Recep Tayyip Erdogan quedó a un paso de seguir adelante como su modelo islamista y autoritario para TurquÃa. El presidente tendrá que disputar una segunda vuelta con el candidato opositor, Kemal Kilicdaroglu. El primero ganó la elección con el 49,51% de los votos y el segundo alcanzó el 44,96%. Erdogan tenÃa que llegar al 50% para consagrarse nuevamente como el mandatario más poderoso y perpetuo desde Mustafa Kemal Ataturk, fundador de este paÃs estratégico de 85 millones de habitantes, y ahora tendrá que esperar.
El presidente turco fue el más votado en las elecciones de 2002 y se convirtió entonces en primer ministro con un perfil moderado que poco a poco se irÃa radicalizando. A partir de entonces resultó ganador en todas las elecciones, hasta que en 2014 se estrenó como el primer presidente elegido directamente por los turcos: darÃa más omnipresencia y poder a un cargo ceremonial y años más tarde llevarÃa al paÃs a un régimen presidencial.
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Por su parte, Kemal Kilicdaroglu, laico, dialoguista y sin estridencias, consiguió unir a los partidos opositores para derrotar a Erdogan. Las encuestas auguraban un triunfo para la coalición liderada por Partido Republicano del Pueblo, la formación democrática y secular creada por Ataturk y conducida hoy por Kilicdaroglu. Los resultados del domingo desinflaron a la oposición, si bien promete dar batalla al oficialismo de acá al domingo 28 de mayo.
La decepción de la alianza opositora, que va desde el nacionalismo hasta el progresismo y el movimiento kurdo, viene por la permanencia de Erdogan tras unos años marcados por la devaluación de la lira, una inflación del 64,27% en 2022, según datos oficiales -y de más de 80% para estudios independientes-, y los cerca de 50 mil muertos en el terremoto de febrero en el sureste del paÃs.
Pero Erdogan reaccionó rápido y prometió ayudar a los damnificados por el sismo, sin dejarse manchar por las crÃticas a la infraestructura habitacional. Con 20 años en el poder y un estilo de gobierno superconcentrado en sus decisiones, las vÃctimas no tenÃan a alguien más a quien culpar. El problema para los crÃticos es la cárcel. Ningún periodista ha amplificado los reclamos de las vÃctimas porque quienes han enfrentado al presidente están presos, como los tuiteros disidentes, los estudiantes y los constructores y arquitectos que señalaron al gobierno.
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Pese a que Erdogan no se presenta solo con su fuerza, el Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP), sino con ultranacionalistas y hasta kurdos vinculados con Hezbolá del HUDA PAR, un signo del desgaste que enfrenta el presidente, si bien ha obtenido un 51,79% y 52,59% en las presidenciales de 2014 y 2018, respectivamente, es decir, sin segunda vuelta, pero pocos puntos debajo su resultado histórico.
Kilicdaroglu no supo aprovechar la tragedia de febrero ni convencer a la mayorÃa de los turcos de la necesidad de echar a Erdogan de la presidencia. Mientras tanto, gobierno juega la carta de la división opositora para vencer una vez más. El partido derechista IYI ha condicionado al candidato opositor, aunque la coalición ha remontado después de sus diferencias públicas. También tiene reservada la carta de la gobernabilidad en un Estado copado por los islamistas: el AKP y sus socios ganaron en las once provincias y la mayorÃa en el Parlamento.
La opositora es un tipo de alianza más cercana a los aliados occidentales y al laicismo que dominó TurquÃa hasta la llegada de Erdogan, un equilibrio entre religión y libertades personales. El presidente dijo que la oposición es pro LGBT y prometió vigilar a los kurdos, un mensaje para Kilicdaroglu y su alianza, ya que el gobierno de corte islamista no reconocerá derechos individuales ni respetará a la población kurda, que se la ha opuesto mayoritariamente.
De cierta forma, quien podrÃa definir la segunda vuelta es el ultraderechista Sinan Ogan, que se hizo con el 5,2% de los votos. Ogan todavÃa no ha fijado posición, pero es un dirigente contrario a los kurdos y a los migrantes, en lo que coincide con Kilicdaroglu, quien prometió echar a los refugiados sirios, como propone Erdogan. "Ya dejamos claro que la lucha contra el terrorismo y el envÃo de refugiados son nuestras lÃneas rojas", dijo a Reuters.
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La elección en TurquÃa será clave a nivel regional y global. Erdogan se ha probado como el único mediador más o menos exitoso entre Rusia y Ucrania, respalda con armamento a Azerbaiyán en su pulso con Armenia, persigue a las milicias kurdas que operan en Siria, mantiene la presencia turca en Libia y desafÃa a Estados Unidos con su neutralidad en la guerra.
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