La canciller Alicia Bárcena tuvo dÃas tumultuosos antes de la participación de Andrés Manuel López Obrador en el foro de APEC en San Francisco.
Esto luego de accediera a suscribir una declaratoria de apoyo al candidato Sergio Massa en Argentina y que a las pocas horas tuviera que salir a precisar que ella no habÃa autorizado esa acción y que se apegaba a la tradición de la diplomacia mexicana de no injerencismo.
Lo cierto, según pudo conocer LPO, es que Bárcena avaló el que su nombre esté y cuando fue consciente de su error desconoció el comunicado y dejo expuesto a su amigo EfraÃn Guadarrama, a cargo en la CancillerÃa de la relación con organismos americanos. Guadarrama presentó su renuncia en dos ocasiones, pero Bárcena le pidió que se quede en el cargo por la relación previa que ambos sostienen.
El caso explica muy bien el perfil de una funcionaria a quien le interesa más la polÃtica y las relaciones que los protocolos y los modos que hacen a la vida interna de la CancillerÃa..
Algo similar sucede con el viaje de López Obrador a California. Bárcena por estas horas luce más interesada en las fotos, la prensa y los comentarios sobre las reuniones del presidente con Joe Biden y Xi Xinping que por el destino de esas pláticas o las acciones que estas conllevan en relaciones que son cruciales.
Bárcena quiere que en Washington se le asigne el papel de interlocutora con la candidata Claudia Sheinbaum y a su vez a la ex jefa de gobierno le ofrece un cabildeo permanente en su favor en la capital de Estados Unidos. Entiende que en ese sistema de relaciones públicas está la clave de su continuidad ante un eventual triunfo de Morena.
Bárcena compite de momento con dos actores directos y una situación por fuera del contexto doméstico. Uno es Roberto Velasco, que ya intentó ser canciller cuando Marcelo Ebrard dejo el cargo y por eso no lo siguió a la campaña. La relación de Velasco con Ebrard quedo herida tras la aspiración presidencial del excanciller y también porque Velasco, en favor de su ambición de ser canciller, se acercó más de la cuenta a la Primera Dama Beatriz Gutiérrez Müller.
El otro perfil, que tiene una buena llegada a Sheinbaum, es Juan Ramón De la Fuente, exembajador en la ONU con toda la intención de reemplazar a Bárcena, a quien en privado define como una buena publirrelacionista de los organismos multilaterales.
Por cierto: De la Fuente estuvo hoy viernes en la toma de protesta del nuevo rector de la UNAM. Acudió a respaldar a Leonardo Lomelà en un escenario complejo, en el cual la secretaria de Educación Pública no asistió. Es entendible: la funcionaria comulga con el mensaje presidencial de que la UNAM es "neoliberal".
La situación que complica a Bárcena son las propias elecciones en Estados Unidos. La canciller no tiene grandes amigos en el Partido Republicano y desde allà sabotearon su intento de conducir al BID.
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