hacer muchas cosas juntos en la región norte.

En el 2015 va a surgir el debate de quién es candidato a gobernador y supongo que usted y Massa se van a anotar…

Creo que él es una figura que tiene una posibilidad provincial, sin dudas. Pero si yo tengo la suerte de gobernar Vicente López no creo que el 2015 sea mi momento. Creo que voy a estar muy concentrado en la gestión de Vicente López y tratando de consolidar los planes que continúen un período más, que es el máximo que yo me planteo para estar. Es un compromiso público que yo voy a asumir. Es un eje de la campaña nuestra, además es un proyecto de ley que presenté hace 3 años.

¿Qué dice el proyecto?

Limita la reelección de los intendentes a un período más. Lo mismo que un presidente, un jefe de gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y un gobernador. No es bueno que un intendente se quede para siempre.

Usted empezó en política de grande y si gana ya casi sería un barón del Conurbano, ¿Como lo vive?

Sí, un baroncito. Es apasionante.

¿Cómo es esto de ser intendente en la provincia de Buenos Aires? ¿Tiene un peso importante? ¿Qué significa?

Tiene mucho peso. Significa tener el aval de la gente.

Como diputado también…

Pero es más impersonal. La gente decide con mucha conciencia el voto a presidente, gobernador e intendente. Ahí hay casi una construcción de un vínculo, y especialmente con el intendente. La gente acepta votar a un presidente que no conoció, un gobernador al que no ve habitualmente, pero al intendente lo quiere conocer. Por eso mi campaña es muy profesional, muy tecnológica, comunicamos bien, pero lo más importante es que todos los días tomo contacto con trescientos vecinos cara a cara. Reuniones en casas de vecinos de 15 ó 20 personas, caminatas por centros comerciales, timbreos, reuniones pequeñas. Porque el típico cierre, sobre todo con las mujeres mayores, se da cuando te miran a los ojos y te dicen “mirá que si sos intendente te voy a ir a reclamar por lo que me prometiste”. Ahí se genera un vínculo.

El elector tiene un capital que es tu compromiso personal y está dispuesto a ejercerlo. Y eso es único, te lo da una candidatura a intendente. Yo vengo de recorrer la provincia de Buenos Aires, en donde sacás un millón de votos y no sos nadie. Acá saqué 40 mil y salí primero y con 60 mil estoy seguro que gano.

En el Pro, incluso quienes lo critican le reconocen una actitud militante al estilo peronista ¿Cree que incidió en su triunfo?

Mucho.

¿Piensa que al Pro le harían falta más dirigentes con ese perfil?

Sí.

¿Y por qué no los terminan de generar?

Porque no es fácil que gente nueva comprenda a veces estos códigos, que no son códigos de la política sino de lo que te pide la gente. Que quiere que estés cerca. Federico Pinedo lo describió muy bien: “la política es el arte de representar al otro”. Y a ese otro no le importa si vos ganaste, perdiste, sacaste el 3 por ciento o el 40. Quiere que lo defiendas. Él depositó su confianza en vos. Y yo he tenido esa actitud, yo nunca me alejé.

Se lo preguntaba porque en el Pro hay mucha queja incluso contra el propio Macri de que no se contiene a los dirigentes, a los militantes...

A mí me gusta mucho la construcción política. Una vez que entendés qué espera el elector, valorás lo que están haciendo tus referentes en cada pueblo, les haya ido mejor o peor. Hemos crecido mucho y hay gente en el PRO que eso lo empieza a entender. La incorporación de gente como Humberto Schiavoni, Emilio Monzó, nos da mucho de esto del respeto al espíritu militante.

Si sigue hablando así y tirando centros a Scioli, Massa y Cristina, en cualquier momento lo llaman y le dicen. “Venite al peronismo”.

(Risas) Supongo que algunos que imaginarán que eso puede ocurrir. Pero no, mi compromiso es el Pro. Le he metido 120 mil kilómetros al auto por año, me he perdido de ver a mis hijos en actos del colegio por este compromiso militante y no lo voy a cambiar ahora. Vamos a sobrevivir a esa hecatombe política que fue no tenerlo a Mauricio como candidato a presidente y el Pro va a seguir existiendo en provincia. Mi compromiso es sostener al Pro vivo.

Macri y De narváez

¿Cree que Macri se equivocó al rehuir la pelea presidencial?

No, creo que hizo lo más importante que podía hacer: en un momento en el que parecía que el gobierno nacional ganaba en primera vuelta y era un trámite, cambió el humor de la gente. Durante un tiempo por lo menos, hasta la primara (risas) parecía que no eran invencibles. Como en una carrera de postas él hizo el primer tramo y le entregó la posta a la oposición nacional y la tiraron, se les cayó de la mano. Me parece que Mauricio también a nivel nacional hizo algo importante que fue la primera vuelta de la Ciudad, Santa Fe, y la segunda vuelta en la Ciudad. Y después vino la oposición nacional y se enfrentó sin acuerdos a un gobierno unido y acá estamos, pero eso no es achacable a Mauricio.

Usted fue socio político de De Narváez. ¿Creé que se equivocó en su alianza con Alfonsín?

No sé si equivocó, me parece que la gente no terminó de entenderlo. No sé si es una equivocación o una mala comunicación. A mí me hubiera gustado y voy a volver a trabajar para reeditar el espíritu de Unión Pro. Porque además lo veo plasmado en el cuarto oscuro.

Bueno, entonces se equivocó…

O la gente no terminó de entender lo que quiso hacer. El corte más habitual en Vicente López fue Duhalde, De Narváez, Jorge Macri. Es algo muy parecido al espíritu de Unión Pro. En el cuarto oscuro la gente se tomó el trabajo de hacer lo que la oposición no pudo hacer afuera. Y me parece que en la general de octubre el corte va a ser mucho más dramático.