El proyecto que autoriza la interrupción del embarazo tuvo dictamen este jueves en el Senado después de cuatro plenarios de comisiones y Alberto Fernández se sumó a la reñida negociación con el objetivo de alcanzar los votos que restan y convertirlo en ley el 29 de diciembre.
En la Cámara alta verdes y celestes se adjudican una mayorÃa aunque con algunos indecisos que ni a uno ni a otro le permiten garantizar los 37 aliados necesarios para llegar al quórum, habilitar una votación y ganar la partida sin riesgos.
El proyecto se pasó a la firma esta tarde en las comisiones de la Mujer, Salud y Justicia, digitadas especialmente por Cristina Kirchner para asegurar supremacÃa a favor, que le permitió fijar los tiempos del debate y conseguir el dictamen de mayorÃa.
Aunque no sin transpirar: el radical Oscar Castillo se negó a firmar y confirmó que está en sus planes no acompañar, pese a que en 2018 votó a favor. Pero su rebeldÃa se compensó con la rúbrica en disidencia del entrerriano oficialista Edgardo Kueider, quien habÃa evitado pronunciarse. De todos modos aclaró a LPO que sigue sin definir que hará en el recinto.
El otro festejo para el Gobierno fue que firmó y sin ninguna disidencia Silvina GarcÃa Larraburu, la rionegrina que en 2018 definió votar en contra poco antes de la sesión y ya sin chances de que haya ley, una de las apuntadas en la Rosada para su conversión.
Pero para que sea ley hace falta contar los votos en la sesión y los números siguen bien parejos. Aún asÃ, la oficialista Anabel Fernández Sagasti, a cargo de juntar voluntades entre los suyos, confirmó que habrá reunión a suerte y verdad en la fecha indicada.
Los celestes del oficialismo le pasan factura a Cristina por garantizar el dictamen del aborto
"Quiero invitarnos a que nos escuchemos y a pesar de nuestras convicciones, nuestras diferencias, busquemos un punto en común para trabajar en esta temática que es importante y que todavÃa la tenemos que saldar. Transitemos este camino hasta el 29", convocó la mendocina.
Según supo LPO, en estas semanas el presidente pidió involucrarse en la rosca con citas a indecisos y, sobre todo, un diálogo con gobernadores que puedan ayudar como lo hicieron en Diputados, donde fueron claves para juntar una mayorÃa el sanjuanino Francisco Guevara y la misionera Flavia Morales. Ambos son muy cercanos a sus mandatarios Sergio Uñac y Oscar Herrera Ahuad, quien sigue bajo el mando tácito de su vice Carlos Rovira.
En el Senado esperan una ayuda similar de la sanjuanina Cristina López Valverde y la misionera Magdalena Solari Quintana, pero por ahora siguen sin saltar de vereda y en la Casa Rosada empezaron a marcar los teléfonos para saber qué pasa.
Ocurre que la Cámara alta el peronismo celeste tiene como operador nada menos que al jefe del Frente de Todos José Mayans, formoseño y leal a su gobernador Gildo Insfrán, miembro del grupo de gobernadores del norte que el pasado viernes se mostró unido para exigirle medidas al Gobierno.
Mayans no ocultó su vocación de frustrar la ley como sea, por más que el presidente la considere la única buena noticia a dar en un complicado fin de año. Participó de los plenarios de comisión, defendió a cada expositor que habló en contra y hasta chocó con sus dirigidos cuando quisieron fijarle condiciones.
"Una ley de esta naturaleza no la podemos tratar asÃ: tres dÃas y chau. Estamos legislando sobre el derecho a la vida. De la vida de la madre y el niño. No es un impuesto que después lo cambias", protestó este jueves al final del plenario, que se dividió entre funcionarios el lunes, juristas el martes, médicos el miércoles y un mix de unos y otros este jueves a la mañana.
Se intercalaron entre promotores y detractores de la interrupción del embarazo legal y hubo muchos cruces con senadores que obligaron a la pampeana Norma Durango a poner orden más de una vez. Tanta fue la tensión en el zoom que Mayans, que es su jefe de bloque, la acusó en varias oportunidades de no ser parcial.
El lunes el cordobés de Cambiemos Ernesto MartÃnez le consultó a Vilma Ibarra si las clÃnicas privadas podrán derivar pacientes a los hospitales si no tienen médicos autorizados a practicar un aborto. Le dijo que si, pero no quedó del todo conforme y firmó dictamen en disidencia con el artÃculo que habilita la objeción de conciencia y, justamente, permite que las clÃnicas sin personal dispuesto a realizar la intervención la garanticen en otra dependencia.
Pero también se opuso al artÃculo 13, que obliga al Gobierno, provincias y municipios a capacitar sobre perspectiva de género y diversidad sexual a docentes, médicos y trabajadores de salud. Otra novedad fue que el rionegrino Ablerto Weretilneck, habitual aliado oficialista, se pronunció a favor de la ley pero no firmó el dictamen porque pidió modificaciones, en este caso para reducir las sanciones a los médicos por no garantizar el aborto en tiempo y forma.
Explicó que por esa razón en RÃo Negro el 73% de los ginecólogos son objetores de conciencia para los casos de aborto legal que ya están autorizados, como riesgo de salud y violación, que pueden darse en cualquier momento del embarazo.
"Como se toma el concepto de salud integral de la OMS cualquier problema psÃquico podrÃa ser causal de interrupción. Esta ley nos va a llevar a que todos los médicos del paÃs sean objetores de conciencia. Si no contempla y no protege a los equipos de salud en dos años no habrá quien la lleve adelante. No tienen que pensar que con esta ley van a perder su trabajo", reclamó.
Oscar Parrilli, que preside la comisión de justicia, sugirió que "los planteos sean eventualmente resueltos o atendidos a partir de la reglamentación de la ley con las autoridades del Gobierno".
Con MartÃnez, Kueider y Weretilneck, que no están seguros, los verdes se asegurarÃan 35 votos pero no les está siendo sencillo ratificar los que faltan. Siguen dubitativas la neuquina Lucila Crexell, del interbloque federal; y Stella Olalla, del PRO, presionada por los grupos Provida de Entre RÃos.
Crexell no participó del debate en comisiones y pese a que ni bien se presentó el proyecto en Diputados dijo en los medios de su provincia que no descartaba acompañar, luego reclamó modificaciones en esa Cámara que no se hicieron, como bajar de 14 a 12 las semanas máximas de gestación para interrumpir el embarazo.
Olalla se pronunció a favor de la despenalización durante la campaña electoral pero luego apagó el celular y se niega a confirmar cómo votará. Un dato, con Carlos Menem ausente con sus problemas de salud, esta dupla podrÃa garantizar la ley con quórum y abstención.
Pero Castillo deberÃa volver al bando verde donde este viernes no quiso estar. Además de su la otra noticia buena para los celestes que llegó desde el partido centenario la dio Juan Carlos Marino, quien confirmó que rechazará la ley, como hace dos años. "Voy a votar según lo que me pide mayoritariamente la sociedad pampeana: no avanzar en la legalización", anunció través de un comunicado.
Reconoció que "se habló de la posibilidad" de un cambio en su postura porque "nuevamente escuché y me reunà con todos. Pero la realidad es que considero que es un debate que no está saldado completamente en la sociedad".
"La legalización del aborto es una ley que divide las aguas y que no genera consenso unánime en ningún ámbito ni en la sociedad en su conjunto. Luego de analizarlo mucho y de tomar en cuenta cada opinión y cada arista del tema, decidà ratificar el voto de lo que mayoritariamente me solicita la sociedad a la que represento", justificó el radical.
Una curiosidad: Castillo y Marino tienen cercanÃa con Enrique "Coti" Nosiglia, quien intentó sin éxito negociar con Alberto Fernández y la cúpula de la UCR los votos que faltan para nombrar al candidato procurador Daniel Rafecas.
Otro radical que apuntan los celestes es Eduardo Costa, santacruceño, enemigo de Cristina y verde hace dos años, al igual que la diputada, correligionaria y coterránea Roxana Reyes, que la semana pasada se conectó para votar en contra cuando la ley ya estaba garantizada. No querÃa ayudar al oficialismo.
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