El presidente Andrés Manuel López Obrador mantuvo una conversación telefónica este miércoles con su par de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, quien confirmó que visitará México "tan pronto como sea posible".

Según publicó el líder del Partido de los Trabajadores (PT) en su cuenta de Twitter , durante la conversación conversaron sobre "la cooperación económica entre los países" y sobre la posibilidad de que el presidente de Brasil visite México por primera vez en su tercera presidencia al frente del gigante sudamericano.

Durante la comunicación que duró cerca de una hora, según informó el gobierno de Brasil, López Obrador "manifestó su intención de ampliar el diálogo entre los países latinoamericanos con el fin de superar las barreras arancelarias" para promover "un mejor ambiente para el comercio y las inversiones a nivel regional".

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El encuentro entre ambos presidentes será el primero desde que Lula da Silva inició su tercer mandato presidencial ya que, antes de las elecciones de 2022, también visitó la Ciudad de México. El encuentro podría servir para potenciar el vínculo entre los dos países más importantes de la región y reducir las diferencias que se empiezan a evidenciar entre los dos.

En diálogo con LPO, Luis Antonio Huacuja Acevedo, profesor del Posgrado de la Universidad Autónoma y especialista en integración regional, consideró que el encuentro se llevará a cabo en un "momento peculiar" ya que existen diferentes gobiernos de izquierda en la región que tienen "matices y diferencias, pero coincidencias sustanciales". "Es un momento muy interesante para América Latina y esta reunión de líderes es muy interesante", agregó.

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Según Huacuja Acevedo, históricamente se consideró a México y Brasil como "contendientes y competidores" por el liderazgo regional, pero que en la actualidad la existencia de diferentes gobiernos progresistas en la región facilita la llegada de acuerdos. "Conectar esas dos influencias y hacerlas coincidir puede ser muy bueno y productivo", profundizó.

Como relató LPO, uno de los grandes temas que amenaza el vínculo es el proyecto regional de cada presidente y la capacidad de convertirse en el interlocutor válido con el presidente de los Estados Unidos, Joe Biden. En este contexto, un dato de la asunción presidencial de Lula llamó la atención: Sullivan viajó hasta Brasilia y AMLO no, quien decidió enviar a su esposa, Beatriz Gutiérrez Müeller.

Además, durante el último tiempo las diferencias también quedaron evidenciadas alrededor de la Comunidad de Estados Latinoamericanos (CELAC), un organismo regional desde el cual AMLO expandió su influencia regional y que la flamante administración brasileña no ve con los mejores ojos. Lo que se esconde de fondo en esta nueva relación son las históricas diferencias entre México y Brasil: mientras que el primero históricamente priorizó una diplomacia latinoamericanista con poca influencia de Brasilia, el segundo optó por una influencia sudamericana con baja intervención azteca.

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La última diferencia se evidenció alrededor de la crisis de Perú, tras la caída del ahora expresidente Pedro Castillo y la asunción de la actual jefa de Estado, Dina Boluarte. Mientras que AMLO decidió calificar a la mandataria como una usurpadora ilegal del cargo y calificar al maestro rural como un "preso político", Lula consideró que "todo caminó dentro de los moldes constitucionales" y le encomendó a la presidenta la tarea de "reconciliar el país".

Para Huacuja Acevedo, el reto principal pasa por hacer confluir las coincidencias y lograr construir una "agenda común" del continente y "sacudirle el polvo a un proyecto de integración ante los nuevos retos", como la pobreza, la desigualdad, la defensa de los pueblos originarios y la lucha contra el cambio climático. "Es difícil encontrar una voz de América Latina única ante los problemas globales. Ahora existe y si se aprovecha puede abonar y atender a los problemas que tenemos", completó.