La lista de plurinominales del Senado refleja muy bien tensiones y querencias en la cima de la 4T. De ahí el lugar privilegiado que tiene el secretario particular de Andrés Manuel López Obrador, Alejandro Esquer, quien será senador en el próximo sexenio y tendrá el ansiado fuero.

Esquer, que es detestado por buena parte del gabinete, fue señalado a lo largo del sexenio por su papel de recaudador electoral del presidente y por asignar contratos públicos de corte vidrioso.

Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad lo denunció por un supuesto manejo irregular de efectivo con fines electorales y por operar licitaciones restringidas con empresas inexistentes.

Grupo Reforma también lo señaló por asignar contratos de Gobierno a exempleadas de su confianza.

Todo esto se queda corto en comparación con el principal rumor que pesa sobre Esquer: el negocio de Pemex con Shell para adquirir la refinería en Texas de Deer Park, transacción en la que estaría involucrada la familia de Esquer y por la que se cobró una gran comisión.

Una vez asegurado su lugar, Esquer se las arregló para dejar afuera de todo a sus principales rivales. El primero fue César Yáñez, a quien siempre detestó y que la semana pasada se fue a la campaña de Claudia Sheinbaum.

Otro caso es el del excoordinador de asesores, Lázaro Cárdenas Batel, que a pesar de haber estado en el primer círculo presidencial también se quedó sin nada. En la interna morenista jugó fuerte a favor de Marcelo Ebrard.

También aparece el caso de Carlos Torres, jefe de los superdelagados que organizan la entrega de programas sociales y desde siempre enfrentado con Esquer y con el vocero Jesús Ramírez.