Apenas consumada la victoria sindical sobre los fabricantes de automóviles de Detroit, el presidente del United Auto Workers, Shawn Fain, no esperó ni un minuto para anunciar su próxima meta. "Uno de nuestros mayores objetivos tras esta histórica victoria contractual es organizarnos como nunca antes lo habÃamos hecho. Cuando volvamos a la mesa de negociaciones en 2028, no será sólo con los Tres Grandes, sino con los Cinco o Seis Grandes", dijo Fain.
Varias automotrices importantes, incluidas Toyota y Volkswagen, tienen plantas en Estados Unidos que emplean a trabajadores no sindicalizados, pero ninguna genera tanto interés para el poderoso sindicato automotriz como Tesla, propiedad del magnate libertario Elon Musk. Tesla es la fabricante de autos más importante del mundo, lÃder en automóviles eléctricos y emplea a decenas de miles de trabajadores no sindicalizados en California, Texas, Nevada y Nueva York.
En una entrevista reciente con CBS News, Fain declaró que Tesla ofrece salarios "lamentables" para que "personas codiciosas como Musk puedan construir más cohetes". El aumento del 25% en cuatro años para los obreros automotrices de Detroit le dio al sindicato del sector una fortaleza inédita.
Acuerdo gremial con las automotrices de Detroit marca un precedente para el resto de los sindicatos
Tal como contó LPO, el dueño de Tesla fue el gran beneficiado durante los meses que duró el conflicto en General Motors, Ford y Stellantis. Sin embargo, tras la resolución favorable al sindicato, acaba de quedar en la mira por su polÃtica antisindical y se perfila como el nuevo blanco de UAW.
Según un detallado informe que publicó la agencia Bloomberg, el comité organizador de UAW en la planta de Tesla de Fremont, California, comenzó a hablar con los 20.000 trabajadores del lugar para convencer a sus compañeros de trabajo sobre las ventajas de la negociación colectiva.
Sindicalizar al personal del fabricante lÃder de vehÃculos eléctricos no sólo aumentarÃa el número de miembros del UAW, sino que también aumentarÃa la influencia del sindicato en una industria que avanza hacia un futuro impulsado por baterÃas.
Fain tiene un enemigo perfecto en el antisindical director ejecutivo de Tesla, quien cuenta con recursos casi ilimitados, se agiganta en la confrontación y no suele retroceder ante amenazas legales. Hace tres años, Musk reaccionó en términos durÃsimos y logró aplastar la campaña sindical que el sindicato habÃa intentado poner en marcha en Tesla a partir de 2017. En uno de sus últimos informes anuales, la compañÃa explicitó las convicciones de Musk y aseguró que los sindicatos "pueden generar mayores costos para los empleados y un mayor riesgo de paros laborales".
Además, en febrero pasado, Tesla despidió a docenas de trabajadores en su planta de Buffalo, Nueva York, el dÃa después de que los empleados anunciaran una campaña de sindicalización con Workers United, que no está afiliado al UAW. Aunque las autoridades de la NLRB sospechan de una clara represalia, Tesla lo niega. En el largo historial de denuncias en su contra, la compañÃa automotriz de Musk también enfrenta una demanda de la Comisión de Igualdad de Oportunidades en el Empleo de EE. UU por discriminación racial en la planta de Fremont.
Fain espera capitalizar la victoria de la huelga sindical que lideró y logró un aumento salarial récord para sus representados y el refuerzo de los beneficios de jubilación 401(k) en Ford, GM y Stellantis. "Hemos tenido miles de trabajadores automotrices no sindicalizados que se acercaron y quisieron unirse a nuestro movimiento", dijo Fain a principios de este mes. Ha llamado a los trabajadores de Tesla, Toyota y Honda "miembros del futuro de la UAW".
La historia de la planta de Fremont con el sindicato automotriz es anterior a Musk. Durante unos 25 años, Toyota y GM operaron las instalaciones en forma conjunta. En 2009, GM se retiró de la sociedad como parte de su procedimiento de quiebra y en 2010 Toyota cerró la operación: 4.700 personas se quedaron sin trabajo. Un mes después, Tesla compró la extensa fábrica de 5,3 millones de pies cuadrados.
"Es un movimiento histórico, es hora de devolver a los trabajadores lo que les quitaron en 2008"
Las empresas en Estados Unidos tienen amplias formas legales de descarrilar las campañas sindicales, como obligar a los trabajadores a asistir a reuniones antisindicales. Pero Musk y Tesla también emplearon múltiples tácticas ilegales, según resoluciones de la Junta Nacional de Relaciones Laborales, para detener el esfuerzo de organización: Musk amenazó al personal a través de Twitter, y la compañÃa "interrogó coercitivamente" a partidarios del sindicato y despidió a un trabajador debido a su activismo. (Tesla ha apelado el fallo sobre el tuit de Musk y el despido del trabajador).
Los bajos costos laborales le permitió a Tesla desde el comienzo vender a precios competitivos. El fabricante de vehÃculos eléctricos estaba luchando por aumentar la producción de su emblemático sedán Modelo 3 y en 2018 evitó por poco la quiebra.
En los últimos años, la imagen de los sindicatos ha mejorado en forma notoria entre los estadounidenses y una nueva generación de sindicalistas como Fain, ha logrado demostrar a muchos que están luchando por toda la clase trabajadora. Empresas que antes no tenÃan sindicatos como Amazon, Apple y Starbucks hoy deben sentarse a negociar con sus trabajadores organizados en medio de la inflación, las malas condiciones laborales y la creciente desigualdad de ingresos.
La situación de Tesla marca un claro contraste con la de los fabricantes de Detroit, que tienen algunos de los planes de atención médica más generosos. Tesla ofrece a sus trabajadores tanto unidades de acciones restringidas como un plan de compra de acciones para empleados.
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