Boris Johnson parece decidido a profundizar la disputa con Bruselas por el Protocolo de Irlanda del Norte. En el frente doméstico, el primer ministro británico apenas logra revertir el desgaste de su liderazgo, una realidad que lo está llevando nuevamente a las posiciones intransigentes del Brexit con las que ganó una mayorÃa absoluta en 2019. Pero la UE ya no confÃa en él.
El lÃder conservador busca medir el pulso de su partido tras la moción de confianza que superó la semana pasada, y por eso vuelve a poner sobre la mesa el tema de los controles aduaneros entre Gran Bretaña e Irlanda del Norte. Esta semana el gobierno presentó un proyecto de ley que, en la práctica, supone romper lo firmado con Bruselas para cambiar los aspectos fundamentales del Protocolo. La Comisión Europea avisó que emprenderá acciones legales contra el Reino Unido. Y Johnson, que espera capitalizar este choque, podrÃa pagar un precio demasiado alto.
Los conservadores británicos buscan alternativas para echar a Boris Johnson
Michelle O'Neil, vicepresidenta de Sinn Féin, advirtió que el proyecto de Johnson "contribuirá a la inestabilidad polÃtica" en territorio norirlandés. El partido nacionalista, a favor del Protocolo, ganó las elecciones regionales en mayo. En tanto, el primer ministro de la República de Irlanda, Micheál Martin, sostuvo que "la acción unilateral serÃa profundamente dañina" para las dos Irlandas, y le pidió "buena fe, seriedad y compromiso" a su par británico.
Los empresarios de Irlanda del Norte también le pidieron a Johnson que evitara tomar medidas sin consultar, sobre todo porque la región es la única de Reino Unido -junto a Londres- cuya economÃa ha recuperado los niveles prepandemia. Toda alteración del Protocolo, dicen, deberÃa ser consensuada con los negociadores de Bruselas. Sin embargo, Johnson tiene otros planes.
"Es una jugada para mantener el apoyo de la derecha del Partido Conservador. La polÃtica keynesiana durante pandemia y el aumento impositivo implementados por el gobierno fueron vistos como una traición por ese sector. El partido que ha devenido como consecuencia de su triunfo, luego de la purga que hizo de los conservadores, partidarios de seguir en Europa, es un partido inglés y nacionalista", asegura a LPO Guillermo Makin, doctor en Ciencia PolÃtica por la Universidad de Cambridge.
Los puntos del Protocolo son discutibles, pero al primer ministro conservador le importa menos la suerte de Irlanda del Norte que la supervivencia propia. En Bruselas pasaron la página del Brexit y hay cada vez menos humor para lidiar con los funcionarios de Johnson. Para sumar a la incertidumbre, el Partido Conservador está estudiando una reforma a su reglamento interno para forzar una nueva moción de confianza que termina por sacar a Johnson de Downing Street.
Las peores horas de Boris Johnson
Según Makin, Johnson es "un hombre sin principios y sin programa". "No ha cumplido sus propuestas. No tiene futuro, es un muerto polÃtico. Lo que pasa es que hoy no hay un reemplazo seguro para sucederlo", continúa el analista internacional. El primer ministro no puede recuperar la iniciativa polÃtica. La decisión de enviar a Ruanda a los refugiados que llegan a territorio británico fue cuestionada por la oposición. Los británicos tampoco terminan de entender la propuesta.
El Tribunal Europeo de Derechos Humanos paralizó la expulsión de refugiados y ahora el ministro británico de Justicia, Dominic Raab, sugirió que Reino Unido podrÃa abandonar el Convenio Europeo de Derechos Humanos. La confrontación con Bruselas sigue siendo el combustible que hace andar al gobierno conservador. "Abogados conservadores redactaron la legislación europea sobre derechos humanos. Hay una enorme resistencia a la expulsión de solicitantes de asilo. Al final, es la jugada a favor del nacionalismo, que tiene múltiples facetas", sostiene Makin.
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Un inconveniente insalvable para Johnson es que no cuenta con el apoyo del presidente estadounidense Joe Biden para modificar unilateralmente el Protocolo de Irlanda, por las consecuencias que podrÃa tener en la estabilidad polÃtica y la convivencia interreligiosa. "Estados Unidos es garante del Acuerdo de Viernes Santo y el voto irlandés es clave en ese paÃs. Por otra parte, los tratados de libre comercio, como el que busca Johnson con Estados Unidos, deben ser aprobados por a Cámara de Representantes. Nancy Pelosi ya ijo que no se firmará un acuerdo de libre con Reino Unido si rompe con Bruselas", resalta el analista.
Dentro de una semana, cuando se realicen elecciones parciales o by-elections en dos circunscripciones del paÃs, Johnson sabrá finalmente si la caÃda de su gobierno, y por ende del Partido Conservador, tiene algún tipo de freno o, por el contrario, si su permanencia en el cargo es una cuestión de meses. El temor de los parlamentarios a perder sus bancas activarÃa los mecanismos para removerlo. Un escenario similar a aquel que aceleró el fin del mandato de la lÃder conservadora Margaret Thatcher.
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