Luis Videgaray espera hoy miércoles, en el Departamento de Estado, poder relanzar la relación bilateral con Estados Unidos tras semanas de fuertes tensiones. Se reunirá con el secretario de Estado Rex Tillerson y con el de Seguridad Nacional John Kelly. Será su primer encuentro con un entorno diferente al de la Casa Blanca.

Con Tillerson pretende lo que no pudo con Steve Bannon o Jared Kushner: abordar el futuro de la relación comercial. El ex ejecutivo de Exxon es texano y el canciller espera poder demostrarle el impacto que tendría afectar la relación entre ambos países en materia de comercio y negocios. 

Videgaray lleva un dossier elaborado por Ildefonso Guajardo y además le pidió a un alto ejecutivo del Grupo Alfa que haga un llamado preliminar a Tillerson, a quien en el conglomerado regiomotano conocen de cuando hacían negocios en el rubro petroquímico.

Videgaray busca lo que no tuvo en la Casa Blanca: una foto cordial, declaraciones amistosas y promesas de trabajo conjunto. Un poco de aire, una escenografía que disimule la tensión actual, donde sigue en el aire la idea de que Donald Trump podría desplegar militares en la frontera. El canciller necesita un acierto, especialmente cuando en el Senado y entre los gobernadores crece el antagonismo hacia su persona.

Tillerson no tiene un discurso anti-México. Como hombre del petroleo conoce el país, ha hecho negocios y a diferencia de Trump, él si tuvo éxito como mandamás de Exxon: desarrolló la división de venta de lubricantes, gano licitaciones en a reforma energética e incursionó en el negocio de los petroquímicos.

La reunión con Kelly tiene otro talante. El militar es muy cercano a Bannon pero también es cierto que ayer martes dijo que México puede ser "un amigo para EU" para asegurar la frontera.