Es difícil condensar la enorme complejidad de los juicios que enfrenta la Argentina. Sólo en la Corte Suprema de Estados Unidos tenemos cinco procesos diferentes. Una hoja de ruta para entender lo esencial. |
Aleluia!: Argentina hizo algo
normal. La ironía refiere a la última noticia que tenemos: Argentina cambió de posición y de pensar que seríamos
“tarados” si abonáramos la indemnización tras expropiar una compañía, como dijo
el Ministro Kicilloff, en su momento, ahora pensamos “hay que pagar lo
expropiado” - algo totalmente normal y previsto por nuestras leyes desde 1866.
¿Impactará esto en los juicios en el CIADI y con los Fondos “Buitres” o en las
conversaciones con entidades internacionales?
No conocemos los detalles del acuerdo por el tema YPF, y posiblemente, haya que hacer muchas observaciones a su texto, una vez que se conozca en el Congreso, pues fue una expropiación sensiblemente cuestionable. El propósito de esta nota es analizar otro ángulo, el del efecto de hacer lo previsto en las normas en nuestra credibilidad internacional como país, severamente cuestionado en tribunales internacionales y de terceros países donde nos han considerado “deudores recalcitrantes”.
Es bastante difícil de condensar en pocas palabras la enorme complejidad de los procesos seguidos en contra de nuestro país. Basta decir que sólo en la Corte Suprema de Estados Unidos, tenemos hoy 5 tipos diferentes de procesos que podrían costar, de confirmarse los fallos de tribunales inferiores miles de millones de dólares. ¿Quién los pagará si perdemos? Quiera Dios que tengamos éxito, pues seguramente, no pagará quien causó el problema, el actual Gobierno Nacional, sino nosotros, los ciudadanos de a pie.
Imaginemos que hicimos un pagaré. Que luego decidimos no pagarlo, pese a que reconocemos que es nuestra la firma, que es cierta la fecha, que el monto por el que nos endeudamos es el correcto. Bueno, algo similar es lo que se discute en la Corte de Estados Unidos, esto es lo que ven los tribunales americanos que han intervenido hasta ahora, en 5 juicios diferentes, donde tal vez tendríamos razón si no fuera por nuestras propias conductas; nos defendimos mal, planteamos caprichos ideológicos y aseguramos ser el país más maravilloso del mundo desde la tribuna política mientras que en juicio sostuvimos lo contrario y hasta amenazamos a la Justicia que nos juzgaba.
En uno de los pleitos reclamamos que se nos trate con inmunidades de país, cuando en principio emitimos bonos en la Bolsa como cualquier empresa, en otro pedimos que se nos permita pagar primero a quienes nosotros queremos, en un tercero solicitamos que se nos permita pagar proporcionalmente a acreedores que entraron en los canjes (resignando una parte de sus acreencias) y a los que no entraron e hicieron juicio por el total de la deuda en bonos que adquirieron (a los que se llama “buitres”); un cuarto juicio donde solicitamos que se nos exima de brindar información a los tribunales americanos (famosos por compartir la información entre las partes) y un quinto donde pretendemos que no se nos aplique un laudo arbitral donde perdimos un juicio por las consecuencias dañosas de la pesificación asimétrica de Duhalde.
Además de esto, tenemos 9 juicios pendientes al menos en el CIADI, esto es, el tribunal de resolución de controversias del Banco Mundial, una institución financiera internacional que suele ser puesta como referencia en las inversiones trasnacionales. Son juicios que según informa la página del propio Banco Mundial se encuentran pendientes de resolución.
Por otro lado, tenemos abiertas conversaciones para arreglar la situación de nuestro país con el Fondo Monetario Internacional, y con el llamado “Club de París”. Se nos reclama dinero y/o reformas en nuestra economía, pues incurrimos en deudas y no las pagamos, o siendo miembros de una entidad, nos resistimos a brindarle información confiable entre otras cosas.
Me reservo la opinión sobre la justicia exacta de los reclamos que se nos hacen, y sobre la razón que nos asiste pero sin dudas creo que solucionar el sinfín de controversias abiertas en el frente externo no será sencillo. También pienso que la confianza, aquel bien que se logra tras arduos años de esfuerzo y se evapora en un segundo, no será fácil de generar para el Gobierno actual aún cuando hoy cambie alguna de las ilógicas posturas seguidas desde 2007.
En este sentido ha dificultado la tarea para los gobiernos que vienen y no hemos obtenido hasta ahora alguna ventaja para las mayorías de nuestro país por intentar picardías. Sería bueno que en el Gobierno Nacional recuerden que no hay solamente funcionarios más o menos preocupados por sus gestiones, sino millones de personas tangibles que siempre terminan recibiendo malas noticias en sus bolsillos cuando aquéllos olvidan no hacerse los piolas.
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