Mauricio Macri debió intervenir su propio partido en Chaco porque los integrantes del PRO local trabajaban para Jorge Capitanich.

El acuerdo del PRO chaqueño con el actual jefe de gabinete se remonta a 2007, cuando Coqui llegó a la gobernación sin usar el nombre del Frente para la Victoria, lo que le valió que ni Néstor Kirchner ni Cristina lo fueran a respaldar a su provincia.

En esos comicios, para derrotar al radical Angel Rozas Capitanich incluyó en su frente a partidos como Recrear, que acompañó ese mismo año a Macri en su triunfo en la Capital. Coqui quedó muy agradecido de los supuestos macristas chaqueños: cada respaldo, por más mínimo que fuera, resultó indispensable puesto que su triunfo sobre Rozas fue por apenas el 0,23%.

Desde entonces, el PRO chaqueño quedó ligado directamente a Capitanich y no sólo tuvo espacio en el ejecutivo provincial, sino que algunos de sus miembros se fugaron al PJ.

Además de jugar para el kirchnerismo, los representantes del PRO en Chaco tenían una pésima relación con el ministro de Gobierno y armador nacional de Macri, Emilio Monzó, por lo que el jefe de gobierno porteño ordenó echar al presidente, Jorge “Chichín” Glibota.

Como interventor mandó a Juan Curutchet, vicepresidente del Banco Ciudad que lideró la Unión para la Apertura Universitaria (Upau), integrada por la Ucedé y el Partido Demócrata.

“Eran 10, si se apretaban entraban en una Kangoo”, aseguraron a LPO desde el armado nacional del PRO. Quien quedó como titular provisorio del partido fue Luis Obeid, que ya recibió la visita del rabino Sergio Bergman.

Ahora, como sucede en otras provincias, el PRO  busca acordar con la UCR local. Diez días atrás, el intervenido PRO firmó un convenio con el radical Gerardo Cipolini, intendente de Sáenz Peña, la segunda ciudad más poblada de Chaco.

Desde el armado nacional del PRO indicaron a LPO que seguirán en conversaciones con el radicalismo chaqueño con vistas a cerrar un acuerdo para derrotar al justicialismo en 2015.