
A meses de unas elecciones europeas que pueden cambiar el espectro ideológico del continente por el crecimiento electoral de la ultraderecha y en plena tensión polÃtica doméstica por la amnistÃa, los tractores españoles han salido a la calle para sumarse a la protesta agraria regional y reclamar medidas que mejoren la rentabilidad del sector.
Pese a la consigna en común ("defender los intereses del campo español), los agricultores se instalarán en las ciudades con tres calendarios distintos: las tres organizaciones reconocidas por el Gobierno irán juntas; la Unión de Uniones se desmarca con sus concentraciones y otros grupos minoritarios se van moviendo a través de las redes. La protesta arrancó este martes con cortes de carreteras y bloques de puertos.
Este último actor, autoconvocados agitados por las usinas ultra de las redes sociales, es un integrante nuevo que deja cierta incertidumbre sobre los tonos y las formas de la protesta.
Desde la semana pasada que circulan por los canales de mensajerÃa (Telegram y Whatsapp) convocatorias "espontáneas" que invitaban a los agricultores y ganaderos a movilizarse al margen de las asociaciones mayoritarias.
Tal es la anarquÃa y la falta de lÃderes del sector que, por ejemplo, en las últimas reapareció en escena la Plataforma en Defensa del Transporte, el grupo que en 2022 paralizó al paÃs con desabastecimiento en los supermercados.
Otra postal de los reclamos genuinos con el intento de algunos grupos de generar cierto caos polÃtico la entregó una entidad denominada Agrupación Nacional de Agricultores y Ganaderos del Sector Primario al publicar un manifiesto pidiendo la implantación de una nueva ley electoral en España.
Sobre los motivos de la protesta, el vicepresidente de Asaja, José Manuel Cebollada, lo resumió con esta frase: "Estamos ante la tormenta perfecta con la sequÃa, con los precios y con esta polÃtica agraria común que prima más el medio ambiente que el agricultor y el ganadero".
La mayorÃa de los agricultores ven a la Agenda 2030, el paquete de medidas verdes para avanzar en la transición ecológica y energética, como un "lastre" para el sector. El problema es que el cambio climático, con las sequÃas, las temperaturas extremas y los destructivos fenómenos meteorólogos, es hoy uno de los principales factores de la pérdida de rentabilidad.
La industria agroalimentaria representa aproximadamente una cuarta parte de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero. Por el otro, depende en toda su cadena de combustibles fósiles abundantes y baratos, una matriz energética que desparecerá en los próximos años.
"TodavÃa tenemos acceso a estos combustibles. Pero ya empezamos a vivir un declive o un descenso de esta matriz energética y ello conlleva que el precio de los combustibles sean más caros. Y esto va a dificultar la continuidad del modelo industrializado de las últimas seis o siete décadas, cuando se implementaron a escala masiva una serie de innovaciones en agricultura", explica González Sánchez, licenciado en Ciencias QuÃmicas, máster en Ciencias Agroambientales, máster en EnergÃas Renovables y especialista en la regeneración de suelos.
El campo rechaza las promesas de Planas y España se suma a la rebelión europea de los tractores
Por lo pronto, el sector omite este problema estructural en su protesta y se aferra a parches (flexibilización de la PAC, eliminación de las restricciones verde, etc.) para mantener las ganancias de décadas atrás.
"Las patronales agrarias más importantes, situadas frente al abismo, se dan media vuelta y piden algo asà como "dejadnos contaminar", "dejadnos seguir usando el agua que no hay", "dadnos la energÃa barata que no existe" o "dejadnos exportar lo que ya no se puede". Y, la verdad, es una reacción que se entiende perfectamente. El actual modelos les ha llevado hasta ahÃ. Les hemos obligado a ir hasta ahÃ", reflexiona Javier Guzmán, director de Justicia Alimentaria
Esa agenda coincide con los postulados de la ultraderecha, negadora del cambio climático y contraria al Pacto Verde Europeo. Por primera vez, una protesta agraria tiene a Vox controlando, con la venÃa del PP, las consejerÃas de Agricultura de Castilla y León, Comunidad Valenciana y Aragón, y Extremadura. No es descabellado pensar que la formación de Santiago Abascal usará sus recursos institucionales para caldear los ánimos.
Con los comicios europeos a la vuelta de la esquina, la derecha convencional y la extrema derecha compiten por estos votos. El PP entonces se ha subido sin reparos a las proclamas de los agricultores.
Moncloa, por su parte, empieza a atajarse y a hablar de "agitación extremista" detrás de los tractores. "Hay quienes se aprovechan precisamente de los problemas del sector, de la ansiedad y de la preocupación para lanzar ideas y posiciones extremistas", aclaró el ministro de Agricultura Luis Planas.
Bruselas, en tanto, cede para contener la ola de protestas. Este martes, la Comisión Europea adelantó que retirará la ley que reduce el uso de pesticidas para contener las protestas del campo.
Ursula von der Leyen ha anunciado la retirada de la ley con la que la UE pretendÃa reducir a la mitad el uso de pesticidas quÃmicos, que fue rechazada en el Parlamento Europeo y que está bloqueada a nivel de los gobiernos en el Consejo.
"La Comisión propuso la regulación para el uso sostenible de los pesticidas (SUR), con el digno objetivo de reducir los riesgos de los productos fitosanitarios quÃmicos fitosanitarios. Pero la propuesta SUR se ha convertido en un sÃmbolo de polarización", ha expresado la presidenta del gobierno comunitario en un debate en la Eurocámara: "Por ello propondré al Colegio de Comisarios retirar esta propuesta".
La explosión agraria amaga con impactos polÃticos de calado. No con abrir la caja de pandora: el fracaso del actual modelo neoliberal globalizado de la alimentación y la necesidad de una transición a otra forma de producir lo que comemos.
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