Dice que Javier Milei es "un peón externo importante" para la campaña electoral de Donald Trump y sostiene que el líder republicano no dispone de otra figura de la alt-right global que le resulte más útil en este momento. Pero advierte que, en un eventual regreso al poder, Trump impondrá una diplomacia transaccional y la afinidad ideológica no le servirá a Milei para conseguir grandes concesiones a nivel económico. Coautor del libro "La Disputa por el poder global", Esteban Actis es doctor en Relaciones Internacionales, docente e investigador de la Facultad de Ciencias Políticas de la Universidad Nacional de Rosario. En diálogo exclusivo con LPO, analiza cómo sería la relación de Trump con Milei si en noviembre gana las elecciones presidenciales y regresa a la Casa Blanca.

Trump y Milei son considerados fenómenos equiparables. ¿Cuáles son las coincidencias más importantes que encuentra entre ellos?

Milei y Trump comparten dos aspectos muy importantes. Uno es que son dos populistas de derecha, está claro que conciben al poder desde una visión de todo o nada, donde las instituciones tradicionales son un problema y un obstáculo para los cambios radicales que plantean. La casta es el establishment del que siempre hablaba Trump. Y sigue hablando. Es parte de la estrategia por alterar el sistema político tal cual estaba funcionando. Además, Trump y Milei también comparten una visión antiglobalización, en términos del orden internacional liberal vinculado a la agenda medioambiental y la agenda de género, del funcionamiento de ciertas instituciones internacionales. En ese sentido, ahí hay coincidencia.

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¿Es posible traducir esta afinidad ideológica al plano de lo económico o están destinados a chocar porque representan visiones e intereses contrapuestos?

Está claro que el punto en donde no hay coincidencia es en materia económica. Trump y Biden hoy comparten una misma visión de que la era Reagan terminó y tanto demócratas como republicanos hoy entienden que el Estado tiene que intervenir en la economía, sobre todo en materia de la política industrial y la política comercial. Milei viene con una visión realmente de la escuela austríaca, reivindicando a (Friedrich) Hayek y a (Milton) Friedman. Entonces, ahí claramente hay un punto de disonancia en términos de los perfiles ideológicos de ambos.

Trump y Biden hoy comparten la visión de que la era Reagan terminó y tanto demócratas como republicanos entienden que el Estado debe intervenir en la economía, sobre todo en materia de política industrial y política comercial.

Teniendo en cuenta esas diferencias, ¿cómo se imagina la relación Trump-Milei desde el punto de vista económico si gana Trump?

Creo que, de ganar Trump, el vínculo con la Argentina en materia económica va a ser transaccional. La diplomacia de Estados Unidos va a volver a ser como fue con el gobierno de Trump, con Trump 1, una diplomacia transaccional y ahí la afinidad que tengan con el gobierno de Milei puede ser como fue en su momento la afinidad de Bolsonaro y Trump.

El experto en Relaciones Internacioales Esteban Actis. 

LPO

¿En qué podría beneficiarse Milei si Trump logra el objetivo de alcanzar una segunda presidencia?

El gobierno de Milei intentará conseguir algunos beneficios comerciales y de acceso a mercados y eso lo marcará como un triunfo. También puede haber acuerdos vinculados seguramente a alguna cuestión que interesa mucho en Estados Unidos, como son temas vinculados a los aspectos tecnológicos, minerales críticos, pero me parece que la centralidad con la Argentina no va a estar en los temas económicos ni para Trump ni para Milei tampoco. Ahí veo muchos temas vinculados a Defensa, donde el acoplamiento con Washington va a ser muy fuerte en materia política y de política exterior. No veo una centralidad de la economía en ese vínculo, en los primeros meses al menos, no veo que sea un tema central para la relación bilateral.

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¿Por qué entonces Trump elogia públicamente a Milei y lo presenta como uno de sus discípulos?

Lo que sí me parece interesante es que más allá del triunfo de Trump en materia electoral, Milei se ha transformado sin lugar a dudas en el actor político internacional que más puede tributar en términos narrativos y simbólicos a la elección de noviembre y al proyecto de Trump. Hoy no hay otra figura de la alt-right global que esté en un momento de auge como está Milei, que tenga la visibilidad en ese sector político. Uno ve las redes sociales de Trump y así lo confirman, volviendo a poner a Milei en el centro. Entonces, en ese sentido, me parece que es un punto a destacar cuál va a ser el rol de Milei cuando nos vayamos acercando al proceso electoral en Estados Unidos. Si él personalmente se va a involucrar en esa campaña, eso sería un tema muy sensible para el vínculo con la administración Biden. Es un tema a seguir. Está claro que la figura de Milei hoy en términos de la campaña electoral de Trump es un peón externo importante.

Milei se ha transformado en el actor político internacional que más puede tributar en términos narrativos y simbólicos al proyecto de Trump. Hoy no hay otra figura de la alt-right global que esté en un momento de auge como está él.

Pese a eso, usted piensa que sería un error para Milei esperar demasiado de Trump.

Es que en relación a esta diplomacia transaccional que planteaba que ha sido muy típica de la administración Trump, también hay que pensar en el sistema político americano, cuáles son las prerrogativas que tiene el Congreso, la negociación o no de un fast track para un acuerdo comercial, cómo juegan las burocracias, el Departamento de Estado, el Consejo de Seguridad Nacional... Más allá de la variable individual y de la Casa Blanca, en esa cuestión fina creo que ahí también hay un montón de instancias que definen. Es un plano donde la embajada es muy importante y muchas veces se terminan definiendo cuestiones regulatorias, técnicas en el acceso a mercados que justamente hacen al vínculo con Estados Unidos.