Europa comprendió que la última jugada de Vladimir Putin es una amenaza a la seguridad del continente. Para Bruselas no hay vuelta atrás luego del anuncio del Kremlin sobre el reconocimiento de las repúblicas separatistas en el Donbás y del discurso de tono imperialista del presidente ruso. Por eso decidió pasar a la acción, aunque en el camino la relación entre la Unión Europa y Rusia pueda dar un giro absoluto.

El canciller alemán, Olaf Scholz, fue el primero en reaccionar con la suspensión de la certificación del Nord Stream 2, el gasoducto que une directamente ambos territorios y que controla la empresa estatal rusa Gazprom. El gobierno de Emmanuel Macron tildó a Putin de irracional y pidió a Bruselas que apurase las sanciones contra Moscú. Hasta último momento, Scholz y Macron confiaban en su capacidad para frenar las ambiciones rusas sobre Ucrania. Ahora decidieron cambiar de estrategia.

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Boris Johnson nunca se fio de Putin. El primer ministro británico sabe que es capaz de atacar el corazón mismo del sistema ruso, es decir, a los oligarcas leales de Putin. Las sanciones que acaba de aprobar afectan a los bancos Rossiya, IS Bank, General Bank, Promsvyazbank y Black Sea Bank, y a tres importantes oligarcas: Gennady Timchenko, Boris Rotenberg e Igor Rotenberg. Johnson prevé una invasión a gran escala por parte de Rusia y, avisó, tiene otras sanciones preparadas.

"La City de Londres es un centro del lavado de dinero global que beneficia especialmente a los oligarcas rusos", asegura a LPO Daniel Gil Iglesias, politólogo por la Universidad Complutense de Madrid. "El 50% del dinero del 0,1% más rico de Rusia está en el extranjero, la mayoría en Londres. Uno de los pilares del sistema ruso es la lealtad de los oligarcas al sistema. Dejarles sin fondos sería devastador para Rusia", continúa. 

El 50% del dinero del 0,1% más rico de Rusia está en el extranjero, la mayoría en Londres. Uno de los pilares del sistema ruso es la lealtad de los oligarcas al sistema. Dejarles sin fondos sería devastador para Rusia

Pero la carta de Scholz puede ser igualmente efectiva para golpear a la economía rusa, ya que el Nord Stream 2 era "el gran proyecto gasístico de Rusia en Europa que le garantizaba la preeminencia sobre el suministro de gas a largo plazo y con el que pretendía encajar a Alemania". "En los años de Merkel se priorizaron los intereses económicos y la potencia comercial alemana. Ahora se imponen la política exterior europea y los derechos humanos. Alemania necesita diversificar porque depende del gas ruso, que está garantizado sin el Nord Stream 2, por lo que cerrarlo no supone un trastorno inmediato en el suministro", apunta.

El primer ministro británico Boris Johnson. 

Macron es el líder europeo que más arriesgó su prestigio al probar el alcance de la diplomacia francesa. Es que reconocer a las repúblicas de Donetsk y Lugansk equivale a romper los Acuerdos de Minsk, la principal apuesta de París. La decisión de Putin representa "la muerte de esa ilusión" que alentó Macron. "Francia y Alemania creían que podían entenderse con Rusia, que la interdependencia podía acercar a Rusia hacia su esfera de influencia. Eso ha muerto. El poco crédito de Putin en Europa lo acaba de dinamitar y las relaciones entre Europa y Rusia van a pasar a una nueva fase", considera Gil Iglesias.

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Pese a la virtual declaración de guerra de Putin, el avance sobre el Donbás es una situación que se extiende desde 2014, cuando el mandatario ruso resolvió desgastar a Ucrania con el pretexto de proteger a la población rusohablante al otro lado de su frontera. Las sanciones que prepara la UE están encaminadas a romper el intercambio financiero y comercial entre Moscú y los territorios separatistas. Apenas replican el alcance estratégico a mediano plazo que suponen la paralización del Nord Stream 2 y el congelamiento de los activos de los oligarcas rusos, pero Bruselas asegura que es la primera de una serie de penalidades. 

Rusia optaría por una guerra no convencional basada en ciberataques, una intensa propaganda -la misma que agitó el fantasma de un genocidio de los rusos en Ucrania mientras apuntaba a la histeria occidental- y a los sumo bombardeos aéreos puntuales, como los que practica en Siria

Es la única alternativa al reto militar de Rusia. El analista internacional asegura a este medio que "la OTAN no tiene intención de involucrarse en Ucrania", tal como lo admitió el propio Joe Biden. "Estados Unidos no quiere que ningún ciudadano suyo se implique en ningún altercado con solados rusos. Se puede reforzar los contingentes en Rumanía y Bulgaria, en los países bálticos, y que aquellos que se replanteaban su entrada a la OTAN, como Suecia o Finlandia, finalmente acaben entrando por el nivel de la agresión rusa, incluso también Moldavia, pero más a largo plazo", remarca.

 El presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, durante una visita el frente de combate en el este de Ucrania en abril pasado. 

Como adelantó LPO, Rusia optaría por una guerra no convencional basada en ciberataques, una intensa propaganda -la misma que agitó el fantasma de un genocidio de los rusos en Ucrania mientras apuntaba a la histeria occidental- y a los sumo bombardeos aéreos puntuales, como los que practica en Siria. En teoría, Moscú evitaría un despliegue a gran escala, pero como demostró la inteligencia estadounidense, la insistencia de la Casa Blanca en torno a los planes rusos tenía mucho mayor fundamento que la buena voluntad de Macron y Scholz.

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La situación podría escalar, en particular si Ucrania decide que lo mejor es romper relaciones con Rusia y si Rusia resuelve ir por todo. "La OTAN y Estados Unidos tienen planes de contingencia en el supuesto de que Rusia decida invadir toda Ucrania y asaltar Kiev, que consisten en financiar y apoyar a la resistencia ucraniana", dice Gil Iglesias. Incluso el ejército ucraniano está dispuesto a "convertir a Ucrania en el nuevo Afganistán" para Rusia con una táctica de guerra de guerrillas, aunque "solo en el caso de una invasión a una gran escala y nunca con soldados de la OTAN". 

Mientras tanto, Putin suma consensos internos para avanzar sobre territorio ucraniano. Ahora el Senado le dio luz verde para el uso de las Fuerzas Armadas rusas en el extranjero. Según la presidenta de la Cámara Alta del Parlamento, Valentina Matvienko, se trata de las fuerzas de paz que pueden ser enviadas a la región de Dombás para "mantener la estabilidad".