El ministro de Hacienda Martín Guzmán negó haber aumentado la deuda pública como denunció Mauricio Macri y consideró que ese análisis "carece de seriedad y dignidad", en una exposición que brindó en el salón Azul del Senado en la que omitió brindar detalles sobre la negociación con el FMI, aunque reconoció que diseña "un conjunto de medidas" para facilitar un acuerdo.
"Escuché algunas declaraciones del ex presidente y la ex gobernadora (María Eugenia Vidal) sobre un aumento de la deuda de 30 mil millones de dólares. No es así. Está mal el cálculo aún si lo pasan a pesos", replicó.
"Pero la deuda en dólares bajo el gobierno anterior creció en 100.000 millones y nuestro gobierno no se está endeudando en dólares. Lo que está haciendo es financiar déficits fiscales, que eran necesarios en épocas de pandemia, en nuestra moneda y vía asistencia del Banco Central", replicó.
La reunión fue convocada por la bicameral de control y seguimiento de la deuda externa que preside el senador oficialista José Mayans, en la que el único opositor presente fue el vice Luciano Laspina, diputado del PRO y candidato a reelegir en Santa Fe. El resto la siguió por zoom.
Curiosamente, el ministro casi no hizo mención al inminente acuerdo con el FMI y tampoco recibió presión del kirchnerismo, pese a los reparos que figuras como el propio Máximo Kirchner realizaron ante las versiones de un pago a 10 años. Se anunciaría recién después de las elecciones y debería pasar por el Congreso.
La sintonía de Guzmán con el sector más crítico de su gestión se expresó en otros detalles, como cuando le agradeció a Cristina Kirchner haberle recomendado un tope más bajo en las comisiones para colocar deuda, en la ley que lo empoderó para negociar con los bonistas. "Se redujeron de 0.144 a 0.028%. Por recomendación de la vicepresidenta se pagó un 80% menos de colocación".
El gesto acrecentó las versiones de un consenso entre Alberto y Cristina para cerrar la negociación con el FMI este año y acallar las críticas internas.
El entendimiento del binomio presidencial tuvo su primer capítulo el mismo día del cierre de listas, cuando la vice aceptó que los 4365 millones de dólares enviados por el FMI en derechos especiales de giro (DEG) sean utilizados para pagar deuda y no en paliar los efectos de la pandemia, como había reclamado un proyecto de resolución del senador Oscar Parrilli aprobado por la mayoría oficialista.
Disciplinado, ante Guzmán el neuquino sólo mencionó las DEG como parte de "una emisión monetaria" de las que suele criticar la oposición, pero, por las dudas, el ministro no se la dejó pasar. "Es muy positivo que se haya logrado para Argentina", las defendió.
El radical Ricardo Buryaile quiso saber el destino de esas letras que el Fondo repartió entre todos los países que lo integran, pero el ministro lo ignoró. Y ante una pregunta de Senado TV dio a entender que se quedarían en el Banco Central como respaldo. "Refuerza nuestra posición externa neta, nos da mejor resiliencia y mejores condiciones para seguir en el sendero de la recuperación, por la cual Argentina está avanzando".
Buryaile quiso saber sobre medidas que pide al Fondo para acordar y aún con evasivas el ministro dio algunos detalles. "Se los llama reforma estructurales, pero se está haciendo de forma diferente a la década del 90. Son un conjunto de medidas que las hubiéramos hecho de todos modos, porque hacemos lo que consideramos que es bueno para nuestra Nación", se preocupó en aclarar.
Y enumeró algunas como "el desarrollo de mercado de capitales y la articulación de reglas de juego, incluyendo leyes para sectores con capacidad de generar divisas". Una de las primeras es la que impulsa al sector automotriz y ya fue enviada a la Cámara de Diputados.
Pero el ministro evitó en todo momento dar detalles de letra fina que negocia con el FMI y de la que deberá dar cuenta el 15 de septiembre, cuando presente el proyecto de presupuesto. "Es un problema gravísimo que afecta a conseguir empleo, a la posibilidad de recuperar el poder adquisitivo", se lamentó en su exposición inicial.
Sólo anticipó que intentarán bajar las tasas de interés, que llegan a 4% por el volumen del préstamo otorgado. "Cuando un país accede a un préstamo por un valor del 187.5% de la cuota, se le cobra 200 puntos básicos de interés. En la última reunión del G20 se decidió avanzar en un reclamo para bajar modificar esa disposición", le respondió a la senadora kirchnerista María de los Ángeles Sacnun.
El diputado kirchnerista Rodolfo Tailhade sugirió avanzar en causas penales contra ex funcionarios de Macri que contrajeron la deuda. Y citó una reunión de Macri con empresarios el 29 de agosto de 2019, un día antes de una nueva devaluación, y sugirió que les habría aconsejado sacar su dinero del país. Nombró a Alejandro Asrin de Tarjeta Naranja, Daniel Denigris de ExxonMobil, Martín Alvarenga Guimaraes de British AM Tocacco, Miguel Devoto de Danone y Alberto Arizu de bodegas Arizu.
Más al hueso fue Carlos Heller, presidente de la comisión de presupuesto de Diputados, quien le advirtió a Guzmán que un acuerdo debe contemplar la responsabilidad del Fondo por otorgar un crédito impagable y así lo esperará cuando le toque debatirlo en el Congreso.
Guzmán prefirió no adentrarse en asuntos legales. Había iniciado su exposición con un racconto de la herencia de la deuda recibida, un repaso de la renegociación con los acreedores privados, sus expectativas en la refinanciación con los organismos y en avanzar en una sostenibilidad fiscal. Ratificó que mientras que no se consiga, se financiará con pesos.
"Consideramos que la estrategia de tomar deuda en pesos es absolutamente sostenible", reiteró, en un idea y vuelta con Laspina, quien rechazó que haya "deuda buena y deuda mala", y justificó los dólares que contrajo Macri en el déficit que heredó y las cuentas pendientes con las provincias.
El santafesino criticó algunas medidas de estos años como la asistencia al tesoro del Banco Central y los bonos ajustados a la coeficiente de estabilización de referencia, el CER. "Si el tipo de cambio sigue planchado habrán tenido enormes ganancias en dólares", le retrucó.
"No es así, porque con esas ganancias no se puede adquirir dólares. Además, son bonos a a una tasa real por debajo del crecimiento económico", se defendió el ministro, que en sus respuestas intercaló una prosa académica con otra de campaña, con cambios de tonos repentinos que parecían ser parte de un coucheo en tiempo real.
Destacó tres problemas principales que le dejó Macri: una deuda en moneda extranjera "insostenible", la falta de un mercado de deuda local y el "carry trade", como se denominó al mecanismo de comprar títulos en pesos, dolarizarlos y girarlos al exterior, frecuente en los primeros años de Cambiemos.
"La carga de deuda extranjera estrangulaba toda posibilidad de crecimiento económico y de desarrollo económico y social", se lamentó y cuestionó el "reperfilamiento" de su antecesor Hernán Lacunza sobre la deuda local "que privó de mayores oportunidades de inversión y financiamiento".
Planilla en mano, Guzmán cuantificó en 100 mil millones de dólares la deuda tomada por Macri en moneda estadounidense después de acordar los fondos buitres en 2016.
"En 2015 se debían 148 mil millones de dólares y en 2019, 249 mil. No sólo subió el stock sino la deuda en moneda extranjera. Esto genera lo que se llama un ‘descalse de monedas': en un momento al país le cuesta generar divisas y enfrenta un problema de asumir sus compromisos", explicó.
"Cuando hablamos de que el endeudamiento es un problema, lo que se está pidiendo es un ajuste de gasto público. ¿Que hubiese ocurrido en Argentina si no hubiese habido ATP, Repro, Tarjeta alimentaria? ¿Si no se hubiese protegido al trabajo y la producción? ¿O a los sectores que sufrieron el shock sin precedentes?", se preguntó.
"Hay que distinguir entre una deuda récord en la moneda que no emitimos, versus una en la que sí emitimos para financiar política pública que protegen a nuestra gente", exigió Guzmán.
Defendió la restructuración de la deuda con los bonistas privados por 107 mil millones de dólares, de los cuales 74.5% eran tenedores privados, con una baja de intereses del 7% al 4%. "Implica un ahorro de 42 mil millones de dólares para 2020 y 2024; y de 34.8 mil entre 2020 y 2030".
Su capítulo de powert point sobre el FMI tuvo mucho de descripción del pasado y poco de la negociación en curso. "El dinero del Fondo no iba a ser utilizado, sino que iba a respaldar la posición de liquidez. Iba a ser acompañado de condiciones, con una política contractiva en lo fiscal y en lo monetario. Nada de eso ocurrió: creció la inflación, no se restauró la confianza y la economía empeoró".
"Además, el dinero se usó: 21 mil millones de dólares fueron para pagar deuda que ya era insostenible y 24 mil para financiar la formación de activos externos. Argentina debe más pero no construyó una mayor capacidad productiva ni de generación de divisas para hacer frente a ese endeudamiento. La deuda en moneda extranjera es un ataque a la posibilidad de implementar políticas públicas. Pera cuando se toma con el FMI, el problema es mayor".
Repudió además que Macri haya tomado "100 mil millones de dólares pero no canceló la deuda con el club de París", cuyos vencimientos por 2400 millones de dólares de este año fueron postergados para el siguiente.
Defendió una y otra vez su decisión de emitir deuda en pesos, como también de potenciar un alicaído mercado de capitales, que al parecer es otra de las demandas del FMI. "Cuando hay más activos desarrollados en la misma moneda los pesos que se emiten no necesariamente van al dólar y eso da posibilidades de ahorro e inversión".
En el intercambio de preguntas y respuestas sólo Laspina y Buryaile se anotaron por la oposición y hubo tiempo para un ida y vuelta con el oficialismo capaz de crear títulos proselitistas. Por pedido del senador Maurice Closs, el ministro desglosó por año los 86 mil millones de dólares que se fueron del país durante el gobierno de Macri: 10 mil en 2016, 22 mil 100 en 2017, 27.200 en 2018 y 26800 en 2019.
El misionero también apuntó a Laspina por sus reproches a los malos indicadores financieros del Gobierno, aun después de acordar con los bonistas. "¡Tomaron una deuda con un vencimiento fenomenal que viene en los próximo años y se preguntan porque el riesgo país está dónde está!", se indignó.
Antes de despedirse, Guzmán retomó su pelea con el ex presidente. "El análisis del endeudamiento que hace Macri carece de seriedad y de dignidad", sentenció. Laspina se enojó, no se quedó a escucharlo y el ministro no lo perdonó.
"Lamentablemente se va alguien en lugar de escuchar aquello que estamos discutiendo y poder, de cara a la sociedad sin tener vergüenza y con la tranquilidad que nos da estar haciendo lo que cuida a la Argentina, decirnos las cosas como son", cerró.
Mayans le habló a una oposición ausente: "Preocupa que no haya reflexión acerca de por qué fracasaron, por qué llevaron el desempleo al doble o por qué llevaron el endeudamiento al cien por ciento del PBI. O por qué se cayó todo el sistema. No hay una reflexión ni de los economista ni de Macri".
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