Aunque es probable que Carlos Menem contribuya finalmente a que el kirchnerismo se quede sin la mayoría en las comisiones, su ausencia en la sesión preparatoria del miércoles y la consecuente demora de esa embestida multiplicó la desconfianza entre los dos principales bloques opositores del Senado: el peronismo federal y la Unión Cívica Radical. Pero también alimentó los recelos entre los referentes del partido centenario.

El jefe del bloque radical, Gerardo Morales, fue el mayor frustrado de la jornada, en la que esperaba como nunca protagonizar la foto de la victoria. Lejos de eso, aplaudió la reelección de José Pampuro como presidente provisional del Senado, para la que clave el apoyo de la UCR, y después observó absorto como el kirchnerismo los dejaba sin quórum para votar.

“Fueron unos ingenuos en ceder ese cargo y encima aceptaron votar primero las autoridades”, replicaban cerca del bloque que conduce Adolfo Rodríguez Saá.

Pero el puntano también participó de las reuniones de labor parlamentaria en la que se acordó el cronograma de la sesión con el kirchnerismo, con la asunción de la cordobesa Norma Morandini primero, la elección de autoridades luego y el cierre con el debate por las comisiones, con final cantado a favor de la propuesta opositora.

¿Desconocía Rodríguez Saá que si Menem no venía, una fuga del oficialismo frustraría la estrategia? Difícil. Sin embargo, confió plácidamente en que el riojano llegaría cuando dos horas antes sólo pudo hablar con un asesor de él que le confirmó su arribo al Congreso. Por la mañana, Morales le había hecho llegar su ansiedad por saber si el ex presidente ocuparía su banca.

Exultante, la noche anterior el jefe del bloque radical había hecho trascender la carta con las 36 firmas opositoras que avalaban el reparto de comisiones que dejaba al kirchnerismo con minoría en todas y la presidencia de sólo 12 de las 25. Ese prorrateo incluía varias vocalías para Menem, que ya había pedido lugares mediante un mail.

Fue Morales quien mostró la cara de la derrota al leer con serenidad en el recinto el esquema de comisiones acordado por la oposición y finalmente nunca votado. “Es la primera vez que el kirchnerismo no respeta un pacto de labor parlamentaria”, protestaban en su entorno.

Hasta el 10 diciembre esos acuerdos los negociaba el mendocino Ernesto Sanz, quien comandaba el bloque. Poco antes de debutar como senador raso le estrechó un abrazo casi de reencuentro con el jefe del bloque kirchnerista, Miguel Pichetto. ¿Podía Sanz no advertir el riesgo al que se sometían comenzando la sesión sin 37 votos confirmados?

Entre los peronistas federales hay quienes adjudican lo ocurrido a la eterna interna radical, que tiene enfrentados públicamente a Morales con el vicepresidente Julio Cobos, apañado por los referentes históricos del partido, como Enrique Nosiglia, Jesús Rodríguez o los bonaerenses Federico Storani y Leopoldo Moreau .Son estos últimos viejos arquitectos de estrategias parlamentarias.

Sanz ofició de equilibrista en esa compulsa y el 4 de diciembre eso le valió la presidencia del Comité Nacional. Apartado de la pelea por las comisiones, apareció en escena el lunes para avalar la continuidad de Pampuro como presidente provisional. Fue la primera vez que en la UCR hacían pública su afinidad con el ex médico de Eduardo Duhalde.

Esa posición hubiera sido insostenible si el kirchnerismo no confirmaba que daría quórum y la sesión comenzaba sin ellos, para lo que la oposición ya había encontrado un argumento legal que iba a justificar la jura de Morandini sin 37 bancas ocupadas.

Las sospechas entre los radicales se incrementan por la actitud que tomó Julio Cobos. Desde su entorno se habían adjudicado gestiones para garantizar la presencia de Menem y hasta habían advertido sobre los graves problemas de salud que lo aquejaban, sumados  ahora a las dudas que rodean la renovada figura del ex presidente.

De los movimientos del jefe de bloque kirchnerista Miguel Pichetto se desprende que tenía certeza de que Menem no llegaría a Buenos Aires, un dato que los radicales habían buscado confirmar sin éxito.

Sin motivos a la vista, el rionegrino repitió al mediodía la reunión de bloque que ya había hecho la noche anterior, su bancada fue la primera en ocupar al recinto y cuando se retiro lo hizo con desafío abierto a que la oposición complete el quórum para votar. Antes, los tres aliados de fierro (dos fueguinos y un neuquino) se habían retirado furiosos del recinto, toda una puesta en escena.

¿Se animaría a tal reto sin el dato de que Menem nunca llegaría? De confirmarse, el rumor de que el senador Ramón Saadi había averiguado el paradero del ex presidente no parece suficiente para tomar un riesgo de tal magnitud.

Aunque tuvo otro alcance, la sorpresa del Senado –que a su modo, Pichetto había advertido que llegaría- recordó a la mañana previa a la sesión preparatoria de Diputados, cuando varios encuentros entre el jefe radical Oscar Aguad con los líderes kirchneristas dejaron al peronista opositor Alfredo Atanasof sin la vicepresidencia tercera, que recayó finalmente en la kirchnerista Patricia Fadel.

“Nosotros no vamos a avalar a Pampuro, que se hagan cargo los radicales”, repetían los peronistas federales en el Senado. Sin embargo votaron felices su reelección y se aseguraron la vice segunda y tercera. Y ninguno de ellos dijo nada.