Roberto Lavagna rechazó uno por uno los argumentos del presidente del PJ Capital, Juan Manuel Olmos, quien en dos reuniones intentó convencerlo de que sea candidato a jefe de Gobierno del peronismo. “Mire doctor que podemos ganar”, lo halagó. “Es que no lo siento, me veo más en lo nacional”, le respondió Lavagna.

Un deseo que supo aprovechar Eduardo Duhalde que le ofreció ser su jefe de Gabinete si accede nuevamente a la Presidencia y hasta la candidatura a vicepresidente. El “ascenso” tiene una explicación. Duhalde también ofreció a Martín Redrado el Ministerio de Economía.

Si bien durante el tiempo que compartieron de gestión ambos economistas se llevaban notoriamente mal, hoy los une el espanto a Kirchner. De hecho, en su libro “Sin reservas”, Redrado se deshace en elogios para el ex ministro. Igual, el ex titular del Central es más prudente en su duhaldismo. Conocedor de lo mal que le dan las encuestas al ex presidente –aunque está recuperándose- y celoso como pocos de su “imagen pública”, Redrado dosifica con oportunos “off the record” su aproximación a Duhalde.

Mientras tanto no descuida sus contactos con líderes del denominado Peronismo federal, como Felipe Solá, Juan Carlos Romero y los hermanos Rodríguez Saá. Se suma a este incipiente “dream team” de economistas las ocasionales charlas que estos peronistas suelen mantener con Mario Blejer, frustrado candidato de los Kirchner a presidir el Central.

“Blejer tiene una virtud: es muy didáctico y no trata de ser original como otros economistas estrellas que quieren sorprender con alguna idea genial y terminan proponiendo disparates políticos”, explicó a La Política Online uno de los líderes del peronismo federal.

La precisión no es menor. Claramente, Duhalde y los peronistas federales no quieren caer en la tentación de un regreso a recetas neoliberales por su rechazo a Kirchner. El líder consultado lo dice con todas las letras: “lo más importante que deja Kirchner es la certeza que la Argentina puede y debe recuperar el control de sus políticas económicas, ignorando las recetas del FMI”.

El matiz que estos dirigentes intentan exhibir con la lista de economistas que van filtrando a la opinión pública es la idea de “racionalidad” frente a la “locura” de Kirchner y Guillermo Moreno, pero de ninguna manera es una revisión profunda de la impronta neokeynesiana que intenta concretar el kirchnerismo, por ponerle una etiqueta rápida.

Y es en ese punto, donde este entramado que tejen con paciencia y no pocos chispazos los peronistas opositores, que la distancia con Macri se agiganta. El jefe de Gobierno disimula mal su adscripción por las recetas neoliberales. “Macri es un tecnócrata”, lo chicanea uno de sus posibles socios peronistas.

De cualquier manera todos saben que la unidad es el único camino para presentar una oferta competitiva en el 2011. Duhalde, Francisco de Narváez, Felipe Solá, Macri y todos los peronistas federales intuyen que la lógica debería encontrarlos juntos en el futuro cercano. Pero se sabe que la política no siempre predomina en política.