Diciembre fue un mes accidentado para Tesla, la compañÃa de automóviles eléctricos fundada y dirigida por el megamagnate de origen sudafricano Elon Musk. Hace alrededor de dos semanas, la firma retiró del mercado de Estados Unidos casi la totalidad de sus vehÃculos-alrededor de dos millones de unidades entre sus varios modelos-tras recibir presiones de reguladores de protección al consumidor por problemas con sus sistemas de piloto automático. Además, en los últimos dÃas una investigación de la agencia Reuters reveló problemas permanentes con la suspensión y transmisión de los vehÃculos de la compañÃa, y su ocultamiento sistemático a lo largo de años.
Como compañÃa bandera y máxima representativa del "método Musk" para perseguir la innovación tecnológica y dominar los mercados, la cultura de secretos e indiferencia por la seguridad de operarios y consumidores que caracteriza a Tesla facilita la comprensión de su fundador y CEO, una de las personas más poderosas del mundo en la actualidad.
Esto llevó a dos senadores nacionales demócratas -Richard Blumenthal, de Connecticut, y Edward J. Markey, de Massachusetts- a escribir una carta expresando su preocupación por las revelaciones del informe y solicitando que Tesla rectifique "representaciones falsas y engañosas" hechas a la administración nacional de tránsito en carreteras (NHTSA por sus siglas en inglés). La revelación principal, sin embargo, no son las abundantes fallas de calidad, si no que Tesla ha tenido conocimiento de las mismas desde 2016 pero se ha rehusado a reconocerlo (de manera pública o privada) o tomar cartas en el asunto.
La lucha de Musk con Zuckerberg se debe a un conflicto de fondo
Estas dificultades en el control de calidad de los productos de Tesla son solo las más recientes en la historia de una compañÃa reconocida tanto por sus innovaciones dentro de la industria de vehÃculos eléctricos como por los problemas de calidad de sus productos.
En el 2018, sus problemas de producción hicieron que la empresa y su errático CEO se conviertan en "hazmerreÃr" (como sugirió el New York Times) de la industria. El notable y efectivo manejo que hizo Tesla de la emergencia pandémica, logrando aumentar sus ventas un 87% interanual (casi novecientas mil) contra una industria automotriz tradicional golpeada y con ganancias en caÃda. No obstante, esa suba en producción y comercialización trajo consigo un volumen considerable de problemas de calidad y casi medio millón de vehÃculos retirados del mercado por falencias en su construcción.
Tesla no es la única compañÃa de Musk con un historial de productos con problemas de calidad. Con anterioridad, este año se confirmó que Neuralink, la cual busca desarrollar chips implantables en cerebros humanos capaces de operar como interfaces digitales, causó sufrimiento y muertes innecesarias a sus animales experimentales para acelerar su progreso experimental a pedido, explÃcito, de Musk.
SpaceX, la compañÃa de Musk que administra y desarrolla tecnologÃa de cohetes y satelital, escondió cientos (al menos 600, según Reuters) de incidentes de salud que involucraron operarios y trabajadores. Esto fue descripto por empleados como parte de un ambiente de trabajo con inherente peligrosidad pero carente de regulaciones de seguridad o protección laboral adecuadas. Entre los antecedentes, se destacan el polémico despliegue de la red de internet satelital Starlink en la guerra entre Ucrania y Rusia y el manejo que Musk ha hecho de la red social Twitter, la cuál renombró X tras adquirirla por 44 mil millones de dólares a fines de 2022. X también ha sido sujeto a graves controversias tras el colapso de sus anunciantes más importantes luego de escándalos por el antisemitismo de Musk y la moderación de contenido durante su regimen.
Las innovaciones logradas por Musk y sus emprendimientos son innegables, desde desarrollar un mercado para automóviles eléctricos hasta la reutilización de plataformas de lanzamiento de cohetes. Su capacidad para impulsar la transformación tecnológica y la innovación, dejando de lado tanto su salud como la de sus empleados, es lo que le permitió convertirse en el hombre más rico del mundo hace ya varios años.
Sin embargo, muchos, incluyendo senadores y otros personajes de alto poderÃo dentro del mundo de la polÃtica y los negocios, perciben el creciente poder de Musk como una amenaza al funcionamiento correcto de las regulaciones de seguridad y bienestar. La posición cuasi monopólica que caracteriza a sus compañÃas -producto tanto de su vanguardismo tecnológico como de la brutal competitividad comercial de su propietario- le ha facilitado una posición de total poder sobre sus respectivas industrias. Sin competencia, los incentivos para adecuarse a las regulaciones que rigen un mercado son llanamente menores, ya que sus consumidores -con frecuencia interesados en el trasfondo ético de los productos de Tesla tanto como en su funcionalidad- no tienen alternativas.
La resurrección de Altman y la guerra secreta de tribus por la Inteligencia Artificial
Un ejemplo mayor fue propiciado por otra investigación de Reuters. Esta reveló que hace ya una década Tesla alteró las predicciones de autonomÃa de la baterÃa, generadas en tiempo real por la computadora de a bordo del automóvil. Esto con frecuencia dejó a usuarios varados de manera sorpresiva, y sin capacidad de acercarse a una estación de recarga para continuar asà su viaje. La motivación para esta modificación fue, según Reuters, el marketing de la compañÃa entonces novedosa. No obstante, la respuesta a las miles de quejas recibidas por parte de compradores enfurecidos, que traÃan sus vehÃculos a centros de servicio de Tesla para constatar la correcta funcionalidad de sus baterÃas, fue armar un "equipo de distracción" en su oficina de Las Vegas para cancelar la mayor cantidad de turnos posibles.
Es en este contexto que la resolución para muchos de los problemas de calidad que han sido reportados por usuarios-transmisiones y suspensiones que ceden o dejan de funcionar tras escasas millas; un autopiloto que falla al ver luces resplandecientes y que es incapaz de reconocer si el sistema de piloto automático cuenta con la supervisión del usuario-ha sido insatisfactoria. Muchos clientes se han visto responsabilizados por fallas ocurridas en vehÃculos de reciente manufactura, y el actual recall masivo de dos millones de automóviles ocurrió solo tras dos años de investigación por la NHTSA. Las condiciones en las que opera Tesla -acaparó alrededor del 65% del mercado en automóviles eléctricos en 2022 dentro de los Estados Unidos- le permiten maximizar sus ventas en detrimento de la calidad de sus productos y la seguridad de sus clientes.
El comportamiento de Tesla y las demás compañÃas de Musk, si bien anómalo en el ecosistema comercial ‘mainstream', es tÃpico de las start-ups y demás emprendimientos tecnológicos de Silicon Valley. Estos mantienen un estricto código de secreto sobre sus innovaciones y posibles ventajas competitivas-reales o ficticias, como el caso de Theranos-y priorizan la disrupción de mercados preestablecidos y el crecimiento a ritmo frenético y desbocado como estrategia para eliminar a la competencia y el orden preexistente. Si la compañÃa es exitosa, logrará una posición cercana al monopolio, habiendo erradicado a la competencia. No obstante, ese crecimiento alocado y desprevenido con frecuencia conlleva fallas de calidad, puntos débiles de producción y en distintas áreas consideradas "secundarias" al desarrollo y la investigación de nuevos productos. Si bien esto puede pasar desapercibido dentro de áreas sin riesgo de vida o daños severos a consumidores, en lo que concierne a la producción de autos con sistemas de conducción automática, la realidad es otra.
Please do not cut or paste our notes on the web, you have the possibility to redistribute them using our tools.