
El idilio entre Estados Unidos y la Unión Europea empieza a resquebrajarse. El proteccionismo del presidente Joe Biden abre una inesperada brecha con Bruselas, socio y aliado en este contexto de guerra. La disputa comercial tiene al coche eléctrico -un bien clave a ambos lados del océano en la transición hacia un sector de movilidad sostenible- como principal eje de conflicto. La UE entiende que la ley de estÃmulo fiscal promovida por los demócratas (ya aprobada por el Senado) es "discriminatoria" con las normas de la Organización Mundial del Comercio (OMC).
La Ley de Reducción de la Inflación fomenta únicamente la compra de coches eléctricos fabricados en territorio estadounidense. Biden soltará ayudas de hasta 7.500 de dólares a aquellas personas que decidan pasar de un coche diésel a uno eléctrico. De la misma manera, los que se compren uno de segunda mano dispondrán de 4.000 dólares.
Estos incentivos solo serán válidos para los coches "made in USA", es decir para aquellos vehÃculos fabricados con "piezas y minerales" extraÃdos en Estados Unidos. La otra condición que impone Washington es que la desgravación fiscal (que llegarÃa al 100% en 2028) se aplicará solo a baterÃas y vehÃculos ensamblados en el paÃs. Bruselas considera este paquete "desleal" y "discriminatorio".
La Comisión Europea (CE) inició el año pasado gestiones con la embajadora estadounidense ante la UE, Katherine Thai, al acceder al primer borrador de este proyecto de ley. La institución que preside Ursula Von der Leyen remitió cartas a los lÃderes de demócratas y republicanos en el Congreso advirtiendo de esta "discriminación".
La inflación fue cero el mes pasado y en la Casa Blanca confirman que lo peor ya pasó
La queja, ahora, tomó vÃas formales. La CE le exige a la Casa Blanca que esos "elementos discriminatorios" sean quitados por contradecir las normas de la OMC. Europa entiende que esta medida proteccionista atenta contra "los esfuerzos recientes" de reconstruir las relaciones entre ambas regiones.
De no modificarse este asterisco, las empresas europeas del sector -Estados Unidos es el principal destino de las exportaciones de vehÃculos de la eurozona- sufrirÃan pérdidas millonarias, según el cálculo que hacen en los pasillos de Bruselas.
Los primeros movimientos del mercado tras la ratificación de ley en el Senado confirman la preocupación europea. Las acciones de Tesla, la empresa de Elon Musk, subieron un 5,3%. Lo mismo ocurrió con otras empresas que venden vehÃculos sostenibles de Estados Unidos, como son General Motors, Ford o Rivian. Los directivos de algunas de estas automotrices estuvieron presentes junto a Biden en el acto de anuncio de la ley.
En ese mitin, el lÃder demócrata explicó que uno de los objetivos de su administración es el de "posicionar a Estados Unidos como lÃder en el desarrollo y la fabricación de vehÃculos". "Vamos a crear puestos de trabajo bien remunerados y sindicalizados en nuestro paÃs, liderar los vehÃculos eléctricos en todo el mundo y ahorrar dinero a los consumidores estadounidenses", fue su gran promesa.
El rival a vencer no es la UE, sino China. La Casa Blanca entiende que el paÃs asiático "está acaparando cada vez más la cadena de suministro mundial de vehÃculos eléctricos y baterÃas". "Estamos en competencia con China y otros paÃses por el siglo XXI y para ganar tenemos que asegurarnos de que el futuro sea fabricado en EE UU", admitió Biden.
La lucha de estos tres gigantes comerciales (Europa, EEUU y China) tiene de fondo un botÃn muy codiciado. El mercado mundial de vehÃculos eléctricos experimentará un fuerte crecimiento en los próximos años, según el último informe de Allianz Trade. Las ventas se duplicaron en 2021 y podrÃan hasta cuatriplicarse en 2023. El mercado chino representa hoy casi la mitad de las ventas globales.
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