
Presionado por el ala de extrema derecha de su propio partido, Kevin McCarthy decidió avanzar con el pedido de juicio polÃtico contra Joe Biden. El presidente de la Cámara de Representantes dio inicio de esa manera al periodo de sesiones del Congreso con una jugada que atenta contra su relación con el presidente y busca salvar su propio pellejo de la presión interna de los rebeldes republicanos que lo amenazaban con destituirlo.
El californiano McCarthy pidió formalmente abrir una investigación contra Biden por los negocios de su familia, y en particular de su hijo, Hunter Biden, en el exterior. Convencido o forzado por las circunstancias, McCarthy declaró este martes que las acusaciones sobre Biden "dibujan una cultura de corrupción" y dijo que Biden le mintió al pueblo estadounidense cuando afirmó que desconocÃa los negocios de su familia en el extranjero.
Después, abundó en detalles de la acusación republicana contra el presidente. "Los testigos han declarado que el presidente se unió en múltiples llamadas telefónicas, y tuvo múltiples interacciones, cenas resultaron en coches y millones de dólares para sus hijos y los socios de negocios de su hijo. Sabemos que los registros bancarios muestran que casi 20 millones de dólares en pagos fueron dirigidos a los miembros de la familia Biden y asociados a diversas empresas fantasma. Solo el Departamento del Tesoro tiene más de 150 transacciones que implican a la familia Biden y otros socios de negocios que fueron marcados como actividad sospechosa por los bancos estadounidenses", dijo el sucesor de Nancy Pelosi.
Furia republicana por el acuerdo de culpabilidad que exime a Hunter Biden de ir a la cárcel
La experiencia y la cintura polÃtica de McCarthy no pueden disimular un mal de origen: su liderazgo nació condicionado por un grupo de republicanos que lo humillaron antes de darle su respaldo y son capaces de demostrarle en forma recurrente que su presidencia está bajo amenaza.
En ese grupo se distinguen trumpistas acérrimos como Matt Gaetz -de Florida-, que estaba a punto de presentar el juicio polÃtico contr McCarthy, y Marjorie Taylor Greene -de Georgia-, que habÃa advertido en más de una oportunidad que no iba a respaldar el juicio polÃtico contra Biden. Pero también otros republicanos que ni siquiera Donald Trump es capaz de conducir y están liderados por el texano Chip Roy, Ralph Norman de Carolina del Sur y Thomas Massie de Kentucky.
Por supuesto, los representantes republicanos no se mueven en forma aislada sino que expresan puntos de vista e intereses de los sectores que activan desde las filas conservadores. Poco después de que McCarthy anunció el impeachment contra Biden, el House Freedom Caucus organizó una reunión con representantes de los grupos conservadores como Heritage Foundation, FreedomWorks, Tea Party Patriots y el Club por el Crecimiento.
McCarthy buscó presentar su decisión como parte del esfuerzo republicano de lograr equidad ante la ley y no como producto de la debilidad que lo envuelve. "A pesar de las graves acusaciones, parece que a la familia del presidente se le ha ofrecido un trato especial, por parte de la propia Administración de Biden, trato que de otro modo no habrÃan recibido de no estar relacionados con el presidente. Se trata de acusaciones de abuso de poder, obstrucción y corrupción. Y merecen una mayor investigación por parte de la Cámara de Representantes. Por eso hoy ordeno a nuestro comité de la Cámara que abra una investigación formal de impeachment contra el presidente Joe Biden. Este siguiente paso lógico dará a nuestros comités el pleno poder para reunir todos los hechos y respuestas para el público estadounidense", dijo. Poco después, en las redes sociales, el consultor republicano Mike Madrid definió a McCarthy como "el orador más débil en la historia de Estados Unidos".
McCarthy no cuenta con una fortaleza suficiente como para conducir a los republicanos ni aplacar la batalla interna. Los republicanos lo arrinconan con amenazas de impulsar un impeachment en su contra y están furiosos por el acuerdo al que llegó McCarthy con Biden por prorrogar el techo de deuda en lugar de avanzar con recortes más duros. Además, los republicanos del Congreso presionan con la lÃnea dura y se dicen dispuestos a provocar el llamado cierre del gobierno.
La fragilidad de McCarthy se advierte cuando impulsa un pedido de juicio polÃtico que, ya lo sabe, no tiene posibilidades de prosperar en el Senado, donde a la mayorÃa demócrata se le suman los republicanos liderados por el veterano Mitchell McConnell son enemigos de Trump y rechazan la lÃnea dura del Congreso.
Según publicó The Hill, los senadores republicanos son escépticos incluso en relación a las posibilidades que tiene McCarthy de reunir suficientes votos en la Cámara para aprobar un artÃculo de juicio polÃtico. Además, piensan que el partido debe centrarse en la crÃtica a la economÃa y no desgastarse en forma innecesaria con un trámite que no tiene destino.
McCarthy podrÃa apoyarse en los moderados de su partido y la minorÃa demócrata de la Cámara para sacar adelante las partidas de gasto, pero busca evitar que los halcones republicanos vuelvan a quitarle su respaldo. Sin embargo, la conclusión más extendida excede a la debilidad de McCarthy y es que son los republicanos los que están partidos al medio en forma irremediable.
Ante la falta de un liderazgo que los unifique, los republicanos centristas razonan en forma opuesta a los trumpistas y ultraconservadores. Ya comprobaron en sus propios distritos de Biden que votar para destruir programas gubernamentales que promueve Biden atenta contra sus chances electorales.
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