
La cronologÃa empieza en julio del año pasado. Para hacer frente a la crisis económica y social, el Gobierno de coalición lanzó y aprobó una ley para gravar durante dos años (2023/24) a las grandes empresas energéticas y financieras de España.
A ganancias extraordinarias -los bancos por la subida de tipos y las energéticas por el aumento de las tarifas- impuestos extraordinarios, explicó el Ejecutivo para justificar su medida. "Se pretende lograr un reparto justo de la carga de la crisis económica", aclararon desde Moncloa. Las dos nuevas figuras tributarias permitirÃan recaudar unos 3.500 millones de euros en cada ejercicio.
Como era de esperar, el inédito golpe a la mesa de la ortodoxia económica -nunca antes un gobierno se habÃa animado a tamaña medida redistributiva- desató la furia de las principales compañÃas del Ibex 35, que pidieron su suspensión cautelar ante la Justicia -que fue rechazada- y presentaron recursos ante la supuesta inconstitucionalidad del decreto.
A finales del año pasado, la asociación española de empresas eléctricas AELEC presentó un recurso contra el impuesto ante la Audiencia Nacional española. "Es discriminatorio, injustificado y penaliza un sector clave de la economÃa", justificaron los voceros de la organización. "Ningún Gobierno debe atacar a una compañÃa por ganar dinero", se quejó Francisco Reynés, CEO de Naturgy.
En enero, el Gobierno comunicó que las multinacionales alcanzadas por el impuestos desembolsaron el primer pago anticipado del tributo temporal, una recaudación que alcanzó los 1.455 millones de euros (817,4 millones de las energéticas y 637,1 millones de la banca). El segundo pago está estipulado en septiembre.
En abril, las grandes compañÃas de estos dos sectores hicieron públicos sus balances del primer trimestre del año. En todas las planillas figuraban los cuestionados gravámenes. Del análisis de los rendimientos se desprende que estos aportes temporales a las arcas públicas quedaron licuados ante el aumento generalizado de las ganancias.
Endesa, por ejemplo, disparó su beneficio neto ordinario con un incremento del 76%, hasta los 594 millones de euros, a pesar del pago de 208 millones de euros por este impuesto (1,2% a los ingresos totales de las compañÃas).
Iberdrola, que aportó 200 millones al Estado por este tributo, alcanzó en los primeros tres meses del año un beneficio neto de 1.485 millones de euros, un 40,4 % más que en el mismo periodo de 2022. Su CEO, Ignacio Sánchez Galán, anticipó que la proyección es que el 2023 cierre con un crecimiento superior al 5%.
Naturgy, por su parte, contabilizó un aumento del 36% de su beneficio neto, hasta los 1.649 millones de euros, mientras que sus ingresos se elevaron más de un 53% interanual, hasta los 33.965 millones de euros. Los resultados fueron aún mejores de lo anticipado por la propia compañÃa y también ligeramente superiores a lo estimado por los analistas.
En el caso de esta compañÃa, el impuesto extraordinario significará unos 300 millones de euros (ya transfirió 150 millones), una cifra que contrasta con los casi 1.200 millones que repartirá en forma de dividendos. "Proyectamos un beneficio igual o mayor que el de 2022, ya descontado el impuesto del Gobierno", adelantó Reynés.
Repsol, en tanto, abrochó una ganancia neta de 1.112 millones de euros entre enero y marzo, un 20% menos que en el mismo perÃodo de 2022 por el abrupto descenso del precio del petróleo, pero con beneficios que siguen muy cercano a los máximos históricos. En el primer trimestre del 2021, por ejemplo, la compañÃa obtuvo casi la mitad de beneficios: 648 millones cosechados en el mismo periodo de 2021.
A diferencia de otras energéticas, Repsol dotó una provisión para hacer frente al impuesto extraordinario. El primer pago fue de 450 millones.
En lo que respecta a la banca, las seis entidades del Ibex 35 (CaixaBank, Santander, BBVA, Sabadell, Bankinter y Unicaja) abonarán a las arcas del Estado entre 1.230 y 1.260 millones de euros este año por el tributo extraordinario, según sus propias estimaciones. En 2022, estas empresas alcanzaron un beneficio total de 20.850 millones.
Los balances siguen siendo muy positivo en este 2023. Santander anunció un beneficio atribuido de 2.571 millones de euros en el primer trimestre, un 1% más en euros corrientes con respecto al mismo periodo de 2022.
La firma que preside Ana BotÃn explicó que en este balance está contemplado el "impacto anual Ãntegro" del gravamen extraordinario (224 millones de euros), por lo que se espera que el crecimiento sea aún mayor en las próximas tres planillas.
BBVA disparó su beneficio en el primer trimestre hasta los 1.846 millones de euros, lo que supone una mejora del 39,4% a tipos de cambio y del 40,5% a tipos de cambio constantes. En España, el balance arrojó un 9,5% menos que en el mismo periodo del año anterior por el pago del impuesto -también en forma total-, unos 225 millones de euros, que compensó con las altÃsimas tasas de ganancias de otras regiones.
CaixaBank, por su parte, con una erogación de 373 millones por el tributo extraordinario, obtuvo un beneficio neto atribuido de 855 millones de euros en el primer trimestre del año, un 21,1% más que en el mismo periodo del ejercicio anterior.
"Asimismo, en este trimestre, la entidad ha registrado en sus cuentas el impuesto extraordinario a la banca por un importe de 373 millones de euros, lo que ha supuesto restar el 30% de los beneficios del Grupo. No obstante, el consejero delegado, Gonzalo Gortázar, ha resaltado que la entidad ha iniciado el año con una muy buena dinámica comercial en un periodo en el que la economÃa se ha mostrado más resiliente de lo previsto", explicó la compañÃa en su comunicado.
Mimas radiografÃa en el caso del Grupo Bankinter, que obtuvo unas ganancias de 184,7 millones de euros, lo que supone un 19,7% más frente al mismo balance de 2022. "Se ha producido un fuerte crecimiento de todos sus márgenes, a pesar del impacto económico del nuevo impuesto y de un entorno de mercado no exento de dificultades", celebró este banco.
Sabadell y Unicaja fueron las únicas dos entidades que sufrieron un impacto por el impuesto del Ejecutivo. En el primer caso, el beneficio alcanzó los 361 millones de euros, un 69,4% por encima de un año antes. Pero al desembolsar 157 millones del tributo, el balance quedó en -4%.
Unicaja también decidió aplicar el nuevo gravamen temporal a la banca en su totalidad en estos tres primeros meses. Sin él, las ganancias se habrÃan disparado a los 98 millones de euros, casi un 63% más que en 2022, en el lugar del retroceso del 43,3%.
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