La conducción de la oposición en Córdoba desató una guerra fría entre Luis Juez y Rodrigo de Loredo, quienes, por caminos paralelos, buscan quedarse con el centro del ring como retadores de Martín Llaryora en 2027.

Sin embargo, para llegar a ese objetivo primero deben atravesar el 2025, año en que De Loredo debe renovar su banca en Diputados, una urgencia que no tiene Luis Juez, quien tiene mandato en el Senado hasta 2027.

Sin embargo, Juez hizo trascender que no descarta encabezar una boleta para las elecciones de medio término, dejándole a Ernesto Martínez el escaño en la Cámara Alta y regresar él a Diputados. Aunque en un principio su estrategia era liderar una nueva coalición con La Libertad Avanza, el hecho de que Karina Milei empoderara a Gabriel Bornoroni puso en duda ese trayecto.

Aunque la competencia entre los dos líderes es "natural", lo que parece ser un límite para De Loredo es justamente la posibilidad de que Juez encabece una boleta para Diputados teniendo aún un mandato legislativo.

Llaryora, Juez y De Loredo ahora se pelean por el Colegio de Abogados

Cerca del radical explican que es una situación idéntica a la de 2021, cuando Juez se opuso a que Mario Negri, con mandato en Diputados hasta 2023, encabece el tramo de senadores. Como se recordará, aquella pelea llevó a Juntos por el Cambio a las Paso, que fue ganada por "la fórmula más fuerte de Cambiemos" que conformaron Juez y De Loredo.

"No es lógico que alguien, teniendo mandato en una cámara del Congreso, busque una candidatura en otra cámara. Realmente no creemos que Luis vaya a ir en contra de los propios argumentos que esgrimió en 2021 cuando enfrentó a Negri", dice un deloredista puro.

LPOJuan Casas

En ese marco, De Loredo prometió a los suyos que liderará un proyecto político que ponga en la mira al 2027 y con el cual el radicalismo genere músculo político para sentarse a negociar el esquema de alianzas que pretende liderar. Una de las puntas de esa estrategia es que Marcos Ferrer, su principal aliado interno, se quede con la conducción del radicalismo cordobés en septiembre.

En el juecismo no cayeron bien unas declaraciones que Ferrer pronunció el fin de semana, cuando dijo que Juez es un partido en sí mismo, sin otros referentes de peso. "Juez no condice al radicalismo", azuzó Ferrer en declaraciones al programa Voz y voto, para empezar a marcar la cancha. Con el correr de las horas, el intendente de Río Tercero ratificó esa opinión.

Así, con De Loredo como virtual candidato a gobernador y Ferrer liderando la estrategia partidaria, la UCR procurará sentarse a la cabecera de la alianza en la que pretenden incluir a Juez. Los planes del senador son opuestos: cree que él es el candidato natural para suceder a Llaryora.

No es lógico que alguien, teniendo mandato en una cámara del Congreso, busque una candidatura en otra cámara, dicen cerca de De Loredo sobre los planes de Juez para 2025

En esta carrera armamentística, ambos comenzaron a disparar hacia el Centro Cívico. El principal objetivo -además de Llaryora- parece ser Juan Pablo Quinteros, el ministro de Seguridad de la Provincia, un ex opositor que se plegó al "partido cordobés" y se sentó en la silla más caliente del Gobierno. Hacía ahí van los misiles, en particular al programa de guardias urbanas, una de las grandes apuestas de Llaryora.

Tanto Juez como De Loredo tienen bloques legislativos, aunque la diferencia es que todos los soldados de Juez le responden a él, mientras que no todos los radicales le responden a De Loredo.

Queda por despejar la "variable Milei": De Loredo intenta hacer equilibrio y en su entorno anticipan que estará al lado de quienes defienden la educación pública y el sistema sanitario estatal. "Rodrigo hace equilibrio ante un electorado que lo votó a él y a Milei", explican. Ese equilibrio es la apuesta para sobrevivir si -como pocos creen en la comandancia del radicalismo cordobés- a Milei le va bien.

Juez, en cambio, aparece mucho más próximo al jefe de Estado, aunque en sus acciones hay margen. De hecho, los deloredistas dicen que Juez "no es aliado" de La Libertad Avanza. La apuesta es mantenerse refractario al kirchnerismo, al menos mientras las encuestas indiquen que el electorado cordobés banca al libertario.