La primavera por fin llegó a Nueva York, y también lo hizo Donald Trump. En menos de dos semanas, el ex presidente tuvo que regresar a su ciudad natal para rendir cuentas ante la justicia. Su séquito motorizado llegó por la mañana a la oficina de la fiscal general Letitia James en el distrito financiero de Manhattan mientras un grupo de manifestantes le esperaban coreando "Nueva York te odia". El republicano hizo lo que el manual decÃa que tenÃa que hacer: entrar, no declarar e irse.
La investigación en esta ocasión hace referencia a un caso civil de alto riesgo presentado por el estado de Nueva York contra el ex presidente, algunos de sus hijos y su imperio empresarial en expansión. La demanda, presentada en septiembre pasado por la fiscal general de Nueva York, alega que Trump, sus hijos Donald Trump Jr., Eric Trump e Ivanka Trump, y la Organización Trump estuvieron involucrados en un esquema expansivo que duró más de una década al proporcionar declaraciones financieras falsas a prestamistas y otros que el ex presidente usó para enriquecerse.
Trump regresa a Nueva York para enfrentar otra demanda de la fiscal afroamericana a quien acusa de "racista a la inversa"Los Trump han negado haber actuado mal, y cuestionan los $250 millones y las prohibiciones para operar un negocio en el estado a las que pueden tener que hacer frente.
El caso está programado para ir a juicio en octubre, y según el abogado de Trump "se mantiene firme en su postura de que no tiene nada que ocultar, y espera educar a la fiscal general sobre el inmenso éxito de su compañÃa multimillonaria", dijo Alina Habba, en un comunicado.
"Construà una empresa excelente y próspera, empleé a miles de personas, construà magnÃficas estructuras en todo el mundo, pero particularmente en Nueva York, y ahora tengo que demostrárselo a esta low life (mala vida ) que hizo campaña en mi contra diciendo 'voy a atrapar a Trump', incluso ¡antes de saber nada de mÃ!", escribió Trump en su red social, refiriéndose a las declaraciones que James hizo durante su campaña de 2018 sobre sus intenciones de investigar a Trump.
Al tratarse de un caso civil, si un acusado hace valer la Quinta Enmienda, el derecho a no hablar, el jurado puede hacer lo que se conoce como una "inferencia adversa" y poner peso en contra de Trump por negarse a responder preguntas.
La investigación sobre las prácticas comerciales de Trump comenzó en 2019 bajo la dirección del ex fiscal de distrito de Manhattan, Cyrus Vance, y continuó cuando el fiscal de distrito de Manhattan, Alvin Bragg, asumió el cargo a principios del año pasado.
James, quien hizo campaña con la promesa de investigar a Trump, presentó la demanda en septiembre contra el ex presidente alegando que el republicano sobreestimó el valor de más de 20 propiedades y activos que posee, incluido su club privado y residencia en Palm Beach, Mar-A-Lago, junto con su ático en la torre Trump en el centro de Manhattan.
Forbes reveló en 2017 que Trump triplicó el tamaño de su penthouse de 11.000 pies cuadrados y el reportero que entrevistó a Trump y recorrió el apartamento, fue citado en el caso de la fiscal sobre sus hallazgos.
Trump se refiere a este caso como parte de la caza de brujas en su contra, a la vez que saca partido económico y electoral de todas las acusaciones en su contra. Paralelamente a sus obligaciones ante la justicia, el equipo de marketing del republicano manda correos a sus simpatizantes pidiendo donaciones ante lo que califica de persecución polÃtica financiada por George Soros.
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