Un proceso paralelo a la campaña presidencial, y quizá engarzado a los resultados en las elecciones,
está teniendo lugar y no es otro que la sucesión en el partido más importante para la Cuarta Transformación. De ahí que en Morena cobre relevancia en las últimas semanas el nombre del tabasqueño Adán Augusto López.
Abortado el plan de un autoexilio en la embajada de México en París, el extitular de Gobernación se metió de lleno y en serio en la campaña presidencial morenista e incluso desplazó al senador Ricardo Monreal y al excanciller Marcelo Ebrard en las listas plurinominales al Poder Legislativo, garantizando el primer lugar al Senado.
Para gran parte del obradorismo (que ve en séptimo lugar a Ebrard y en San Lázaro solo por tres años a Monreal), Adán será el operador legislativo de una eventual presidencia de Claudia Sheinbaum, luego de demostrar cómo podía usarse la Segob más allá de un membrete con despacho en el Palacio de Cobián.
En López Hernández recayó una de las pocas negociaciones exitosas en el Congreso que llevó a una pausa a la "moratoria constitucional" de la oposición y puso al PRI de Alito Moreno Cárdenas en severos aprietos al aprobar la extensión de la presencia en las calles de la Guardia Nacional por cuatro años más.
Anticipando una elección presidencial triunfadora pero reñida, donde no se logre un Plan C, en el equipo de López Hernández se proyecta su imagen como el sucesor natural de Mario Delgado en la presidencia de Morena, contando para ello en el respaldo de la mayoría de los 23 gobernadores aliados de la 4T. Aunque su nombre no es el único que se menciona, y no es la primera vez que surge como ocurrió el año pasado cuando se aprobó aumentar el plazo de la dirigencia de Mario Delgado y la secretaría de Citlalli Hernández.
También hay quien asegura que el morenista Alfonso Ramírez Cuéllar, coordinador de los Comités de Apoyo a Claudia Sheinbaum, podría regresar a dirigir el partido. Como lo hizo por espacio de un año de manera interina tras el polémico liderazgo de Yeidckol Polevnsky, el originario de Zacatecas es una de las personas más cercanas a la exjefa de Gobierno.
Ahora, tras los comicios de junio, se anticipa que busque disputar a Monreal Ávila la coordinación de los diputados morenistas en San Lázaro y, al mismo tiempo, convertirse de nuevo en el dirigente del partido en octubre. Su grupo, los Puros y Duros del obradorismo, han ganado fuerza con Martí Batres en CDMX, la ministra Lenia Batres en la Suprema Corte, y las hijas de Bertha Alcalde Luján en la primera línea del Gabinete de AMLO.
Precisamente sobre Luisa María Alcalde muchos se preguntan qué hará después de ser titular de la Secretaría de Gobernación. Y no ha faltado quien en la cúpula morenista, aduciendo un guiño de Palacio Nacional, asegure que Alcalde Luján responderá a la convocatoria de agosto, y así vendría a completar la fórmula femenina del nuevo gobierno: Sheinbaum en Presidencia, Clara Brugada en la CDMX y Luisa María dirigiendo Morena.
Estas semanas -y sobre todo el resultado en las urnas- moverán las preferencias al interior del partido: si por un liderazgo fuerte, visceral, a la antigua, o uno que ponga el barco en tierra y no lo mueva hasta que el nuevo poder presidencial se afiance plenamente, rumbo a la nueva elección de medio término, y de nuevo a la sucesión presidencial de 2030. La hegemonía de Morena por varias décadas se juega ahora, y de ello depende directamente quién releve a Mario Delgado.
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