
La salida del republicano Mitch McConnell va mucho más allá de un necesario recambio generacional o directamente biológico. Marca el fin de una era polÃtica. La que identificaba al Partido Republicano como una fuerza conservadora tradicional, con Ãmpetu internacionalista ante los conflictos globales, aires elitistas y austeridad en las formas.
El estilo de McConnell chocó de manera sistemática con el populismo histriónico y por momentos aislacionista que representa Donald Trump. Hasta que finalmente el nuevo GOP se impuso ante el viejo establishment reaganista encarnado en la figura cansada de McConnell.
A los 82 años, el senador por Kentucky anunció que en noviembre dejará su silla como lÃder del partido en la Cámara Alta. Algo que Trump venÃa reclamando desde hacÃa largos meses. McConnell ocupó ese cargo por más de una década, logrando ser el polÃtico de mayor duración al frente de los republicanos en el Senado.
Trump fuerza cambios en el Comité Republicano y empieza a tomar el control del partido
"Tengo muchos defectos. La incomprensión de la polÃtica no es uno de ellos", advirtió el senador en su renunciamiento. "Créanme, conozco la polÃtica de mi partido en este momento en particular", dijo ante su tropa en el Senado.
El representante de Kentucky, sin embargo, no renunciará a su banca. Se mantendrá en la Cámara Alta hasta 2027, pero desde un lugar de mucho menor poder y visibilidad. "TodavÃa tengo suficiente gasolina en mi tanque para decepcionar completamente a mis crÃticos, y tengo la intención de hacerlo con todo el entusiasmo al que se han acostumbrado", ironizó.
Debilitado en lo fÃsico y mental, al borde la incomodidad en presentaciones recientes, McConnell se rindió ante su enemigo declarado. Trump marcha nuevamente hacia ser la esperanza presidencial del GOP moderno. El jefe MAGA a su vez está a un paso de hegemonizar el Comité Nacional Republicano, tras forzar una serie de cambios en la conducción del partido.
McConnell no cruzaba palabra con Trump desde el ataque al Capitolio del 6 de enero de 2021. Y se resistió a respaldar al ex presidente rumbo a la votación de noviembre. Paradójicamente, el veterano senador de Kentucky habÃa votado a favor de absolver a Trump de un riesgoso juicio polÃtico en el Senado. Guiado por su catecismo de polÃtico old school, tuvo un gesto de corporativismo partidario ante Trump. Pero el outsider sobrevivió y no le tuvo misericordia.
Al igual que otro conservador clásico, el ex vicepresidente Mike Pence, ahora le toca a McConnell caer en desgracia. La aun precancidata Nikki Haley es la próxima apuntada por la efectiva furia naranja. "Mi revancha es el éxito", repite Trump por estos dÃas.
Cuando Washington todavÃa está convulsionado por el corrimiento de McConnell, ya arrancó la temporada de rumores sobre su reemplazo como lÃder de la minorÃa en el Senado. Los principales anotados son John Thune, de Dakota del Sur, John Barrasso, de Wyoming, el texano John Cornyn y el representante de Florida Rick Scott. Tanto Barrasso como Scott son los aspirantes más abiertamente trumpistas.
Guiño de la Corte Suprema
Además del renunciamiento de McConnell, Trump recibió otra noticia que podrÃa resultarle favorable. La Corte Suprema paralizó el juicio en su contra por intentar anular las elecciones del 2020 mientras estudia su pedido de inmunidad.
La Corte acordó el miércoles decidir si el expresidente es inmune al enjuiciamiento, retrasando aún más su juicio penal. En una orden de una página, el tribunal estableció un cronograma para escuchar sobre el argumento trumpista de la inmunidad, con presentaciones orales que se programarán hasta fines de abril. Mientras tanto, los procedimientos en el tribunal de primera instancia permanecerán congelados.
Los tiempos posteriores no están claros, pero la decisión de la Corte es un golpe al esfuerzo del fiscal especial Jack Smith para llevar a Trump a juicio este año.
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