Opinión
El diálogo con el independentismo
Por Joan Mesquida
Una parte de España no puede decidir el futuro de lo que España tenga que ser. Si fuera así, el proceso de disgregación no tendría fin. El actual panorama político es desolador y será necesario mucho sentido de Estado que sólo podrán ofrecer las opciones constitucionalistas. O España tal como hoy la conocemos dejará de existir.

El mapa que ha surgido de las urnas el 10 de noviembre presenta un panorama de mayor inestabilidad. Las fuerzas independentistas unidas a los antisistema pueden tener, si los partidos constitucionalistas no lo impiden, una enorme influencia en la política española. La gobernabilidad política, la aprobación de reformas imprescindibles para que España avance y la aprobación de la ley anual de presupuestos, compendio de la actividad de la maquinaria del Estado, pueden verse comprometidas por la fuerza de aquellos que quieren destruir España.

En esta situación algunos repiten el mantra del diálogo: "Dialogar siempre es bueno", repiten, pero lo que no dicen es que el diálogo tiene que producirse dentro del marco de la legalidad. El concepto de independencia se sitúa fuera de la legalidad, no está contemplado en nuestras leyes ni en nuestra Carta Magna. Y el referéndum sobre la autodeterminación tampoco está dentro de este marco. Por ello se hace necesario preguntarse sobre qué bases construir el diálogo con los independentistas. Parece claro que no ha funcionado la estrategia de PP y PSOE de saciarlos con más competencias: Cataluña es la comunidad autónoma que gestiona más competencias de España (189).

Tampoco parece que el diálogo pueda producirse con más financiación: el País Vasco es la segunda comunidad con mayor renta per cápita y no parece que Otegui y el PNV vayan a conformarse con más financiación. Es más, si la base del diálogo se estableciera en otorgarles a las comunidades gobernadas por el independentismo más financiación, hay que preguntarse a qué renunciaríamos los demás para mejorar la financiación de los que no quieren ser españoles.

Tampoco la realización de un referéndum no vinculante de autodeterminación estaría en el marco de la legalidad. Por ello, es obvio que fuera de la ley no cabe el diálogo, solo cabe exigir su cumplimiento. Quien conculca la ley no puede reclamar un diálogo con quien tiene la responsabilidad de aplicarla. ¿Se imaginan a un agente de la Guardia Civil que está a punto de multar a un conductor que ha rebasado la velocidad permitida y el infractor le dice ‘espere un momento que tenemos que dialogar'?

El diálogo sólo puede tener lugar respetando el modelo territorial que nos hemos dado a partir de la Constitución Española. Si se quiere otro modelo territorial entonces hay que empezar por hacer una reforma de la Constitución en donde está residenciada la soberanía popular, que son las Cortes Generales, y someter la misma a un referéndum de todos los españoles .

Una parte de España no puede decidir el futuro de lo que España tenga que ser. Si fuera así, el proceso de disgregación no tendría fin. El actual panorama político es desolador y será necesario mucho sentido de Estado que sólo podrán ofrecer las opciones constitucionalistas. O España tal como hoy la conocemos dejará de existir. 

Publicar un comentario
Para enviar su comentario debe confirmar que ha leido y aceptado el reglamento de terminos y condiciones de LPO
Comentarios
Los comentarios publicados son de exclusiva responsabilidad de sus autores y las consecuencias derivadas de ellas pueden ser pasibles de las sanciones legales que correspondan. Aquel usuario que incluya en sus mensajes algun comentario violatorio del reglamento de terminos y condiciones será eliminado e inhabilitado para volver a comentar.
Más de Joan Mesquida

Bloqueo institucional

Por Joan Mesquida
El ejercicio del poder no puede basarse en su patrimonialización; el poder es siempre de los ciudadanos, como lo son los recursos públicos. Convertir el gobierno en sucursales del propio partido solo genera malos gobiernos y todo tipo de corruptelas.

Desafío soberanista: problema catalán o problema nacional

Por Joan Mesquida
El Estado no puede ni debe actuar con debilidad, como la mostrada por el Gobierno de Mariano Rajoy en la pésima aplicación del artículo 155. Tampoco como la que muestra Pedro Sánchez.

Señor Marlaska: sobran motivos para su dimisión

Por Joan Mesquida
"En Cs tenemos sobrados motivos para considerar oportuna la dimisión de Marlaska desde hace tiempo pero lo que más nos duele son las ausencias y los errores en relación con la escalada de violencia que estamos viendo en las calles de Barcelona"