Emiliano García-Page lleva tiempo distanciándose de Pedro Sánchez. Para un electorado como el de Castilla-La Mancha, que ha votado mayoritariamente por los socialistas, las encuestas marcan un cambio de rumbo y el presidente autonómico siente que su futuro está en riesgo por lo que sucede en Madrid. La última de Sociométrica 14A deja a Page fuera del Ejecutivo castellanomanchego.
En estos comicios, el PSOE sería el partido más votado con el 38,8% y 15 escaños, pero el PP de Paco Núñez llegaría al 37,2% y a los 14 diputados, que se sumarían al 11,8% de Vox, que, con sus 4 escaños proyectados, sacarían a Page del Palacio de Fuensalida. Podemos y Ciudadanos quedarían fuera de la Junta, poniendo al presidente en una posición de salida si se cumplen las predicciones.
"Yo no tengo jefe", aclaró Page el miércoles durante un desayuno informativo. "A Paco Núñez y a mí nos pasa lo mismo. ÉL se llama Paco Núñez y su jefe Núñez Feijóo, y yo me apellido García-Page Sánchez y el presidente del Gobierno se llama Pedro Sánchez. Los dos compartimos apellido con el de arriba, pero ni el uno es Alberto ni el otro es Pedro. Esto es importante que la gente lo sepa", sostuvo mitad broma y mitad verdad.
Page no irá al acto que Sánchez ha organizado Ferraz en Valencia, donde Sánchez intentará apuntalar a los candidatos municipales. El castellanomanchego no será el único presidente autonómico del PSOE en ausentarse, pero esa falta con aviso solo puede responder a dos cuestiones: la frialdad entre Page y Sánchez y el pulso con Ximo Puig, el anfitrión, por el trasvase Tajo-Segura.
Las diferencias con Sánchez no son nuevas. Lo que más resiente a Page es que el Ejecutivo central pacte gobernabilidad con ERC, que esta semana ha vuelto a agitar la idea de una consulta independentista. Pero ese distanciamiento cada vez mayor con el líder de su partido puede ser contraproducente, más aún si queda fuera del gobierno.
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