El estado gobernado por Ron DeSantis se convirtió en el laboratorio de un experimento escolar a gran escala. Si bien la ley HB1 entró en vigencia el mes pasado, sus efectos se pondrán a prueba a partir de estos días tras el receso veraniego. Esta semana empiezan las clases en el condado de Miami-Dade, el distrito escolar más grande de Florida y el tercero de los Estados Unidos. Este condado cuenta con alrededor de 331.500 estudiantes y un presupuesto de 8.250 millones de dólares. El ciclo que está a punto de iniciarse arrancará con una novedad: más 20.000 nuevos inmigrantes como alumnos, según datos oficiales. La mayoría proviene de Venezuela, Nicaragua, Cuba y Haití.

El condado contrató a más de 600 maestros la semana pasada, pero aún tenía 280 vacantes, según informó de manera oficial. Las dificultades para conseguir docentes se repiten en todo el estado. El principal motivo es el clima de confusión y malestar que generaron las reformas educativas impulsadas por el conservador DeSantis. Pese a ser un distrito escolar gobernado por la demócrata Daniella Levine-Cava, el condado debe adaptarse a los estándares dispuestos por el estado.

Las reformas en Florida entraron en vigencia el 1 de julio. Pero recién ahora se comprobará el impacto del paquete de leyes. ¿A qué apuntan los cambios? Entre diversos puntos, restringen cómo se puede enseñar temas controversiales como el género, la raza y la orientación sexual en las escuelas.

Los demócratas de Florida piensan que DeSantis es un cadáver político y se ilusionan con recuperar el Estado

"La educación en Florida es blanco de ataque. Lo hemos visto en el último par de años, cómo fueron atacadas nuestras juntas escolares, nuestros maestros, las currículas o planes de estudios, no queriendo enseñar historia, prohibiendo libros. Esto se ha ido agravando. Estamos padeciendo la mayor merma de maestros en el país", se queja ante LPO la presidenta del partido demócrata de Florida Nikki Fried, quien a su vez va por la gobernación del estado.

Miembros de Teamsters National Black Caucus (TNBC) cantan durante la marcha "Teach No Lies".

AP

La comisionada colombiana de la ciudad de Miami Sabina Covo coincide con la crítica. "Aquí tenemos una historia no solamente afroamericana, sino con nuestros nativos, que son los indios y además con otras minorías, como los inmigrantes que llegaron recientemente. La historia está escrita: no se la debería prohibir", plantea ante este medio la legisladora nacida en Medellín.

La educación en Florida es blanco de ataque. Fueron atacadas nuestras juntas escolares, nuestros maestros, los planes de estudios, no queriendo enseñar historia, prohibiendo libros. Estamos padeciendo la mayor merma de maestros en el país.

Un aspecto que derivó en protestas múltiples por estos días, incluida una marcha masiva hacia la junta escolar de Miami-Dade, fue una suerte revisionismo histórico sobre la época de la esclavitud. El documento de la polémica tiene 216 páginas y fija los estándares curriculares para este año. El texto plantea que "los esclavos desarrollaron habilidades que, en algunos casos, podrían aplicarse para su beneficio personal". Esa frase desbordó hacia la política nacional, al punto de que la vicepresidenta Kamala Harris encabezó una campaña en contra de la reforma en Florida. "Reemplazan la historia con mentiras", se quejó la vice de Joe Biden, en una de sus visitas al estado del sur.

"Está muy claro que estos muchachos hicieron un buen trabajo con esos estándares", se atajó DeSantis. "No fue nada que tuviera motivaciones políticas. Estos son eruditos serios", aseguró el gobernador y precandidato presidencial republicano.

"Si en Miami no se hace nada, habrá más inundaciones y las consecuencias del cambio climático van a ser bíblicas"

Otro punto llamativo es que la ley prohíbe a los maestros de las escuelas públicas preguntar a los estudiantes sus apodos. "Yo fui a la escuela pública en Miami-Dade. Y mientras se degrada la educación, DeSantis se enfoca en obsesiones ridículas", protesta el joven argentino Thomas Kennedy, activista por los derechos de los inmigrantes y miembro de la junta directiva del partido demócrata a nivel nacional. Sobre las modificaciones en la educación sexual, Kennedy opina que "sí quiero que les enseñen a los chicos que hay personas que son gay o transgénero, porque eso existe en el mundo real". Para Karla Hernández-Mats, la maestra, dirigente demócrata y gremialista al frente de United Teachers of Dade, las leyes de DeSantis son directamente racistas.

"Yo fui a la escuela pública en Miami-Dade. Y mientras se degrada la educación, DeSantis se enfoca en obsesiones ridículas", protesta el joven argentino Thomas Kennedy, activista por los derechos de los inmigrantes 

Florida además amplió un programa de vales que permite a las familias, incluso a las ricas, tomar subsidios estatales destinados a la educación de sus hijos y redirigirlos hacia la matrícula en una escuela privada. El cupón tendrá un valor aproximado de 8.700 dólares. Los especialistas en educación no se animan a hacer pronósticos respecto a los efectos que tendrá el nuevo sistema, que cuenta con pocos antecedentes en el mundo.

Por último, el gobernador aprobó una reforma que le valió un contrapunto áspero con los gremios docentes. En adelante, los maestros y demás empleados estatales tendrán que emitir cheques mensuales si pretenden mantenerse agremiados. Ron DeSantis prohibió las deducciones automáticas de los salarios públicos. "Si quieres unirte, puedes, pero escribes un cheque y lo entregas. Eso va a llevar a un mayor salario neto para los maestros", detalló el gobernador y aspirante presidencial.