
El diagnóstico interesado de las formaciones de izquierda es que Podemos baja el precio a Sumar con candidatos como Irene Montero, Pablo Echenique o Ione Belarra. Y los morados responden que Más País, Compromís y Catalunya en Comú aprovechan la cercanía a Yolanda Díaz para ocupar los primeros lugares en las listas. Algo de cierto hay en lo que defiende cada una de las partes, virtuales socios en la plataforma progresista, pero la vicepresidenta segunda del Gobierno no quiere perder la iniciativa.
Podemos viene agitando que Díaz y sus aliados promueven el veto a las principales figuras del partido, con la ministra de Igualdad a la cabeza, un comentario asumido por el equipo de Sumar. La vice busca para Montero un lugar en la lista por Madrid que respete el equilibrio de su reputación dentro y fuera del espacio progresista: una de las dirigentes más destacada de Podemos, aunque resistida por su gestión ministerial.
Es probable que Montero no vaya en los tres primeros puestos de la lista, manejada casi por completo por Íñigo Errejón, y en la que se presume que estará Enrique Santiago. "Lo que hay que proteger mucho es este gran liderazgo de Yolanda Díaz", dijo el líder del PCE, uno de los más entusiastas con la conducción de la vice. Esa desavenencia ha dado lugar a una serie de rumores sobre el partido morado.
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El más incomprensible es el que sugiere un pacto electoral con ERC, ya negado por los catalanes. Es que los republicanos han salido golpeados de las municipales de finales de mayo y se ha plegado a un pacto independentista con Junts para afrontar unos comicios generales que marcarán no solo el futuro de la próxima legislatura en Madrid, sino el músculo del ecosistema soberanista, con el PP al alza. En esa ecuación, Podemos apenas tiene razón de ser.
A más tardar, Díaz y los morados tendrán que llegar a un acuerdo para el viernes. "Hay que dar algo de uno para la unidad", dice a LPO un dirigente de primera línea que trabaja codo a codo con la líder de Sumar. El problema con Montero o Echenique, dicen desde una de las formaciones regionalistas que conforma el frente, es que el alto perfil daña las posibilidades de la izquierda en las urnas. No le perdonan el ruido y la tozudez con la ley del solo sí es sí, que partió en dos al Gobierno y repercutió en todos los partidos progresistas.
Pero Alberto Núñez Feijóo puede catapultarle por error tras prometer que derogará la ley trans y disolverá el Ministerio de Igualdad. Montero puede presentarse como el bastión que viene protegiendo los derechos de la diversidad sexual y las mujeres. El cierre de ese Ministerio supondría un regalo del líder del PP a sus futuros aliados de Vox. Todo proyecto que emane de Igualdad bajo la actual legislatura es tópico obligado de la derecha.
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Montero repite que siempre se ha hecho cargo de los errores en Igualdad y en su trayectoria como dirigente partidaria. Por su parte, Díaz prolonga las conversaciones para formar una coalición a último momento, con Podemos sin mucha más alternativa para negociar concesiones. Sin embargo, con la formación a la baja, los morados no descartan ir solo, quedarse fuera del Consejo de Ministros y recomponerse desde la adversidad.
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