El exsubgobernador de Banxico Gerardo Esquivel tiene un desafÃo de alta densidad por delante: lograr ser protagonista en el equipo económico de un eventual gobierno de Claudia Sheinbaum y, en el camino, sortear el malestar que existe hacia el economista en el cÃrculo primario de Andrés Manuel López Obrador.
Esquivel, igual que lo hizo en la campaña del 2018, ya se reúne con diversos empresarios bajo el entendido de que será un firme candidato a la SecretarÃa de Hacienda y Crédito Público. Pero a sus interlocutores no se les escapa que el presidente no le renovó el mandato en el Banxico, que lo acusó de ser neoliberal y que otros economistas de su grupo, como es el caso de Carlos Urzúa, tienen un discurso muy duro contra el desempeño económico de la 4T.
La reforma fiscal es solo una de la áreas en tensión. El ex subgobernador es promotor, tanto en público como privado, de una reforma de este calado, a la cual el presidente se ha opuesto rotundamente. Esquivel sostiene que es necesario el incremento de impuestos, principalmente a la propiedad y modificaciones al ISR, entre otros.
Para López Obrador no incrementar los impuestos es una de sus promesas principales. En cambio, apostó por fortalecer la recaudación tributaria, eliminando condonaciones impositivas y dando más herramientas de control al SAT, además de reducir el gasto gubernamental. El presidente repite como mantra que si se cobran impuestos a los ricos y se vita la corrupción, una reforma fiscal es innecesaria.
Sin embargo, diversos analistas coinciden en que el próximo gobierno heredará fuertes presiones fiscales, sobre todo ante el incremento del déficit para 2024. El mercado observa el panorama con preocupación y de ahà la creencia de que México requiere ampliar su base tributaria.
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Según Esquivel, con una deuda anclada en el 48% del PIB, esta administración deja un espacio fiscal "estrecho" y por eso recomienda buscar "fuentes alternativas de ingresos para el mediano y largo plazo", como declaró en una entrevista para el diario Reforma.
Su planteamiento contempla el rediseño del impuesto predial, la simplificación en la cobranza del ISR (menos declaraciones mensuales para un grupo importante de contribuyentes), una reducción en el número de tramos del impuesto, asà como un aumento en las tasas marginales más elevadas.
Para Sheinbaum, las lecturas de Esquivel no parecen ser problemáticas pero de momento en su papel de candidata no menciona para nada una reforma fiscal.
Esquivel llegó a la 4T en equipo con Carlos Urzúa, el primer titular de Hacienda en este gobierno y actualmente uno de los más crÃticos del mismo. Se perfilaba como secretario de Egresos, pero una movida de su jefe lo llevó a Banxico, donde se caracterizó por tener una postura disidente con la SHCP.
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Su sintonÃa con López Obrador nunca existió. Desde el inicio fue promotor de la reforma fiscal, previendo que el presupuesto no alcanzarÃa para todas las promesas de AMLO. Una batalla perdida. Otros choques ocurrieron a lo largo del sexenio en torno a los remanentes de Banxico y a las reservas internacionales.
Esquivel tiene la simpatÃa de los mercados, no asà del presidente, por lo que si llegara a intervenir en la conformación del gabinete de Sheinbaum, en un eventual triunfo, serÃa un frente de conflicto.
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