El reciente anuncio del secretario de Trabajo, Alfonso Navarrete Prida, afirmando que antes de que finalice el año podría darse un aumento salarial, reencendió el debate sobre la histórica pérdida del poder adquisitivo de los trabajadores. Más allá de las medidas que se están tomando para controlar la inflación, analistas sostienen que, a lo largo de la última década, son los asalariados de menores ingresos los que más han sido afectados por el aumento de los precios.

Debido a los últimos sismos, al menos se está intentando llegar a un conceso entre el gobierno, los empresarios y los representantes sindicales sobre un nuevo aumento del salario mínimo. Aun así, autoridades del Banxico expresaron que dicho incremento debe hacerse en forma cuidadosa para evitar posibles repercusiones en la inflación, fenómeno que la institución se comprometió a reducir en 2018.

En este sentido, el subgobernador del Banco de México, Javier Guzmán Callafel, recordó que esté año el aumento de los precios se ha salido de los planes esperados y, por ello, deben implementarse medidas para volver a las metas prefijadas.

"Adicionalmente al efecto de la devaluación sobre los precios (el cual, afortunadamente no fue tan significativo), la inflación ha sido afectada a lo largo de 2017 por el aumento de los precios de los energéticos, el ajuste del salario mínimo, el incremento de las tarifas del autotransporte y el repunte de las cotizaciones de diversos productos agropecuarios. Como resultado, la inflación general al consumidor aumentó de 3.36 por ciento a finales de 2016 a 6.66 por ciento en agosto de 2017", señaló Guzmán.

El Banxico destacó que la inflación casi se duplicó en un año pasando del 3,36% a finales del 2016 a un 6,6% en agosto de 2017. Guzmán Callafel advirtió sobre el riesgo de instrumentar  "ajustes del salario mínimo que no estés sustentados en la productividad".

En este sentido, también destacó el rol de la política monetaria para controlar la inflación y advirtió que México es vulnerable a múltiples factores que pueden repercutir sobre los precios internos. Entre estas variables, mencionó la incertidumbre sobre el rumbo de la política económica en Estados Unidos, las elecciones presidenciales del próximo año en México y sobre todo, la posible suba de tasas de la Reserva Federal.

"Me preocupa más el riesgo de que ante un panorama de normalización de la política monetaria en Estados Unidos, renegociación del TLCAN y elecciones presidenciales en México el año entrante, se observen nuevos episodios de volatilidad en el mercado cambiario, que se extiendan por un periodo relativamente prolongado e incidan sobre los precios. A lo anterior cabe agregar el riesgo de aumentos adicionales de los precios de los productos agropecuarios, así como de ajustes del salario mínimo que no estén sustentados en la evolución de la productividad", señaló.

El presidente de la Coparmex, Gustavo de Hoyo.

Cuartoscuro

Más allá de la firme posición de Banxico de custodiar la inflación, diversos analistas han advertido que el deterioro del salario real a causa de aumentos salariales menores a los de la inflación podría afectar el consumo, en particular el de los estratos más bajos de la población.

Según datos el INEGI en el período comprendido entre 1980 a 2010 ha tenido lugar un deterioro del 80% del salario real, iniciándose en los últimos años una tímida recuperación gracias a un control más estricto de la inflación. No obstante, según el economista investigador del CICE Miguel Ángel Díaz Carreño, este deterioro real aún continúa. 

El investigador Díaz Carreño señala que entre 1980 y 2010, el salario real ha tenido un deterioro del 80%, golpeando de manera más acentuada a los sectores más bajos.

En particular, el autor destaca la pérdida del poder adquisitivo del salario mínimo debido a que la población que lo percibe consume más que nada alimentos, los cuales han experimentado un aumento promedio del 20% este último año.

"Resulta de gran relevancia por el hecho de que en la economía mexicana poco más del 50% de la pobla­ción trabajadora se ubica con una percepción salarial de entre uno y dos salarios mínimos. Lo cual da una idea aproximada de que este sector de la población recibe un in­greso que le permite obtener sólo algunos productos y servicios de consumo básico", destacó Díaz Carreño.

Si bien los riesgos inflacionarios están presentes y su control constituye una prioridad para asegurar el crecimiento económico, también lo es asegurar el bienestar de la población.