09 de mayo, 2024
El peronismo opositor digitó la derrota kirchnerista del Senado
Adolfo Rodríguez Saá y Carlos Verna marcaron los tiempos de la victoria de la oposición. El pampeano fue el primero que rompió la paridad y el puntano garantizó hoy la mayoría al confirmar el voto de la santafecina Roxana Latorre y arribar al recinto junto a Carlos Menem. El acuerdo para cercar al kirchnerismo y los recelos con la UCR.
Los radicales suspiraron aliviaron cuando el senador Carlos Menem pisó el recinto .Lo hizo a paso lento, sonriendo y acompañado por Adolfo Rodríguez Saá, con quien ayer se había paseado por el Congreso para anticipar que daría el voto para quedarse con el control de las comisiones que la oposición no tuvo la semana pasada
El puntano hasta lo había llevado a la reunión de labor parlamentaria para contarle al kirchnerismo quien puede dar el tiro de gracia. Fue, así, el gran triunfador de la jornada: No sólo celebró junto a los radicales haber dejado en minoría al Gobierno, sino que demostró, con escenas preparadas y todo, que fue el hacedor del voto clave para la segunda derrota kirchnerista en la historia del Senado.
Y la votación de hoy no fue aleatoria: no faltará mucho para que el voto de Menem vuelva a ser necesario para inclinar la balanza. Rodríguez Saá comanda un interbloque de once senadores peronistas enfrentados al Gobierno, con figuras como el santafecino Carlos Reutemann y el salteño Juan Carlos Romero.
Es la segunda minoría después del Frente para la Victoria-PJ (32 y 3 aliados) y del radicalismo (que tiene18). Pero el puntano tiene una a favor: cualquier kirchnerista desencantado que quiera dejar el Frente para la Victoria podría tocarle la puerta.
De hecho, el quórum de de hoy no sólo lo garantizó con el voto de Menem, que se encargó de mostrar como un logro propio. Ayer al mediodía almorzó con la santafecina Roxana Latorre, quien el año pasado rompió filas con Carlos Reutemann por apoyar un dictamen del Gobierno.
Aquel desaire alimentaba las sospechas sobre su proceder. Pero no hubo sorpresas. Rodríguez Saá le negoció la titularidad de la Comisión de la Biblioteca del Congreso (con varios cargos en su haber para hacer política) y en la comida que compartieron garantizó su aval.
En su oscilación, la senadora había coqueteado con el pampeano Carlos Verna, quien desde diciembre fue eje de las especulaciones cuando dijo que no era ni un oficialista ni un opositor y armó un bloque con su coterránea María Higonet. Nadie olvidaba sus enfurecidas críticas a Kirchner durante la campaña que lo retornó a la senaduría.
El ex gobernador no tomó ninguna de las ofertas del kirchnerismo (que hasta le ofreció presidir la comisión de presupuesto) y en febrero se sumó a la ofensiva opositora, pero con condiciones: exigió al menos un cargo en cada una de ellas a repartir entre su bloque, la liberal correntina Josefina Meabe, la chubutense Graciela Di Perna y los cordobeses Luis Juez y Norma Morandini.
Fue el sexteto que desechó las esperanzas del Gobierno de tener la mayoría. Los cuatro primeros seguirán interactuando y definiendo las derrotas kirchneristas. Juez podría sumarse en varias ocasiones, sobre todo porque ya dio muestras de no sentirse muy cómodo juntándose con radicales, con quienes el año que viene disputará la gobernación de Córdoba.
Aunque tuvo un final feliz, el diálogo entre peronistas federales y radicales nunca superó los recelos. Rodríguez Saá y Romero tuvieron siempre en claro que no soportarían pasivos acuerdos silenciosos entre el partido centenario y el kirchnerismo.
Recordaban el que hubo en la sesión preparatoria de Diputados, cuando le arrebataron a Alfredo Atanasof la vicepresidencia tercera que quedó para la oficialista mendocina Patricia Fadel, discípula del operador del Gobierno Juan Carlos Mazzón, siempre activo en esas negociaciones.
Para que no los sorprendan con martingalas así, comenzaron las negociaciones pidiendo la presidencia provisional del Senado.
La UCR prefería la continuidad del oficialista José Pampuro, vacilante con el kirchnerismo si se toman sus últimas declaraciones, pero garante de la unidad del bloque oficialista.
“Pepe” contiene a una decena los senadores oficialistas hastiados con el Gobierno que no cargan el peso de las gobernaciones, al que Kirchner suele castigar con mermas en los giros de fondos cuando tiene que disciplinar legisladores. Son los mismos que Rodríguez Saá quiere a su lado.
“Los peronistas saben que en dos años van a estar todos juntos y con los radicales del otro lado, por eso quisieron marcar la diferencia”, interpretó un allegado a los díscolos del PJ:
La derrota opositora de la semana pasada hubiera colocado al jefe del bloque UCR, Gerardo Morales, como el héroe de la jornada. Pero el retiro de la oposición ante la ausencia de Menem le quitó la sonrisa al jujeño.
La actitud de Rodríguez Saá en ese momento fue extraña: se excusó del faltazo, soportó absorto los reclamos del riojano pero ya esta semana se encargó de mostrar que sólo él podría llevarlo al recinto. Quizá lo haga muchas veces más.
El puntano hasta lo había llevado a la reunión de labor parlamentaria para contarle al kirchnerismo quien puede dar el tiro de gracia. Fue, así, el gran triunfador de la jornada: No sólo celebró junto a los radicales haber dejado en minoría al Gobierno, sino que demostró, con escenas preparadas y todo, que fue el hacedor del voto clave para la segunda derrota kirchnerista en la historia del Senado.
Y la votación de hoy no fue aleatoria: no faltará mucho para que el voto de Menem vuelva a ser necesario para inclinar la balanza. Rodríguez Saá comanda un interbloque de once senadores peronistas enfrentados al Gobierno, con figuras como el santafecino Carlos Reutemann y el salteño Juan Carlos Romero.
Es la segunda minoría después del Frente para la Victoria-PJ (32 y 3 aliados) y del radicalismo (que tiene18). Pero el puntano tiene una a favor: cualquier kirchnerista desencantado que quiera dejar el Frente para la Victoria podría tocarle la puerta.
De hecho, el quórum de de hoy no sólo lo garantizó con el voto de Menem, que se encargó de mostrar como un logro propio. Ayer al mediodía almorzó con la santafecina Roxana Latorre, quien el año pasado rompió filas con Carlos Reutemann por apoyar un dictamen del Gobierno.
Aquel desaire alimentaba las sospechas sobre su proceder. Pero no hubo sorpresas. Rodríguez Saá le negoció la titularidad de la Comisión de la Biblioteca del Congreso (con varios cargos en su haber para hacer política) y en la comida que compartieron garantizó su aval.
En su oscilación, la senadora había coqueteado con el pampeano Carlos Verna, quien desde diciembre fue eje de las especulaciones cuando dijo que no era ni un oficialista ni un opositor y armó un bloque con su coterránea María Higonet. Nadie olvidaba sus enfurecidas críticas a Kirchner durante la campaña que lo retornó a la senaduría.
El ex gobernador no tomó ninguna de las ofertas del kirchnerismo (que hasta le ofreció presidir la comisión de presupuesto) y en febrero se sumó a la ofensiva opositora, pero con condiciones: exigió al menos un cargo en cada una de ellas a repartir entre su bloque, la liberal correntina Josefina Meabe, la chubutense Graciela Di Perna y los cordobeses Luis Juez y Norma Morandini.
Fue el sexteto que desechó las esperanzas del Gobierno de tener la mayoría. Los cuatro primeros seguirán interactuando y definiendo las derrotas kirchneristas. Juez podría sumarse en varias ocasiones, sobre todo porque ya dio muestras de no sentirse muy cómodo juntándose con radicales, con quienes el año que viene disputará la gobernación de Córdoba.
Aunque tuvo un final feliz, el diálogo entre peronistas federales y radicales nunca superó los recelos. Rodríguez Saá y Romero tuvieron siempre en claro que no soportarían pasivos acuerdos silenciosos entre el partido centenario y el kirchnerismo.
Recordaban el que hubo en la sesión preparatoria de Diputados, cuando le arrebataron a Alfredo Atanasof la vicepresidencia tercera que quedó para la oficialista mendocina Patricia Fadel, discípula del operador del Gobierno Juan Carlos Mazzón, siempre activo en esas negociaciones.
Para que no los sorprendan con martingalas así, comenzaron las negociaciones pidiendo la presidencia provisional del Senado.
La UCR prefería la continuidad del oficialista José Pampuro, vacilante con el kirchnerismo si se toman sus últimas declaraciones, pero garante de la unidad del bloque oficialista.
“Pepe” contiene a una decena los senadores oficialistas hastiados con el Gobierno que no cargan el peso de las gobernaciones, al que Kirchner suele castigar con mermas en los giros de fondos cuando tiene que disciplinar legisladores. Son los mismos que Rodríguez Saá quiere a su lado.
“Los peronistas saben que en dos años van a estar todos juntos y con los radicales del otro lado, por eso quisieron marcar la diferencia”, interpretó un allegado a los díscolos del PJ:
La derrota opositora de la semana pasada hubiera colocado al jefe del bloque UCR, Gerardo Morales, como el héroe de la jornada. Pero el retiro de la oposición ante la ausencia de Menem le quitó la sonrisa al jujeño.
La actitud de Rodríguez Saá en ese momento fue extraña: se excusó del faltazo, soportó absorto los reclamos del riojano pero ya esta semana se encargó de mostrar que sólo él podría llevarlo al recinto. Quizá lo haga muchas veces más.
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ESTOS TRAIDORES A LA PATRIA DEBEN IR PRESOS DE POR VIDA...... COMO MÍNIMO.!!!!!!!!
Cipayos en el 2011 los volvemos a derrotar y el 11 de Marzo TODOS A FERRO COMO EN EL á73.
Viva Peron, Evita y Cristina.
no se puede justificar lo injustificable... dediquense a inaugurar los 5 metros de veredas que inauguran todos los días en el conurbano y a administrar, mientras puedan, toda la guita que se llevan con planes sociales y obra pública, y dejen que los que quieren un país en serio definan política...
Típico representante del LUMPEN fascista del corrupto régimen "KK".....
Son 100% funcionales a la estrategia de NK, "hacemos lo que queremos y si no los problemas son culpa de la oposción".
Con esto caben 2 alternativas:
1) Dejarlos y que estalle todo (malo para la Argentina)
2) Limitarlos y bancarse los problemas (que los va haber fruto del desmaejo) y soportar estos argumentos que entrarán dentro de lo hipotético ("si nos hubieran dejado esto no habría sucedido")