Cuando Boris Johnson llegó al cargo en julio de 2019, Reino Unido atravesaba una salida traumática de la Unión Europea. El primer ministro, que acababa de reemplazar a la también conservadora Theresa May, prometió un horizonte de prosperidad para el paÃs, lejos de Bruselas y liberado de sus normas. Pero el Brexit inauguró una era de inestabilidad, con turbulencias en la economÃa y el resurgimiento de sentimientos separatistas.
Johnson y el Partido Conservador perdieron votos en circunscripciones clave y sus aliados unionistas en Irlanda del Norte fueron superados por los nacionalistas de Sinn Féin. Lo primero tiene que ver con la popularidad a la baja del primer ministro, en medio de las investigaciones por el llamado partygate, y la disparada en el costo de vida para millones de británicos. La situación en Irlanda del Norte está vinculada con las cuestiones aduaneras del post Brexit y las tensiones entre monárquicos y republicanos.
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El divorcio con Bruselas puso en riesgo el predominio conservador por primera vez en doce años, y el Partido Laborista viene creciendo en las encuestas, pese a que su lÃder, Keir Starmer, también está bajo investigación por presunta violación a las medidas de confinamiento durante la pandemia. Cada traspié de Johnson renueva las posibilidades de los laboristas de alcanzar el gobierno.
"Algunos analistas dicen que el Partido Laborista no tuvo la performance que deberÃa haber desempeñado para convertirse en una amenaza real para el Partido Conservador. Otros dicen que sÃ, porque con ese nivel de votos el laborismo quedarÃa arriba en términos de escaños. Es un ejercicio hipotético. Pero el laborismo sà podrÃa convertirse en el partido más grande y formar una coalición con los liberal-demócratas", asegura a LPO Ezequiel González Ocantos, profesor de Ciencia PolÃtica en la Universidad de Oxford.
Starmer adelantó que en caso de ser multado abandonarÃa el cargo, una posición que tuvo que adoptar después de pedir la renuncia de Johnson, acusado de lo mismo. "Quiso poner a los conservadores en un lugar complicado para la opinión pública, aunque tiene argumentos más sólidos para demostrar que no estaba violando las reglas del confinamiento. Los laboristas preferirÃan estar hablando del costo de vida y su propuesta de un impuesto a las rentas extraordinarias de las petroleras, que podrÃa redituarles electoralmente", dice.
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Los laboristas saben que el aumento del costo de vida y la profundización de las desigualdades estructurales juegan a su favor. La izquierda quiere volver al Ejecutivo y el escenario podrÃa inclinar la balanza a medida que se degrada la situación social. Según el Instituto Nacional de Investigaciones Económicas y Sociales, el año que viene se espera que los hogares que caerán en la pobreza extrema sumarán 1,2 millones.
Los bancos de alimentos se llenaron en los últimos años y la Oficina de EstadÃsticas Nacionales informó que las personas de las regiones más pobres del paÃs vivirán entre diez y ocho años menos en comparación con las de las zonas más ricas. La inflación está comiendo los ingresos de los británicos, disparada por la guerra en Ucrania. Johnson descartó un presupuesto de emergencia y se limitó a aprobar un rembolso impositivo que pretende financiar a través del despido de trabajadores públicos.
Rishi Sunak, ministro de Hacienda, advierte la caÃda del consumo y teme que Reino Unido entre en recesión, pero el pulso thatcherista de su polÃtica se muestra inquebrantable y en un primer momento rechazó ayudas directas para los más afectados, como sucedió en la pandemia. Luego tuvo que dar marcha atrás y anunciar la aprobación del llamado winterfall tax, que grava las ganancias extraordinarias de las empresas energéticas, es decir, el proyecto laborista, y evaluar ayudas sociales adicionales.
Por otra parte, el gobierno abandonó su programa de level up, o nivelación de las diferentes regiones del paÃs mediante la transferencia de competencias, recursos e inversiones. Las propuestas del primer ministro parecen insuficientes frente a la crisis.
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Si las investigaciones avanzan y se demuestra que Johnson salteó las restricciones en plena cuarentena, entonces podrÃa ser destituido en los próximos meses. Hay descontento en las filas conservadoras, pero el primer ministro cuenta con la ventaja de dentro del partido todavÃa no surgió una figura que le dispute el liderazgo. González Ocantos señala el "realineamiento de los votantes y de las coaliciones respecto al Brexit", el eje que ordena la polÃtica en Reino Unido.
"Los conservadores avanzan en el norte, pero el laborismo está volviendo a recuperar la zona, y tienen el problema del sur, donde las partes más prósperas, con mayor porcentaje de universitarios, se está distanciando en favor de los liberal-demócratas e incluso de los laboristas. Uno de los principales problemas de Johnson para retener el control del partido de cara a las elecciones de 2024 es resolver el problema de Irlanda del Norte. A partir de ahà quedará mejor o peor posicionado", afirma.
Johnson quemó en poco tiempo el capital ganado con la victoria contundente en las generales de diciembre de 2019. No solo habÃa ratificado su liderazgo después de promover la destitución de May, sino que prometÃa un Brexit duro, una especie de atajo para separarse definitivamente de la UE. El precio fue demasiado alto para los británicos. Y quedó al descubierto que el primer ministro no tenÃa un plan concreto.
"Hay una decepción en torno al gobierno de Johnson. El primer impacto del Brexit fue sobre la economÃa, con faltante de mano de obra en muchos sectores, formales e informales, y de productos de primera necesidad que venÃan del mercado europeo. Ahora la inflación interanual ronda el 9 por ciento. Se siente muchÃsimo en una economÃa que se basa en el consumo constante. La gente está dejando de consumir. Se teme una contracción", apunta Carla Torres, politóloga y magÃster en Derechos Humanos de la Universidad de York.
Johnson no se da por vencido y retiene la iniciativa polÃtica, pese a que el laborismo debate un proyecto de semana laboral de 40 horas y más ayudas a las familias con menos ingresos. Pero la desigualdad entre los británicos y entre las regiones se acentúa y en el Partido Conservador se preguntan hasta cuándo podrán sostener a su lÃder. Johnson apenas tiene competidores en la interna partidaria. La ministra de Exteriores, Liz Truss, fracasó en diferenciarse de él y Sunak quedó descartado por un escándalo de evasión impositiva de su mujer.
Torres señala que "la desigualdad parte al medio la sociedad" y que crece una generación entera "sin movilidad social". "Hay una división muy grande entre el norte y el sur. Las grandes obras para el norte de Inglaterra suelen ponerse en espera porque son ciudades gobernadas por el laborismo. Y eso genera desigualdad", agrega.
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La ministra principal de Escocia, la nacionalista Nicola Sturgeon, adelantó que buscará un nuevo referendo independentista. En Gales, la región más empobrecida de Reino Unido, el apoyo a una separación alcanzó su nivel más alto desde que hay registros, el 33% según una encuesta de YouGov de finales de 2020. El reciente triunfo de Sinn Féin en Irlanda del Norte trajo la posibilidad de una reunificación con Irlanda.
Para la politóloga, "los recursos más grandes se los lleva Inglaterra y hay un desbalance en lo que las naciones reciben de la administración central". "Son heridas históricas pero que el Brexit aceleró", dice. Todas estas iniciativas solo pueden prosperar con la autorización de Londres. Pero es un sÃntoma que Johnson no puede permitirse ignorar.
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