Mauricio Macri preparó el escenario con la prolijidad de un experimentado maestro de ceremonias. Luego de una larga introducción de más de una hora, hizo colocar tres sillas y se ubicó entre Horacio Rodíguez Larreta y Gabriela Michetti, para las fotos que mañana estarán en todos los diarios.

Lo escuchaban unos 80 dirigentes de la primera línea del PRO que incluyó a todos los ministros del gabinete porteño, los subsecretarios y algunos pocos elegidos directores generales. También estuvieron presentes legisladores y dirigentes de peso. La selección de los elegidos generó no pocos roces y situaciones enojosas, como el insólito desalojo del director del Banco Ciudad Mario Morando. También un experimentado operador de prensa, amigo personal de Macri que había sido invitado especialmente, tuvo que retirarse por instrucción del secretario General Marcos Peña.

Como sea, el encuentro realizado en el Buenos Aires Desingh de la Recoleta, bien al estilo PRO, siguió un riguroso cronograma corporativo. Tanto Michetti como Rodríguez Larreta debían exponer sobre un cuestionario previo que planteaba preguntas tan básicas como escenciales, como ser: “¿Por qué quiere ser jefe de Gobierno?”. La consigna era que cuando hablara uno, el otro no estuviera presente.

El primer turno fue para Rodríguez Larreta que llegó muy preparado. Contra lo esperado, no aburrió con interminables Power Points y planillas de cálculo como en sus exposiciones ante la Legislatura, sino que privilegió hacer contacto directo con los presentes, cuya opinión se supone incidirá en la elección del candidato que presente el macrismo en las elecciones porteñas.

Desde el inicio buscó el impacto emocional. “Este es uno de los momentos más importantes de mi vida, así que les pido permiso para llamar a mi mujer”, arrancó y acto seguido se acercó Bárbara Diez, muy discreta y simpática, pero con una rutilante cartera turquesa, y se sentó a su lado.

Inició entonces Larreta un inesperado relato intimista de su vida desde los inicios de una infancia dura, con un padre severa, en una casa en la que “sólo se hablaba de política y fútbol”, para confesar: “Nací para esto”. No faltaron las referencias a sus hijas.

“Creo que soy el mejor candidato y puedo ganar”, afirmó, en un momento clave de su discurso, en el que abundó en referencias concretas a los presentes, exhibiendo su conocimiento personal de la mayoría de los funcionarios y legisladores que poblaban el salón. En ese sentido, sorprendió que al menos cuatro veces mencionara al michettista ministro de Desarrollo Urbano, Daniel Chain, “¿Te acordás Daniel cuando hicimos esa obra, ojalá que podamos seguir trabajando juntos”, afirmó en una de esas menciones, acaso buscando sumarlo para su sector.

En las referencias de Larreta a los presentes se notó un tono coloquial que por momentos dio la impresión de cierta sobreactuación, acaso producto de las clases de actuación que está tomando para ablandar su perfil de economista.

El Power Point de Michetti

Cuando llegó el turno de Michetti, sorprendió al comenzar la exposición desplegando los típicos power point corporativos, un elemento inesperado para ella de quien se esperaba un discurso más descontracturado. En esa pieza trabajó el secretario General, Marcos Peña, con una agencia de publicidad que suele asesorarlo en sus tareas de gestión.

“¡Qué difícil que es esto!, le dije a Mauricio cuando me lo propuso que no estaba de acuerdo”, comenzó la diputada para romper el hielo. Al principio se la notó insegura, pero con los minutos se afianzó en el discurso y terminó la presentación con un aplauso cerrado.

A diferencia de Larreta, a la hora de justificar sus aspiraciones evitó todo triunfalismo y afirmó: “No compito con nadie, me vengo a ofrecer”.

El power point que fue pasando incluyó dos tres videos. El primero un compilado de fotos de distintas situaciones políticas y de gestión de su vida en el PRO y con Macri. El segundo una arenga del entrenador de las Leonas sobre la potencia del trabajo en equipo y el tercero un confuso mensaje sobre el liderazgo del maestro Daniel Barenboim.

A la hora de responder otra de las preguntas que Macri introdujo en el cuestionario: “¿Piensa mantener el actual equipo de Gobierno?”. Michetti respondió tajante: “Este es mi equipo”. Acaso una manera de intentar balancear el encolumnamiento casi total del gabinete porteño detrás de Larreta, salvo el mencionado caso de Chain, Marcos Peña y el ministro de Seguridad, Guillermo Montenegro.

Sorprendió que en otro momento reconociera que “la gestión cansa mucho”, para luego apelar a la necesidad de “renovar energías”.

El aplausómetro fue inapelable, si es que tiene alguna incidencia. El discurso de Larreta fue aplaudido en cuatro ocasiones y el de Michetti una sola sobre el final, aunque fue contundente.

Una vez finalizada las exposiciones Macri prometió otra ronda similar en los próximos 30 días, tiempo que en el PRO estiman se definirá la candidatura porteña; y se distribuyó entre los presentes una encuesta anónima con una devolución de la experiencia. Luego, las habituales empanadas y triples de miga.