Paul Krugman siempre fue optimista en relación a las negociaciones del TLCAN. El economista de Princeton opina desde hace largos meses que Donald Trump no podrá cambiar con facilidad las reglas globales de comercio -que rigen en Estados Unidos- básicamente por el lobby de las grandes compañías. Pero sus pronósticos tuvieron un leve retoque en los últimos días, después del incómodo cierre de la cuarta ronda de negociaciones.

"Siempre he sido muy optimista respecto a un acuerdo sobre el TLCAN. Porque las grandes empresas, las industrias de los Estados Unidos han dedicado 22 años a la creación de este acuerdo comercial. No querrían que les arruinen ese marco de negocios. Pero dos cosas cambiaron", explicó el Premio Nobel en una mesa de análisis que le organizó el New York Times en la Ciudad de México.

El economista dijo que la primera razón es que las negociaciones van mal y se puede observar en las demandas específicas que hicieron los representantes de la administración de Trump. "Son demandas dañinas. El punto del TLCAN, su corazón, es que funciona como un seguro. Lo que hace es garantizar a las compañías que habrá libre comercio en el largo plazo. Puedes hacer negocios en el largo plazo sabiendo que esas condiciones no cambiarán. Que haya una cláusula de revisión cada cinco años, hace que todo el TLCAN pierda sentido.", argumentó.

El otro aspecto -que está relacionado, aunque no lo parezca- es el sistema de salud de los Estados Unidos. Trump canceló los subsidios del 'Obamacare', poniendo así en riesgo a todas las empresas de seguros, como a los proveedores y hospitales. "Hubiésemos creído que no podría hacer eso, aun siendo Trump. Más allá de la gente afectada, no lo creíamos por la presión que ejercerían los CEO de las compañías de seguros. Pero lo hizo", dijo.

Y agregó: "Entonces, si está dispuesto a destruir el sistema de salud porque se siente enojado, frustado o inseguro políticamente, ¿por qué no lo haría con el TLCAN?"

Aun así, Krugman sostuvo ante la atenta mirada de empresarios y políticos mexicanos, que la cancelación del TLCAN sigue siendo la opción menos probable: "Si tuviera que ponerle un número, diría que tiene 25% de chances de concluirse".

LPO MéxicoAlberto Soto Villalpando

Desde su óptica, el final del TLCAN podría ocurrir de dos formas. Una suave y otra más dura. La suave sería que frente a los desacuerdos se impongan aranceles en línea con la OMC, del 2% o 3%. Una salida más parecida quizás al Brexit. La dura: que Trump decida ponerle un 30% de impuestos sobre todos los productos mexicanos. "Esa sería una historia mucho más complicada. México sobreviviría, pero sería un golpe más duro", opinó.

"Supongamos que la OMC diga: Estados Unidos debe parar con esto. Y que Trump diga: No. ¿Cuantas herramientas más tiene la OMC? Trump dirá: No me importa. America first. America grat again. Lo que sea que quiera decir", se burló el columnista.

Y concluyó: "Pero sí creo que hay muchos industriales de peso, CEOS, ejecutivos, corporativos que han invertido y siguen invirtiendo en reglas de comercio global. Están horrorizados con esta posibilidad. No pueden forzarlo a Trump a hacer algo, pero sí tienen muchos amigos en el Congreso que podrían hacer todo tipo de cosas para sacarlo del Salón Oval. Eso sí podría ocurrir".