El segundo debate republicano, que se llevó a cabo en la biblioteca presidencial Ronald Reagan en California, tuvo como principal protagonista la ausencia del candidato lÃder, el expresidente Donald Trump. La ausencia del ya casi consagrado Trump en el escenario relegó un evento clave en el calendario polÃtico al conflicto mezquino y minoritario. Desacuerdos menores, casi irrelevantes, se vieron expandidos mediante insultos y griterÃos en un debate llamativo por su falta de interés para el grueso de los votantes republicanos.
No obstante la ausencia del probable precandidato-quien habló el mismo dÃa frente a un grupo de trabajadores automotrices no sindicalizados en Michigan, sitio de una huelga histórica de la UAW-el debate sà dejó en apariencia la tensa relación del republicanismo mainstream con su principal representante. Solo Chris Christie, exgobernador de Nueva Jersey, se atrevió a criticar a Trump una vez más de manera abierta, por lo cual recibió tÃmidos aplausos.
Ron DeSantis, el gobernador de Florida y actual segundo en las encuestas, acusó a Trump de estar "Missing in Action," aunque prefirió transferir el énfasis hacia otras temáticas demostrando nuevamente la incomodidad frente al expresidente que marca (y quizás ha debilitado) su candidatura. Otros candidatos, como Nikki Haley y Mike Pence, se abstuvieron de criticar a Trump, no sólo limitados por sus roles en su administración, si no por la similitud de sus propuestas con las del magnate.
Debate republicano: el plan de Trump que se cumplió a la perfección
Abundaron los intentos de desafiar o imitar a Trump. Christie, cuyo carácter afable lo ha distinguido a lo largo de su extensa trayectoria polÃtica, propuso que ya que el expresidente evitó este debate y el anterior, debÃa llamarse "Donald Duck," replicando asà una estrategia retórica que ha debilitado a los adversarios de Trump. Las interrupciones, ya una parte inevitable de cualquier debate y otra arma en el arsenal trumpiano, se repitieron, y salvo Pence-quien se ha abstenido de las mismas para erigirse como el candidato del respeto al orden y las instituciones-estas hicieron que pocas propuestas pudieran trascender del conflictivo barullo.
Este debate fue el primero en ser transmitido por la señal hispanoparlante Univision, y las preocupaciones de esa audiencia tomaron protagonismo tras unas semanas de elevado debate sobre el acercamiento de las poblaciones latinas al republicanismo en Florida y otros enclaves esenciales. Consultados acerca de su polÃtica fronteriza, la mayorÃa de los candidatos enfatizaron la militarización de la frontera sur del paÃs y demostraron un fuerte consenso alrededor de polÃticas popularizadas por Trump.
Christie, quien en el pasado se mostró a favor de un camino a la ciudadanÃa para los llamados ‘Dreamers' y otros inmigrantes indocumentados, alegó que ante la inacción estatal el problema habÃa crecido y esto ya no serÃa posible. Sugirió asà que el problema serÃa de aplicación de la ley, mientras que Haley, que alegó falsamente su involucramiento en negociaciones con México, sugirió expandir el reclutamiento de fuerzas de seguridad e inmigratorias y fortalecer el control fronterizo. Propuso, además, la abolición de las ciudades santuario que operan como sitios seguros para recibir migrantes a la espera de sus turnos judiciales inmigratorios. DeSantis pareció concordar, mientras que Pence recordó la agresiva polÃtica de deportación que llevó a cabo la administración Trump. DeSantis, por su parte, arguyó que la clave yacÃa en su gobernación de Florida, donde despidió a fiscales progresistas "financiados por Soros," el milmillonario donante liberal judÃo devenido receptáculo de teorÃas conspirativas.
El extremo Vivek Ramaswamy, cuya campaña tomó prominencia tras una confrontativa aparición en el anterior debate, sugirió finalizar la ciudadanÃa por nacimiento para los hijos de inmigrantes indocumentados. La insistencia de Ramaswamy en tomar una posición por fuera del binarismo polÃtico tradicional y demostrar que no representa ni a republicanos ni a demócratas pareció jugarle en contra. Tras ganar protagonismo por acusar a sus co-candidatos de ser tÃteres y representar intereses oscuros, propuso evitar ataques personales y el respeto ante todo, una posición que no le ganó admiradores. (En un notable exabrupto, Haley afirmó que se sentÃa "un poco más tonta cada vez que lo escucho hablar").
El pasado 'woke' de Ramaswamy, el candidato republicano que oculta cómo se convirtió en millonario
Ante las preguntas de los moderadores-entre ellos la periodista colombiana Ilia Calderón-por las dificultades laborales que han ganado la escena en los últimos dÃas, el candidato Tim Scott responsabilizó el fracaso de las polÃticas económicas del presidente Biden, mientras que Ramaswamy enfatizó que la ‘victimización' por estas dificultades es una elección individual. Repitió además su propuesta (imposible) de un radical recorte de gastos en el gobierno federal, y la eliminación por completo del déficit presupuestario, algo que su experiencia como empresario le permitirÃa llevar a cabo. DeSantis, siempre utilizando su gobierno en Florida como ejemplo y priorizando la ‘guerra cultural' por sobre las propuestas materiales, habló de prohibir la invasión cultural de China en los campus universitarios (encarnada, según él, en los institutos de ‘estudios confucianos'). Recibió un fuerte aplauso tras afirmar que la remoción, por parte de Florida, de los beneficios de welfare para sus ciudadanos eran parte clave del éxito económico del estado. Pence, quien propuso prohibir lo que él ha llamado el ‘transgenderismo,' insistió en la revitalización económica llevada a cabo por Trump, aunque se rehusó a nombrar medidas económicas concretas.
Constantes referencias a Ronald Reagan, en cuyo honor se inauguró el debate, trajeron de regreso la ‘nueva guerra frÃa' con China. Si bien la mayorÃa de los candidatos sugirieron que superar económicamente al paÃs asiático era el punto clave, tanto Christie como Haley enfatizaron su preocupación por la alianza China-Rusia. Ramaswamy, fiel a su estilo, se rehusó a defender por completo la causa ucraniana tras una semana en la que el parlamento canadiense aplaudió a Vladimir Zelensky y a un exmiembro ucraniano de las SS Nazis durante la Segunda Guerra Mundial. Las crÃticas de Ramaswamy a la "aristocracia" y la "tecnocracia" de Washington y la Reserva Federal también recibieron aplausos, aunque el precandidato no supo ofrecer mayores propuestas para solucionar las problemáticas económicas que enfrenta el paÃs. El resto de los candidatos defendió la reducción impositiva y Pence aprovechó para recordar la serie de recortes que llevó a cabo durante el gobierno de Trump.
Si bien un tono de elevada conflictividad caracterizó el debate, el consenso fue la nota preponderante del mismo, no obstante el esfuerzo que hicieron los candidatos por diferenciarse. Salvo Christie, quien se confirmó sin miedo de criticar a ‘Donald Duck,' y Ramaswamy, quien pareció haberse ganado el desdén del podio en el anterior debate, primó la homogeneidad de opiniones: militarizar la frontera, derrotar a China, reducir el déficit fiscal, y prohibir la ‘ideologÃa' en la educación. Estas posiciones-en gran medida avanzadas primero por Trump hace años-se mantuvieron en el centro de las propuestas de los candidatos. La pregunta, a medida que se aproximan las primarias y la distancia de Trump con el resto del campo solo parece acrecentarse, es si la estrategia de apaciguamiento seleccionada por todos, a excepción del casi-derrotado Christie, fue la correcta. Han sido estos debates, a los que el principal lÃder intelectual y polÃtico del partido no se ha presentado, ¿un ejercicio de futilidad mediática, o un esfuerzo serio de pensar una alternativa al expresidente Trump? La respuesta no parece en duda.
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