"Era de esperar", dice uno de los barones derrotados el 28M. Ninguno de los líderes territoriales peca de ingenuo y todos esperaban la jugada de Pedro Sánchez de armar las listas con sus ministros, necesarios para afrontar la elección más decisiva del líder del PSOE. Luego de que bajara la espuma y los barones procesaran la debacle, el Comité Federal del partido será una oportunidad para medir la conducción del presidente del Gobierno.
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En Moncloa temen por la movilización en las comunidades y municipios, y la orden que bajó a militantes y cuadros es acaparar el voto útil a su izquierda para tener una chance frente a Alberto Núñez Feijóo. Los barones acatarán la bajada de línea con menos entusiasmo del esperado, pero ya han trasladado a Ferraz que una derrota estrepitosa de Sánchez implicaría una crisis igualmente estrepitosa para las siglas.
Eso no quiere decir que los líderes socialistas no tengan reparos con el diseño de las listas. Señalan a Félix Bolaños como responsable de la deriva del oficialismo en el Congreso, las alianzas y los pulsos que más tarde se esparcirían a los territorios. Su inclusión en la lista del PSOE por Madrid significa que el presidente le ha rehabilitado luego del encontronazo con Isabel Díaz Ayuso el 2 de mayo.
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No le gustó a Sánchez y menos a los barones, que siempre ha querido hacerse a un lado cada vez que en el Gobierno central elevaban el tono, casi instigados por Unidas Podemos. Pero el presidente se niega a ser un cadáver político, como desean en Génova y no pocos rivales internos -se escuchó esa expresión el 28M en uno de los territorios que pasará a manos del PP- y los líderes del PSOE peregrinarán a Madrid este fin de semana.
La muestra de que aún retiene el timón es la asistencia perfecta al encuentro. Guillermo Fernández Vara, que viene de perder la elección y anunciar su retirada de la actividad política, concurrirá, como lo hará también Emiliano García-Page, uno de los contados ganadores del domingo trágico y un dirigente cada vez más molesto para Sánchez, quien siempre ha llegado a decir en privado que castellano-manchego no podría conducir el partido.
Los presidentes autonómicos entienden que faltan cuatro años para las autonómicas, salvo en País Vasco, Cataluña, Galicia y Andalucía y pueden estar competitivos para recuperar los feudos. Juanma Moreno ha hecho pie en tierras andaluzas por la falta de un liderazgo central, pero en cualquier caso es un tipo de modelo que buscan impedir que se instale, es decir, un popular que sabe aprovechar las debilidades del PSOE y trastocar la tradición política del sur.
Los barones se niegan a contemplar sin más el avance del PP y la implantación de los referentes populares en sus comunidades y, en ese sentido, Sánchez es un mal necesario para dar batalla a Génova. Pese a la disociación, Page y sus colegas no le descuidarán la espalda a su líder.
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