
Con apenas 43 años, Ron De Santis ya se propone ser el sucesor de Donald Trump. El gobernador de La Florida es un cruzado contra la inmigración y se para en el extremo opuesto a las polÃticas de Joe Biden, pero también se diferencia del ex presidente y parece dispuesto a casi todo para ganar popularidad y avanzar lo más rápido posible en su carrera hacia la Casa Blanca.
De Santis no deja pasar ni un minuto sin pensar cómo impactar en la agenda nacional y seguir sumando apoyos a su proyecto. Ex veterano de guerra de Irak, doctor en Derecho por la Universidad de Harvard y con amplio apoyo de inversores y medios de comunicación, el gobernador es un halcón que buscará su reelección en noviembre con un manual que reedita algunos ejes fundamentales de la campaña presidencial de Trump. Pero también toma distancia de Trump en aspectos centrales de su estrategia y da indicios de querer ser el próximo lÃder republicano. Sectores de mucho poder lo alientan en esa cruzada.
En las últimas semanas, De Santis retomó una de las banderas de Trump y anunció la creación de una policÃa electoral para evitar el fraude en su distrito. Según el consultor Mauricio Devengoechea, lo hizo para captar el apoyo de los republicanos que apoyaron a Trump. "Hay un porcentaje importante de los votantes de Trump que piensan que hubo fraude en las elecciones presidenciales. Él se los quiere ganar y por eso lanza la policÃa electoral", le dijo Vengoechea a La PolÃtica Online desde Miami.
pic.twitter.com/q6FLShUglC— Ron DeSantis (@GovRonDeSantis) April 25, 2022
La policÃa electoral de De Santis ya comenzó a recibir cuestionamientos. Para la abogada Caren Short, supervisora de Derechos Electorales del Southern Poverty Law Center, el anuncio del gobernador tiene como único fin "hacer cumplir las barreras para votar" impuestas en otra ley firmada por DeSantis en 2021, la llamada ley SB 90, que fue impugnada ante la justicia y declarada inconstitucional en alguno de sus artÃculos. Short denuncia que La Florida tiene una "historia de discriminación racial" en materia de votaciones y sostiene que la policÃa electoral no puede actuar sin "autorización previa federal".
Al gobernador, sin embargo, las crÃticas, no lo detienen. En lÃnea con la prédica histórica de Trump, De Santis es un guardián de la frontera y suele lanzar consignas contra los inmigrantes ilegales, de la misma forma que en la Costa Oeste lo hace Greg Abbott, el gobernador de Texas que sostiene su campaña en polémica con Biden. Hace 15 dÃas, su oficina de prensa difundió un comunicado destinado a ganar adhesiones: "A quienes ingresen ilegalmente al paÃs, advertimos: no vengan a Florida. La vida no les será fácil porque estamos obligados a hacer cumplir las leyes de inmigración de este paÃs, incluso si nuestro gobierno federal y otros estados no lo hacen".
Sin embargo, cuando se trata de elevar su perfil y apoderarse de la agenda con su mensaje ultraconservador, el gobernador no duda en enfrentarse con cualquiera, por más poderoso que sea. Al menos, eso se deduce del choque que mantiene por estos dÃas con The Walt Disney Company. Todo comenzó con la ley que promulgó De Santis a fines de marzo para prohibir hasta tercer grado la educación sexual y la formación en identidad de género. Bautizada "No digas gay" por el movimiento LGTBIQ+ y los defensores de la identidad de género, contó además con el rechazo del gigante del entretenimiento que tiene su base en La Florida.
La comunidad LGTBIQ+ reclamó a la compañÃa que se posicionara en contra de la ley y el guionista de animación Benjamin Siemon publicó un video en su perfil de Twitter en el que pidió que la empresa tomara una postura contra la norma que impulsó De Santis: "Disney, please, say 'gay'", escribió Siemon en Twitter.
Pese a que según datos de la agencia Bloomberg, Disney genera en el Estado que gobierna De Santis nada menos que 70 mil personas y 780 millones de dólares en ingresos fiscales, el gobernador se lanzó a una pelea personal con la compañÃa. "Si Disney quiere buscar pelea, eligió al tipo equivocado", afirmó. Poco después, sus legisladores intentaron aprobar un proyecto para derogar el estatus especial que le permite al parque operar de manera independiente y desató una pelea en los tribunales. Desde Texas, la tierra del republicano Abbott, ya llegaron ofertas para que Disney se mude de un lado a otro. La movida sorprendió a los analistas que no están acostumbrados a ver un republicano que se lance a una disputa pública con una empresa de semejante poderÃo.
Para Devengoechea, con su movida anti-Disney, De Santis fue demasiado lejos y dio un paso en falso porque entró en un conflicto con un emporio del que dependen sus propios ingresos como gobernador. Asesor de campaña de una larga lista de candidatos y presidentes en América Latina, Devengoechea nació en Colombia pero vive hace tiempo en Estados Unidos.
La estrella ascendente de De Santis no solo le permite ir ganando adhesiones de los republicanos más allá de las fronteras de La Florida. Además, le sirve para capturar la atención permanente de los principales medios de comunicación y obtener el respaldo de poderosos inversores que, hasta hace muy poco, apostaban todas sus fichas al regreso de Trump.
Nada sorprende tanto como el gran apoyo que consiguió De Santis cuando se lanzó a recaudar fondos para su reelección en La Florida. Según las cifras que su equipo de campaña difundió, recaudó la cifra -récord en una compulsa distrital- de 105 millones de dólares. Entre sus grandes auspiciantes, figuran empresarios de la Florida como el presidente ejecutivo de WeatherTech, David MacNeil, residente en Fort Lauderdale, y el emprendedor y filántropo de Daytona Beach, L. Gale Lemerand. No solo eso. Entre los generosos aportantes del gobernador, aparecen algunos multimillonarios conocidos en todo el paÃs, como el administrador de fondos de cobertura Kenneth C. Griffin y el magnate naviero Richard Uihlein -ambos de Illinois- y el cofundador de Home Depot, Bernard Marcus, de Atlanta.
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