Liz Truss fue elegida por los militantes conservadores como nueva líder del partido y próxima primera ministra del Reino Unido. La hasta ahora titular de Exteriores reemplazará a Boris Johnson, quien cayó en desgracia después de una serie de escándalos personales y con miembros de su propia fuerza, al conseguir el 57,4% de los votos frente al 42,6% que obtuvo Rishi Sunak, el otro finalista de la interna conservadora. Sin embargo, se trató del margen más estrecho para un aspirante a dirigir el Partido Conservador: en 2019, Johnson ganó con el 66,4%.

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"He hecho campaña como conservadora y gobernaré como conservadora", declaró Truss apenas se conocieron los resultados. La nueva jefa de los conservadores se mantuvo leal a Johnson hasta al final, a diferencia de funcionarios como Sunak, que vaciaron el gobierno de forma masiva y coordinada para forzarlo a dimitir, lo que finalmente sucedió a principios de julio. Durante la campaña por la sucesión, Truss aseguró que avanzaría en una reducción de impuestos y consumaría un regreso a los lineamientos económicos thatcherianos, en oposición a las ayudas aprobadas por Johnson y Sunak -entonces ministro de Economía- para mitigar la disparada del costo de vida.

"Liz Truss era el rival más débil en términos técnicos y políticos. Sunak estaba mejor capacitado, pero no era el favorito de Johnson, mientras que Truss sí. Los dos son neoliberales. Los debates eran casi como una pelea de primos. Dado su debilidad de carácter, programática y técnica, Truss no era la mejor carta para capitalizar algún tipo de apoyo después del partygate", dice a LPO Javiera Arce Riffo, politóloga por la Universidad de Chile y doctoranda en el Instituto de las Américas de la University College de Londres. 

Truss aprovechó su alto perfil como ministra de Exteriores, se mostró como una dirigente pro Brexit línea dura y prometió que terminaría con las ayudas directas -las llamó 'dádivas'- a las familias más vulnerables a cambio de una rebaja impositiva

Sunak pudo haber sido castigado por la jugada contra Johnson, que por otra parte no descarta una vuelta a la política. Truss aprovechó su alto perfil como ministra de Exteriores, se mostró como una dirigente pro Brexit línea dura y prometió que terminaría con las ayudas directas -las llamó "dádivas"- a las familias más vulnerables a cambio de una rebaja impositiva. Les hablaba a las bases conservadoras, olvidando que tendría que gobernar un país en crisis y con los tories descendiendo en las encuestas.

El primer ministro saliente Boris Johnson. 

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La académica señala que "la inflación es superior al 10 por ciento y las facturas del gas y de la electricidad subirán más del 40 por ciento". "La proyección es que el 20 por ciento de la población no podrá pagarlas. Hubo ciertos subsidios de la luz, pero fue muy poco. Habrá un problema si no hacen algo al respecto, por la crisis económica y la precarización de la vida de los británicos. El Partido Laborista no ha sabido capitalizar la situación", afirma en referencia a la principal fuerza opositora, liderada por Keir Starmer.

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En el Parlamento, Truss cuenta con una mayoría absoluta gracias a la elección que comandó Johnson en diciembre de 2019, y este lunes prometió una "gran victoria" para las generales de 2024, una eternidad en un país que tuvo tres primeros ministros desde la renuncia de David Cameron en julio de 2016 luego del triunfo del Leave en el referéndum del Brexit: Theresa May, Johnson y ahora Truss. El repunte del laborismo es más un reflejo del desgaste conservador -en el gobierno desde 2010- que del accionar de Starmer. 

Truss es una delfina de Johnson, no habrá modificación sustantiva en la línea de los tories. No pondría en duda que tenga la capacidad de ordenar el partido, ya se alinearon todos detrás de ella. De alguna manera, Johnson sigue teniendo el control del partido

En ese sentido, Arce Riffo asegura que el líder laborista "es muy de centro, cuando Jeremy Corbyn era mucho más radical de izquierda". "Hubo una huelga en el metro la semana pasada y Starmer se opuso, siendo el jefe del laborismo. Además, la posición de los partidos respecto al Brexit fue poco consistente, salvo la del Partido Nacional Escocés, que quiere salir del Reino Unido. En las elecciones intermedias los laboristas y los liberales-demócratas tuvieron ciertos niveles de crecimiento a costa de los conservadores, pero no imagino cómo será la próxima distribución de escaños", apunta. Truss también tendrá que atender la herencia que dejó el divorcio con la Unión Europea.

Keir Starmer, líder del opositor Partido Laborista.

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Con todo, Truss sigue siendo una incógnita incluso para sus partidarios. Esta dirigente de 47 años inició su carrera en las filas de los Liberal Demócratas antes de pasarse a las filas tories, defendió posiciones republicanas, promovió la legalización de ciertas drogas y rechazó la idea de salirse de la UE. Más tarde hizo todo lo contrario y reforzó su faceta conservadora, ortodoxa y euroescéptica: la fe de los conversos. Truss rechaza las políticas redistributivas y una renegociación con la contraparte europea por el Protocolo de Irlanda y se reveló como abanderada de la "batalla cultural" contra los derechos de las personas trans.

Las dudas que despierta su elección podrían llevarla a extremar sus posiciones para ganarse a la militancia conservadora y a los cuadros del partido, una reivindicación a la dama de hierro. Truss nombraría como nuevo canciller a James Cleverly, un funcionario que siempre ha sido pro Brexit, al igual que la exfiscal general Suella Braverman, quien sería designada ministra de Interior, según Financial Times y The Guardian. Esos mismos medios también señalan a Kemi Badenoch en Educación. Badenoch, una mujer negra, se opone a que a las cuestiones de género y desigualdad racial sean abordadas en las escuelas.

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Truss optó por la línea más intransigente del partido. Sunak dijo que las medidas que prepara la nueva líder conservadora podrían disparar la inflación y acercar al país al escenario de una recesión. "Truss es super pragmática, no tiene principios. Es una delfina de Johnson, no habrá modificación sustantiva en la línea de los tories. No pondría en duda que tenga la capacidad de ordenar el partido, ya se alinearon todos detrás de ella. De alguna manera, Johnson sigue teniendo el control del partido", dice Arce Riffo desde Londres.

Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europa, llamó a Truss a respetar los acuerdos post Brexit con la UE.

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Johnson, Cameron, May y Sunak llamaron a los conservadores a respaldar a Truss, quien recibió algunos silbidos cuando llegó a los cuarteles del partido. Pero el país que recibe necesita más consensos que el que puede ofrecer su propia fuerza. Reino Unido aún no definió un rumbo concreto tras el Brexit. A poco de la designación, Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, le pidió a Truss que cumpliera lo acordado con Bruselas. Nicola Sturgeon, la primera ministra de Escocia, la instó a congelar las tarifas de energía, mientras que Michelle O'Neill, líder del Sinn Féin y a la espera de ser nombrada jefa de gobierno de Irlanda del Norte, le propuso un nuevo acercamiento a la región. 

Johnson, Cameron, May y Sunak llamaron a los conservadores a respaldar a Truss, quien recibió algunos silbidos cuando llegó a los cuarteles del partido. Pero el país que recibe necesita más consensos que el que puede ofrecer su propia fuerza

Truss deberá asumir el cargo mañana martes, después de recibir luz verde de la reina Isabel. El escenario está abierto para la nueva primera ministra. Por lo pronto, su partido la eligió para mantener el poder más allá de 2024, pero ningún dirigente presentó hasta ahora un plan post Brexit consensuado.