Carlos Regazzoni tien la sonrisa compradora de su padre, el simpatiquísimo artista del mismo nombre que alcanzó notoriedad mundial con sus increíbles esculturas utilizando desechos ferroviarios (puede verse una muestra gratis con las hormigas gigantes que trepan el cartel que esta en la autopista y avenida Libertador).

La llegada de Regazzoni hijo a la Obsta tiene lógica, ya que se trata de un peronista apasionado por las políticas sanitarias, como puede observarse en su actualizado blog (www.carlosregazzoni.blogspot.com). Es que desde su cargo de vicepresidente de la Obsta, deberá lidiar –o entenderse- con los municipales de Amadeo Genta y patricio Datarmini, que retomaron el control de la obra social ¿Y qué mejor que un sanitarista peronista, para dialogar con los sindicalistas?, deben haber pensando en el gobierno porteño.

De hecho su antecesor, Carlos Samaniego, dejó un pésimo recuerdo y le ofreció al macrismo una prueba más de que no necesariamente un gerente exitoso en la esfera privada, traslada su eficiencia al sector privado. A veces sucede lo contrario, como paso con este ex director del Sanatorio Anchorena, que terminó peleado con todos. “Lo mató la soberbia”, sintetizaron a La Política Online.

El hijo político del artista

Ragazzoni hijo, hace tiempo que viene militando en el macrismo, y durante la frustrada candidatura a gobernador de Juan Carlos Blumberg, coqueteó con la idea de disputar la intendencia de Pilar, ya que venía desarrollando un intenso trabajo social en la zona como titular de la Asociación Vecinal Tratado del Pilar, sobre todo en las zonas carenciadas del distrito, como Derqui.

Luego, al asumir Macri el gobierno porteño se desempeñó como virtual viceministro de Desarrollo Social de Esteban Bullrich, ocupando el cargo de subsecretario de Fortalecimiento Familiar y Comunitario. Cuando Bullrich cedió el ministerio a María Eugenia Vidal, Ragazzoni (reemplazado por José Luis Acevedo) pasó a desempeñarse al frente de la complicadísima Unidad Ejecutora de la Ex Au3, que debe ocuparse de liberar los terrenos de esa traza.

Así, curtido en misiones difíciles, ahora le tocará ejercitar al máximo su muñeca política, nada menos que siendo el hombre de Mauricio Macri en una obra social controlada por los “compañeros” Genta y Datarmini.