Habían pasado más de dos horas del final del escrutinio y en el bunker del socialismo apostado en el Patio de la Madera tenían el 60% de las mesas testigo con datos sorprendentes: Miguel Del Sel era el gobernador electo de Santa Fe.

La esperanza estaba puesta en unas mesas de Rosario que completarían el muestreo que los socialistas, fiel a su idea de ir por un camino diferente, hacen en cada elección. Consiste en tomar resultados finales de varias mesas elegidas estratégicamente que marcan la tendencia final de la elección.

De ese modo evitan la costosa y no siempre eficaz boca de urna. Este sondeo sólo se había readaptado por la modificación de los padrones, que ya no están divididos entre hombres y mujeres, pero debía darle al partido de Hermes Binner el resultado exacto de los comicios antes de las 21 horas.

Tanta confianza había en ese sistema que el ministro de Seguridad y Justicia, Héctor Superti, anunció pasadas las 19 que a las 21 anunciarían una tendencia. Se refería a las famosas mesas testigo, con datos aportados por los fiscales a un centro de cómputos paralelo del socialismo.

Cuando más de la mitad de esa información no alcanzaba para que Bonfatti superara a Miguel Del Sel, las caras del candidato y su círculo cercano comenzaron a cambiar.

El finalmente gobernador esperó los resultados en una sala paralela del Patio de la Madera, junto al intendente de Rosario y senador electo Miguel Lifschitz, su ahora sucesora, la diputada Mónica Fein, el senador Juan Carlos Zabalza y los colaboradores más cercanos.

Binner nunca estuvo en esa sala. Se mantuvo en contacto con Bonfatti y su secretario de comunicación, Rubén Galessi, quien pasadas las 21 se animó a anunciar un triunfo por el 3,3, cuando ya tenía más del 90% de las mesas testigo.

Ajenos por completos al escrutinio oficial que seguían todos los canales de televisión y era la única fuente de información de los otros candidatos, que cuenta primero las mesas del norte, donde Del Sel ganaba en la mayoría de los departamentos, cuando los socialistas tuvieron su muestreo saltaron en algarabía. Tanto, que los jóvenes saltaron con las planillas que les daban el triunfo en la mano.

Del Sel salió poco después a anticipar un posible triunfo que en el Frente Progresista ya nadie temía. Más calmos, entre los coordinadores de campaña se cuestionaban este lunes la estrategia de no comunicar en ningún momento que podían perder la elección si no consolidaban el voto.

La última encuesta que tenían era de hacía una semana, demasiado cuando quien figuraba segundo mostraba una clara tendencia ascendente. Manejaban una distancia de Bonfatti de diez puntos que los dejó tranquilos.

“Nos equivocamos en creer que ya estaba todo ganado. Debíamos haber advertido a la ciudadanía que podíamos perder. Pero nos preocupamos por ganar en la lista de diputados”, admitían los socialistas este lunes.

La lista de diputados, liderada por Raúl Lamberto, perdió finalmente con la de María Eugenia Bielsa, lo que dejó a Bonfatti con una minoría en las dos cámaras durante todo su gobierno.
Binner recién apareció por la noche cuando el triunfo era una realidad y en el escenario mostró una inusual euforia, muestra de que había pasado más nervios de lo previsto. No era para menos.