El escándalo por la red de espionaje ilegal por el que quedaron procesados dos ex jefes de la policía porteña tiene ahora un nuevo sospechoso de haber usado ese servicio: el ex gobernador de Misiones y actual presidente de la Legislatura de esa provincia, Carlos Rovira.

Rovira está comprometido por la detección de una serie de escuchas a un teléfono que usan los directivos de la Asociación de Personal Legislativo de Misiones, que ayer el juez federal Norberto Oyarbide, a cargo de la causa, le confirmó al abogado del gremio, Oscar Romero.

En el sindicato se habían enterado por los medios que un teléfono de su propiedad integraba la lista de escuchados por la red de espionaje que habrían coordinado los procesados ex jefes de la policía porteña Ciro James y Jorge “Fino” Palacios.

Ambos están acusados de liderar una asociación que conseguía grabaciones a pedido, para lo cual disponía de la complicidad de jueces de Misiones que tomaban causas diversas para ordenar intervenciones telefónicas a la Secretaría de Inteligencia del Estado (Side).

Mauricio Macri quedó pegado no sólo por haber pensado en ambos para que lideraran la policía porteña, sino además porque Palacios tenía un contrato de asesor con el Ministerio de Educación porteño y porque uno de los escuchados fue nada menos que su cuñado. Por todo eso, Oyarbide lo citó para el próximo 28.

Pero para esa fecha no sería el único político en apuros por esta causa: Rovira podría estar igual o más de sospechado de haberle encargado escuchas a James.

Los detalles de la causa le apuntan directo. Según le confirmó Oyarbide a Romero, el teléfono de APL de Misiones fue intervenido entre agosto y diciembre del año pasado, justo cuando el gremio libraba una dura pelea salarial con el presidente de la Legislatura.

Las grabaciones fueron solicitadas a la Side como parte de la instrucción de una causa tramitada desde 2001 en el Juzgado de Instrucción 1 de Misiones, a cargo de Horacio Gallardo, uno de los magistrados acusados de colaborar con James.

Romero aún no accedió a los datos de la causa pero, por lo que pudo informarse en Tribunales, tendría que ver con la desaparición de una persona sin relación alguna con el gremio.

“Solamente utilizaron la carátula del expediente para ordenar a la Side que interviniera el teléfono, que fue habilitado en 2007 a nombre de APL”, confirmó el abogado a LPO.

Oyarbide ofreció protección a los dirigentes del gremio, quienes se presentarán la semana próxima como querellantes. Quieren saber quién pidió y quién retiró las escuchas que solicitó el juez Gallardo, datos aún desconocidos.

En el sindicato creen que es casi imposible que Rovira no guarde relación con las grabaciones. Un allegado a las autoridades aportó un dato a LPO que complicaría al ex gobernador

“En la Cámara hay un servicio de inteligencia, que está a cargo de una persona que habría tenido algún tipo de inconvenientes durante la época del último proceso militar. Sabemos que existe ese servicio”, aseguraron. De ser así, quedaría a la vista el interés de Rovira por escuchar conversaciones de sus adversarios.

Un kirchnerista alejado de Olivos

Rovira fue uno de los primeros gobernadores kirchneristas que hubo. Fue reelecto en 2003 mediante una lista de unidad que incluyó a radicales y peronistas, un adelanto de la transversalidad que pronto entraría en boga, y que tuvo la venia explícita del reciente asumido presiente Néstor Kirchner, en su época de mayor gloria con la opinión pública.

Aquella vez venció al peronista Ramón Puerta, quien llegó con el apoyo de Eduardo Duhalde, también en una buena etapa con la gente por la ordenada salida que había tenido la Casa Rosada. Fue la primera postal que mostró enfrentados a Kirchner con el caudillo bonaerense.

Pero tres años después Rovira quedó marcado como el artífice del primer traspié electoral de un gobernador K, cuando perdió en la elección que convocó para reformar la Constitución y quedar habilitado para gobernar un nuevo período.

Derrotado, en 2007 se conformó con secundar al radical Maurice Closs, actual gobernador y aliado de fierro del kirchnerismo, cartel que, cuentan en Misiones, ya no se cuelga Rovira. De quedar implicado en la causa de espionaje, su distancia con Olivos se agrandaría como nunca.