"Si las cosas van bien por abajo, en el futuro irán bien por arriba". Es el mantra que recorre la cabeza de la dirección nacional de los 'populares', que hace meses decidió poner en marcha un proceso de renovación orgánica en orden inverso al tradicional. "Lo que queremos son presidentes provinciales que sean respetados por las direcciones regionales y por la nacional", expresan fuentes de la secretaría general del PP.
La estrategia trata de reforzar al máximo el poder territorial de Pablo Casado, potenciando la figura de lo que irónicamente denominan como "barones provinciales" en contraste con los presidentes regionales. En el horizonte de todo está el congreso nacional de verano 2022, donde el líder del PP deberá enfrentarse a su reelección como presidente del partido, tras haber derrotado a sus contrincantes en las primarias de 2018.
La consigna que fijó el secretario general Teodoro García Egea era que el cambio de caras se produjese sin luchas encarnizadas entre las diferentes familias del partido resultantes de aquel proceso orgánico. Pero en casos como el de Sevilla se han producido sonoros enfrentamientos entre Génova y la dirección regional del presidente Juanma Moreno. "Ahora ese escenario está completamente pacificado", zanjan las citadas fuentes después de haber conseguido cerrar listas de consenso para los cónclaves pendientes en Huelva, Cádiz, Jaén y Almería.
Sin embargo, por delante quedan aún otros territorios donde la situación se presenta más que tensa. En Castilla y León, la relación con el presidente Alfonso Fernández Mañueco atraviesa momentos complicados. El líder salmantino tiene abierto un expediente en Génova por haber contratado como asesor en las Cortes regionales al exgerente regional del partido, al que la dirección nacional había despachado con una indemnización para dejar la formación.
Aunque Casado acudió a Valladolid después de que Mañueco lograse superar la moción de censura presentada por el PSOE hace unas semanas, el 'barón' popular tiene en su propia provincia de origen un congreso provincial en el que podría encontrar una candidatura contraria a sus intereses. Algo que, tras las renovaciones pactadas en Valladolid y Ávila, podría extenderse a otras provincias. Desde la dirección nacional confían en que "al final todo se solucione" y creen que no acabará repitiéndose un choque de trenes como el protagonizado en Andalucía.
En otros casos como la Comunidad Valenciana, Génova ha conseguido colocar a presidentes provinciales afines, que dejan en una incierta situación a la actual presidenta Isabel Bonig, quien apostó en su día por la exvicepresidenta del Gobierno Soraya Saénz de Santamaría. La dirigente regional, que no ostenta el bastón de mando en el Ejecutivo autonómico, ya ha declarado sus intenciones de presentarse al proceso interno que todavía no tiene fecha. En cualquier caso, asegura no tener miedo a enfrentarse en un proceso de primarias a un eventual candidato respaldado por la dirección nacional.
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