Enrique Peña Nieto suele cuidar con rigurosidad cada una de las palabras que suelta en pública. Institucional al máximo, suele evitar la confrontación política o los intercambios mediáticos cuando encabeza un discurso en sus eventos. Pero este jueves dejó en pausa por un momento esa traición, como suele hacer cuando un hecho político escala en su dimensión.
"Vienen tiempos de mucha efervescencia política. Pero tengan siempre presente nuestros legisladores que su deber es con México. Todo legislador, sin importar de qué partido político sea, está llamado a conducirse con apego y con responsabilidad, a partir del mandato que han recibido de sus representados", dijo el mandatario al abrir su discurso.
Y lanzó palabras todavía más duras: "Nadie está para recibir consigna alguna, instrucción alguna que entorpezca el trabajo legislativo. Están ustedes para servirle a México y para cumplirle a los mexicanos. Y espero que con ese sentido de responsabilidad nuestras instituciones sigan trabajando para los mexicanos y no para atender consignar particulares o proyectos individuales".
Los cuestionamientos públicos tienen un destinatario claro: Ricardo Anaya. El dirigente nacional del PAN ordenó -a través de Marko Cortés, líder de la bancada azul- bloquear la instalación de la Mesa Directiva hasta que Los Pinos no acepte dar de baja el pase automático de Raúl Cervantes desde la PGR a la Fiscalía General.
El discurso presidencial ocurren a pocas horas de que el PRI haya cedido: César Camacho y Emilio Gamboa anunciaron públicamente que aprobarán la iniciativa presidencial para bajar ese pase automático. Anaya fue hasta San Lázaro para celebrar su victoria política.
Como reveló La Política Online, el sector díscolo del panismo -Roberto Gil Zuarth, Ernesto Cordero y compañía- están convencidos que Anaya necesita el puesto de Fiscal General libre para poder negociar con Miguel Ángel Mancera. "No estamos negociando posiciones", tuvo que salir a desmentir Alejandra Barrales.
Queda claro que efectivamente la temperatura política sube. ¿Habrá quedado afuera de ese puesto Raúl Cervantes, o seguirá con chances? ¿Acaso aceptara Peña Nieto el consejo de Luis Videgaray para impulsar a Eduardo Medina Mora, un perfil cercano pero con más apoyos en el panismo? Esas incógnitas siguen abiertas.
