La bronca de los gobernadores peronistas con los manejos de Miguel Ángel Pichetto va en aumento y amenazan con trabarle acuerdos clave con el Gobierno, como el pliego de Inés Weinberg de Roca como procuradora.

Aunque se presenta como el gestor de los caciques provinciales ante la Casa Rosada, el rionegrino suele negociar por su cuenta y como LPO reveló hace quince días hay gobernadores que no están para nada conformes con los acuerdos que cierra, sobre todo en materia judicial. En los últimos días, el enojo con Pichetto se potenció y se sumó a la bronca con Macri por la detención de Fellner.

Es por eso que empieza a hablarse de una orden de los gobernadores para trabarle esos acuerdos, empezando por el pliego de Weinberg de Roca que Pichetto negoció con Macri en un almuerzo. Allí el rionegrino se aseguró la Defensoría del Pueblo para Humberto Roggero y también al procurador penitenciario, dos cargos que los jefes provinciales no habían pedido.

De todos modos, los gobernadores saben que trabar el pliego de Weinberg no sería un problema mayor para Macri que está muy cómodo con el procurador interino Eduardo Casal, que viene actuando en línea con los intereses de la Rosada. Pero sería una señal política potente.

En tanto, los mandatarios provinciales le hicieron saber a Pichetto que quieren tener peso en la definición de los reemplazantes de los camaristas Eduardo Farah y Jorge Ballestero, si es que se confirman sus salidas. Por lo menos, no quieren enterarse de los nombres por los diarios como ya ha sucedido.

Es que aunque los nombres debe proponerlos Macri, el peronismo mantiene una fuerza determinante en la definición de los lugares en la Justicia por el peso que tiene en el Senado. Algunos gobernadores creen que las concesiones del rionegrino al Gobierno les están haciendo perder esa influencia clave.

La bronca con Pichetto es tal que incluso hay quienes amenazan con romperle el bloque de senadores y no ven casual la jugada de Silvina García Larraburu, que anunció el miércoles su pase a la bancada de Cristina Kirchner. Un dato no menor es que García Larraburu es rionegrina como Pichetto, que ya perdió casi por completo el control del peronismo de su provincia.

El temor de Pichetto -que ya perdió la primera minoría- es que la salida de García Larraburu profundice los gestos de autonomía de otros integrantes de su bloque, como Omar Perotti que ya se viene desmarcando del jefe de la bancada y en diciembre amagó con armar un monobloque, necesitado de confrontar más fuerte con el PRO para posicionarse en la pelea santafesina.

En ese momento, el santafesino le avisó que había entre siete y ocho senadores con ganas de pegar el portazo, después de hacer quedado expuestos en la discusión por la reforma previsional en la que varios criticaron duramente pero tuvieron que votar a favor obligados por sus gobernadores, como los formoseños Mayans y González. El intento de división fue frenado por los gobernadores.

La amenaza de una ruptura del bloque peronista tiene que ver con que Pichetto tiene pocos aliados fieles (Rodolfo Urtubey, Dalmacio Mera, los fueguinos Ojeda y Catalán Magni, los entrerrianos Guastavino y Kunath, el chaqueño Aguilar y no mucho más), y el resto no tiene jefes provinciales (Perotti, Camau Espínola y Juan Mario Pais, entre otros) o hace lo que piden los gobernadores. Si estos deciden romper con el rionegrino, su poder quedaría muy limitado.

Cristina charla con Alperovich

LPO

Una opción intermedia con la que empieza a especularse es la de un recambio en la conducción del bloque, un lugar que no suele seducir a los senadores. La idea que tienen algunos es poner alguien verdaderamente del riñón de los gobernadores, menos dispuesto a colaborar con la Rosada.

Pero también empieza a pesar cada vez el protagonismo de Cristina en el Senado, donde se la ve charlando amigablemente con varios de los integrantes del bloque de Pichetto. Un caso es el de José Alperovich, quien como se ve en la foto de LPO se acercó ayer a su banca a charlar casi en secreto. Lo hicieron durante un largo rato a la vista de todos. 

La ex presidenta ya había mostrado su buena sintonía con los Alperovich cuando a finales del año pasado Beatriz Rojkés la llevó a cerrar un congreso de mujeres en Tucumán.

Como contó este medio, en una de las últimas reuniones de bloque Alperovich (que ya se había despegado en una sesión el año pasado) cruzó feo a Pichetto y le dijo que no pensaba votar nada que no estuviera consensuado con todos los senadores, un mensaje idéntico al que empiezan a expresar los gobernadores. Su diálogo con la ex presidenta alimenta las dudas acerca de cómo juega Cristina en el creciente fastidio interno con el rionegrino. 

Como sea, las posturas marcadamente opositoras de la ex presidenta expuestos a los senadores que integran el bloque dialoguista del peronismo. Sobre todo en temas sensibles como los tarifazos, que pegan fuerte en las provincias. Esto se irá agudizando más de cara al 2019, donde necesariamente los peronistas tendrán que desmarcarse de Macri.

Estos movimientos internos le generan a Pichetto otros riesgos. La salida de García Larraburu dejó a Cambiemos como primera minoría y en condiciones de reclamar lugares clave como un asiento en el Consejo de la Magistratura, donde el PJ tiene dos por el Senado ya que en diciembre era mayoría.

De todos modos, en Cambiemos no están para nada incómodos con uno de los consejeros, Rodolfo Urtubey, y ya en diciembre no hicieron demasiado para engrosar el bloque y quedarse con ese lugar, como contó LPO. El salteño es un hombre de diálogo directo con el ministro Germán Garavano y participa directamente en la elaboración de proyectos del oficialismo en materia judicial. De hecho, en diciembre presentó junto a Federico Pinedo un proyecto de reforma del Ministerio Público, que finalmente no prosperó.